Los organizadores de estos eventos afirman categóricos que “ya no es ningún secreto: el sector europeo de los biocombustibles se dirige directamente hacia su primera gran crisis financiera”. Son muchas y variadas las causas que llevan a esta conclusión tan pesimista: la oferta de materia prima es escasa y aumentan los precios; las localizaciones, escala de producción y tecnología no se basan en las mejores prácticas y experiencias, ni tampoco se ajustan a las políticas oficiales; no hay coherencia entre las distintas políticas nacionales y comunitarias; y las ONG y otras instituciones cuestionan el perfil ambiental del sector, así como sus posibles consecuencias para la oferta de alimentos.
Beneficios que no se pueden enseñar ni en casa
Tampoco les pasa por alto en este diagnóstico el que “algunos agentes del sector se están comportando de forma oportunista en lugar de desarrollar un negocio sostenible. La producción local está amenazada por el programa de subsidios a la exportación de Estados Unidos (B99)”.
Las consecuencias no son mucho más halagüeñas, según el Biofuel Summit & Expo 2008: “se habla de los primeros casos de cierre de plantas de producción, de unos márgenes de beneficio neto que no se pueden enseñar ni en casa; los agricultores europeos dicen que no pueden producir materia prima para biocombustibles porque los precios de venta son demasiado bajos; los productores dicen que no pueden producir porque los precios son demasiado altos; y los bancos están saliendo silenciosamente del sector, evitando a los biocombustibles en sus carteras y redirigiendo sus inversiones hacia otros sectores”.
Por último, las citas de abril en San Petersburgo y Madrid pueden servir para despejar algunas de las dudas que adelantan los organizadores, entre las que se encuentra la de saber si, a pesar de las críticas a las importaciones, no habrá más remedio que acudir a ellas para cumplir con los requisitos y objetivos que marca la Unión Europea.
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