La Palma Renovable es un movimiento ciudadano que nació hace tres años en la isla de La Palma, en Canarias, como respuesta a la innación energética social y política presente en la isla. Los primeros movimientos se enfocaron en defender la soberanía energética y una electricidad 100% renovable para la isla -que en estos momentos se sitúa en un 10%- con la Ruta por la Soberanía Energética y la aprobación del Manifiesto del Electrón. La Palma, por tanto, ya tiene un trayecto reconocido de trabajo ciudadano, iniciado por la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y financiado por el Cabildo de La Palma para alcanzar el objetivo de llegar a una isla 100% renovable a través de un modelo participativo, siguiendo siempre un modelo democrático, descentralizado y desde la ciudadanía.
Ahora su trabajo principal es la creación de una comunidad energética a través de varias instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, en concreto, veinte instalaciones, una en cada municipio de la isla. El último paso alcanzado ha sido la configuración de una entidad jurídica, exactamente la cooperativa Energía Bonita. Trabajan a nivel cooperativa para que se ejecute más rápido, pero también a nivel comunitario porque se trata de un proyecto que busca el bien común.
Desde 2019 ya se empezó a pensar en la idea, cuando La Palma fue seleccionada para el proyecto piloto de la Comisión Europea de Energía Limpia para las Islas. Esto provocó que la isla de La Palma fuera una de las seis islas piloto para poner en marcha el proceso de transición energética con territorios insulares y para ayudarlas a ser más autosuficientes, prósperas y sostenibles. Desde entonces ya se está trabajando. La Comunidad Energética empezó a surgir en marzo del pasado año, cuando se hizo una presentación del proyecto con un estudio de viabilidad de un autoconsumo colectivo de 100 kW en el municipio de San Andrés y Sauces sobre un estanque de la Comunidad de Regantes.
Los siguientes pasos estuvieron relacionados con la elaboración de los estatutos y los trámites que conlleva; un proceso que se ha demorado más de medio año hasta poder crear la cooperativa. La próxima meta es abrir el proceso para que se inscriban los socios y socias, y pedir a la distribuidora el punto de conexión para la primera instalación. Por el momento tanto el Cabildo, como los municipios y la ciudadanía quieren formar parte.
El objetivo de esta comunidad energética es realizar autoconsumos compartidos de 100 kilovatios en todas las instalaciones que sea posible; unas instalaciones que se harán sobre cubiertas o superficies antropizadas, especialmente en núcleos urbanos evitando de esta forma tener que hacerlo sobre el suelo. Además, han recopilado estudios en los que se señala que con las cubiertas disponibles hay suficiente espacio para hacer las instalaciones fotovoltaicas. Incluso han realizado una petición al Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) para que modifiquen la distancia de los 500 metros y la amplíen hasta dos kilómetros, para poder realizar autoconsumos compartidos incluso entre municipios cercanos, muy comunes en La Palma.
Con la urgencia que desata el cambio climático, desde La Palma Renovable aplauden el trabajo del IDAE y la iniciativa para crear grupos que aporten todas esas capacidades necesarias a la hora de crear una comunidad energética a la ciudadanía, las pymes y las administraciones locales. En este caso concreto, este proyecto cuenta con el apoyo de las administraciones tanto a nivel local, como nacional y europeo, una ventana de oportunidad que no quieren dejar escapar. El objetivo a medio plazo, exactamente en cinco años, es que La Palma cuente con dos megavatios renovables instalados y funcionando.
Participación y empoderamiento
La Palma es una isla desempoderada, lo que implica que este proceso sea necesario a la vez que complicado. El nacimiento de una comunidad energética necesita participación ciudadana y también especialistas en la parte técnica, económica y social. Por ello, La Palma Renovable está liderando este trabajo en toda la isla en su conjunto, aprovechando la experiencia y el compromiso previo. Las primeras impresiones de este nuevo proyecto son de ilusión y expectación por parte de la ciudadanía. Asimismo, y para demostrar que el autoconsumo es una tecnología vital para las islas, esta organización realizó una jornada de talleres en los que simulaban que durante una semana no llegaba ningún barco al archipielago, es decir, que no tenían energía.
Por su parte, desde que se creó la cooperativa, se ha configurado también el Club de la Buena Energía. Se trata de un foro de reflexión, participación y aprendizaje en La Palma en el que se compartirán actividades relacionadas con la sostenibilidad, la transición energética y el cambio climático. Una iniciativa que nace de la necesidad de generar una participación clara y fácil.
Cooperar por el volcán
La situación del volcán, por su parte, se ha convertido en un aliciente ya que está creando un pequeño ecosistema de cooperativismo entre la ciudadanía de La Palma. La mayoría de los afectados, y los que no, optan por trabajar conjuntamente por la reconstrucción y por el bien común. Esto está generando una red para repensar la recuperación desde el punto de vista cooperativo. Esta comunidad energética, la primera que ya tiene figura jurídica y que está empezando a avanzar, puede convertirse, por tanto, en ejemplo y luz para todo lo que está por llegar.