La reacción mundial al veredicto de la pasada semana del Tribunal de Justicia de la UE, que respalda la inclusión de todos los vuelos que aterricen o despeguen de la UE en el sistema europeo de derechos de emisión de CO2, ha sido notoria. Se habla incluso de guerra comercial por parte de Estados Unidos, China e India. En un comunicado de prensa, la IATA expresa su decepción por la decisión del tribunal, y avisa que la entrada o no en el comercio de emisiones depende de decisiones jurídicas y políticas de terceros países. Ante este panorama, la IATA recuerda que “los biocarburantes ofrecen la mayor esperanza para la aviación de reducción de emisiones de CO2; hasta un 80 por ciento si la industria logra hacerlo bien”.
Hace un mes, durante el IATA Fuel Forum celebrado en París, Tony Tyler, director general de la organización, afirmó que “el transporte aéreo necesita un combustible que sea seguro, ambientalmente responsable y que garantice un suministro fiable y a un costo razonable". Acto seguido, Tyler reconoció que ese combustible “está estrechamente vinculado a uno de los grandes retos de la aviación: reducir sus emisiones de carbono”. Para el sector de la aviación comercial, los biocarburantes que se han utilizado ya en algunos vuelos son seguros y sostenibles, pero “todavía son caros y la oferta es limitada”.
Los seis pasos hacia la aviación sostenible con biocarburantes y algunos ejemplos de ellos
Durante la conferencia de París, el máximo responsable de la IATA describió los seis pasos que a su juicio deben dar los gobiernos para facilitar una comercialización exitosa de biocarburantes sostenibles: fomentar la investigación en nuevas materias primas y procesos de refino; inversión pública y privada; incentivos para que las aerolíneas usen los biocarburantes; exigir el compromiso de asumir altos criterios de sostenibilidad internacional; aprovechar al máximo las oportunidades de la economía verde; y fomentar coaliciones que abarquen todos los eslabones de la cadena de suministro. Esto último es lo que han hecho ya algunos países, España incluida.
En la línea de investigar para mejorar rendimientos y costes, Virgin Australia firmó recientemente un acuerdo con la compañía de biocarburantes Licella para apoyar la comercialización de un nuevo y singular proceso que utiliza un reactor catalítico hidrotermal (CAT-HTR). El bioqueroseno se obtendría a partir de una amplia gama de biomasas, incluyendo residuos agrícolas y ganaderos, y, según los promotores de la iniciativa, su proceso de producción sería más simple y menos costoso, al eliminar determinados pre-tratamientos. Desde algunas ONG ambientales consideran que estos avances son insuficientes para garantizar la sostenibilidad de los biocarburantes en la aviación. El caso más destacable es el de Amigos de la Tierra, en cuyo informe Obviando los hechos: El lavado verde de la aviación a través de los agrocombustibles, afirma que esta apuesta de la industria es una estrategia más para su expansión, que no contribuye a reducir ni la demanda de vuelos ni las emisiones de CO2.
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