La cubierta del recinto de talleres y cocheras del Metro de Granada se ha convertido en una cubierta vegetal y fotovoltaica con más de 3.300 metros cuadrados de superficie ajardinada y 1.400 placas fotovoltaicas, lo que va a permitir a Metro de Granada ser más sostenible y ahorrar un 25 % en su consumo energético gracias al autoconsumo. Además, se refuerza el carácter sostenible del metro, disminuyendo la huella de carbono y mejorando la eficiencia energética propia del medio de transporte colectivo. Las obras de esta cubierta han supuesto un coste de 6,36 millones de euros, a los que hay que sumar un millón más de la instalación de placas solares, lo que arroja un montante total de 7,3 millones, cofinanciados con fondos React de la Unión Europea, según informa la Junta de Andalucía.
La enorme estructura, de 9.000 metros cuadrados construida sobre 120 pilares de una altura máxima de 12 metros, alberga ocho vías con capacidad para el estacionamiento de hasta 32 unidades. Este aforo es más que suficiente, no sólo para albergar la actual flota de 15 unidades, sino para las ocho nuevas unidades adquiridas para la mejora del servicio y la futura Prolongación Sur del Metro de Granada. La nueva cubierta supone una significativa mejora en el mantenimiento de los trenes, alargando la vida útil de las unidades y mejorando las condiciones de trabajo de los operarios. Las instalaciones existentes sólo tenían protección para seis unidades en la nave de talleres, por lo que el resto de los trenes se encontraban a la intemperie, algo que no favorece la óptima preservación, ni el confort para el desarrollo de las tareas del personal de mantenimiento y operación.
Características de la cubierta
La cubierta está diseñada a partir de unas superficies triangulares que albergan las placas solares y plantas autóctonas, que contribuyen al aislamiento térmico y reducen la temperatura ambiental. Sobre la superficie superior, que se ve desde la GR-30 de Granada, emergen tres lucernarios o claraboyas que aseguran la iluminación y la ventilación natural en caso de un cierre hipotético futuro del espacio inferior. Toda la producción eléctrica de la instalación fotovoltaica de la nueva cubierta, unida a otros dos contratos de placas que se están colocando en otras instalaciones del metro de Granada, será consumida por el metro para dar cobertura a su demanda energética. Sumando todas las placas fotovoltaicas que se están instalando, el autoconsumo del metro podrá situarse en el 25%, rebajándose así el coste de la factura energética de este sistema de transporte.
La superficie vegetal, por su parte, será capaz de absorber 20 toneladas de CO2 a la atmósfera al año, lo que contribuye a la lucha contra el cambio climático. En este sentido, se han utilizado plantas autóctonas que requieren poco mantenimiento, y que conforman una solución paisajística acorde con el entorno. Debido a las grandes dimensiones y a su diseño arquitectónico, la cubierta vegetal está llamada a convertirse en una imagen icónica de la marcada reputación ambiental del metro y de su compromiso con el entorno y los ciudadanos, ofreciendo un servicio de transporte limpio y saludable en el área metropolitana de Granada.