Los sindicatos creen que la parada de la planta de Babilafuente es una ?medida de presión al Gobierno?

Como recogía el Diario de León tras el anuncio de la nueva parada de Babilafuente, el secretario provincial de UGT en Salamanca, Agustín Rodríguez, interpreta el parón de la planta salmantina como una “medida de presión al Gobierno”. Rodríguez ha asegurado que con el cierre se vuelve “a la misma situación de antes” -la planta es la segunda vez que pasa por esta situación desde su puesta en marcha en abril de 2006- y se mostró “convencido” de que el anuncio responde a un intento de presionar al Gobierno para que incremente los porcentajes de aplicación del bioetanol en el petróleo.

Del mismo modo, el diario El Mundo se hacía eco estos días de las palabras de Vicente de la Peña, presidente del sindicato agrario ASAJA, que calificaba de “impresentable” que el Gobierno todavía no haya legislado la obligatoriedad de mezclar carburantes fósiles con biocarburantes. El Gobierno aprobó el 13 de junio de 2007 una Ley que fija la obligación legal de uso de biocombustibles en una proporción de 5,83%. Dicha Ley fue aprobada por el Parlamento pero en la actualidad se encuentra en proceso de revisión por parte de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) un proyecto de Orden Ministerial que desarrolla el marco legislativo de la incorporación de biocarburantes al combustible. Por ese motivo, De la Peña, consideraba que la paralización de la producción de Babilafuente obedece a una "medida de presión" de la empresa al Gobierno para que se adelante la instalación de puntos de suministro de bioetanol, que en principio no serán obligatorios hasta el 2010. El sindicalista agrario ha asegurado que la planta de Babilafuente tenía contratadas 140.000 toneladas de cereal con anterioridad a este parón, que ya han sido molturadas y recuerda que Ebro Puleva y Abengoa “no han cerrado ni la fábrica que tienen en Cartagena, ni la de Coruña. Tampoco conozco alguna fábrica europea haya cerrado”. Según De la Peña, el problema es que "Babilafuente ha perdido su casi único cliente (Alemania) y no puede sacar el bioetanol elaborado".

Sin embargo, otro sindicato, el de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Castilla y León no coincide con esta visión y emitía un comunicado recogido por la agencia Ep en el que consideraba que la única responsable del cierre de la planta de bioetanol de Babilafuente, en Salamanca, es la propia empresa propietaria "ya que el precio al que hicieron los contratos de cereales agroenergéticos en su día con los agricultores ni siquiera cubre los costes de producción de estos". Según UPA, Abengoa limitó a 18,50 pesetas/kilo el precio fijado en el contrato cuando actualmente el mercado de la cebada está marcando unas cotizaciones en la cebada en torno a las 39 pesetas o de 45 pesetas/kilo en trigo. Sin embargo, para este sindicato, la situación del mercado ha supuesto que los precios actuales estén "muy por encima" de lo que quería asumir Abengoa, "por lo que ahora no existe cereal que se destine al bioetanol de Babilafuente, ya que el precio de mercado está muy por encima del de los contratos agroenergéticos". "De hecho, muchos agricultores antes del 30 de mayo renunciaron al contrato agroenergético con Abengoa ante la diferencia de precios que pagaba ésta y los que cotizaban en el mercado", continuaba UPA, que consideró que éste es el "único motivo" del cierre de la fábrica en la provincia de Salamanca, "tal y como ya ocurrió el año pasado, porque no resulta lógico intentar acaparar materia prima a un bajísimo precio a costa de los propios agricultores, en una situación como la actual, donde en muchos casos estos no pueden asumir los costes de producción si perciben 18,50 pesetas/kilo".

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Los sindicatos creen que la parada de la planta de Babilafuente es una “medida de presión al Gobierno”