Hay suficientes alternativas para sustituir los combustibles fósiles en el transporte, de aquí a 2050, por otros más ecológicos, como la electricidad y los biocarburantes. Esta es la principal conclusión que se desprende del estudio Future transport fuels, elaborado por el European Expert Group on Future Transport Fuels. A partir de aquí queda entrar al detalle, aunque antes, otra anotación general: la eficacia de los combustibles fósiles en los nuevos vehículos ha mejorado y expulsan menos CO2, pero las emisiones totales procedentes del transporte han aumentado un 24% entre 1990 y 2008 y representan el 19,5% del total de gases de efecto invernadero de la Unión Europea (UE).
Urge un cambio y los biocombustibles están situados en buena posición según el informe. Son los únicos que pueden generar energía para todos los modos de transporte: coches, aviones, trenes y embarcaciones. Entre las diferentes opciones que baraja el informe para alimentar esas modalidades, la electricidad solo aparece en el transporte por carretera (para distancias cortas) y en los ferrocarriles. Al hidrógeno se le cita también como una alternativa a los coches para distancias medias y en embarcaciones ligeras, en especial destinadas a aguas interiores.
A los biocombustibles se les considera idóneos para cubrir largas distancias en el transporte por carretera, para algún tipo de ferrocarril, para la aviación y en todo tipo de embarcaciones, marinas y fluviales. En un escenario de “descarbonización” ideal y real, como el que plantea el informe para 2050, la biomasa sustituiría paulatinamente a los combustibles fósiles menos contaminantes, como los sintéticos, el metano y los gases licuados del petróleo, gas y carbón.
Lo primero, garantizar la sostenibilidad
Las alternativas que se citan en el ámbito de los biocombustibles para cubrir un transporte “descarbonizado” son muchas y todas conocidas, aunque con diferente grado de desarrollo e implantación comercial: biodiésel, bioetanol, biometano, aceites vegetales hidrogenados (HVO en sus siglas en inglés), alcoholes superiores a partir de procesos sintéticos, DME (dimetiléter a partir de la biomasa) y biomasa convertida en líquido (BTL, en sus siglas en inglés).
Los autores de Future transport fuels no dejan pasar la oportunidad de reincidir en que todos estos biocarburantes deben reunir las máximas garantías de sostenibilidad, sean de primera o de segunda generación. “Los principales combustibles alternativos considerados deben producirse a partir de bajas emisiones de carbono y, finalmente, a partir de fuentes libres de carbono”, se señala. Además, entienden que el cambio indirecto de uso del suelo también se debe considerar para medir dicha sostenibilidad.
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http://ec.europa.eu
Al Costa: Está bien que en las calderas se use los desechos como combustible para generar electricidad. Lo que está mal es que no se contemple reducir el QUEMADO de cualquier combustible, pues aunque sea un derivado agrícola siempre consumirá oxígeno y producirá anhídrido carbónico [ley de la química]. Por eso es que se deforestan millones de hectáreas de bosques nativos para sembrar palma aceitera, que por ser un cultivo ajeno al medio necesita mucho abono químico que destruye la tierra, es decir, los microorganismos que forman parte del subsuelo y mantienen a los bosques milenarios. Una pregunta: ¿tú no usas azúcar con tu café, chocolate, etc?