Un aire de cambio de paradigma planea sobre el autoconsumo constantemente. Por lo que significa, de democratización de la energía, de localización, de soberanía. Y porque es alternativa ya real, ya presente, al viejo paradigma que representan, como ninguna otra tecnología de generación de electricidad, las grandes centrales nucleares o... la gran hidráulica. El IV Congreso Nacional de Autoconsumo ha congregado en Valencia durante dos días a más de 300 profesionales (una sesentena de ponentes) que han abordado el autoconsumo desde todas las perspectivas imaginables. Pero ha sido quizá la primera presentación, la del director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) la que ha fijado como nadie ese cambio de paradigma, cambio de era. El autoconsumo está lanzado, como muchos predijeron hace años o como nadie imaginó. Los números de la última legislatura, tras la derogación del impuesto al Sol, están siendo de escándalo. Lo dijo la secretaria de Estado de Energía en el acto de inauguración del Congreso, también ayer: el autoconsumo ha crecido un 1.200% desde 2018: "ningún otro sector ha avanzado tanto como el autoconsumo en este país", que ha multiplicado por 26 -según los datos de APPA- la potencia solar fotovoltaica instalada en autoconsumos en estos cuatro años.
Pero es que las previsiones, por conservadoras que sean, apuntan hacia un horizonte que seguramente casi nadie se hubiera atrevido a aventurar hace cuatro años. Ayer, en el marco del Congreso, APPA, por boca de su director general, le puso números y fechas a lo que queda de década. La Hoja de Ruta del Autoconsumo -dijo González Moya- prevé un "escenario objetivo" de 9 gigas para 2030 y uno de "alta penetración" de 14 gigas. "Al paso que vamos, con un escenario plano de hacer dos gigavatios al año, a estos ritmos, en 2024 habremos alcanzado el escenario objetivo y en 2027 el escenario de alta penetración". Moya adelantó además que "parece que el Ministerio va a actualizar esto [el objetivo de autoconsumo] a la vez que revisa el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. Si hiciéramos a partir de ahora dos gigavatios al año -ha concluido- estaríamos hablando de 21 gigavatios de autoconsumo en 2030".
El director general de APPA dio otra cifra muy interesante: la demanda de potencia instantánea del global del país está en torno a los 38 ó 40 gigas. Ahora, ya. En 2022 ha sido así. Por lo que tener 20 gigas de autoconsumos, en ese escenario, podría ser calificado de disruptivo.
González Moya no se ha dejado llevar sin embargo por el entusiasmo. El director general de APPA ha señalado con precisión los varios "desafíos" a los que se enfrenta el autoconsumo.
El primero que ha mencionado ha sido el del vertido cero. "Hay muchas instalaciones que tienen sistema antivertido ante la imposibilidad de verter producción", ha dicho.
El problema es tal y como sigue: muchas empresas que han llenado sus cubiertas de paneles fotovoltaicos para alimentar sus máquinas con esa electricidad solar “desconectan” sus instalaciones de autoconsumo cuando llega el fin de semana y echan el cierre. ¿Y por qué las desconectan si un sábado soleado o un domingo de Sol también pueden producir electricidad? Pues por culpa –apuntan desde APPA– de ciertas barreras técnico-regulatorias que impiden que puedan verter esa electricidad excedentaria a la red (electricidad que el domingo no necesitan ni pueden autoconsumir). ¿Tamaño del agujero? Según APPA, se desaprovecha el 19% de la producción, el equivalente a 160 millones de euros. [Sobre el particular léase el reportaje que publicamos en la edición de marzo, ER 219. Página 60].
"El problema son las dificultades que tenemos de acceso a las redes -ha dicho en el Congreso Moya-. No hay capacidad. Tenemos que abrir esa capacidad. Se tiene que hacer efectiva la reserva de capacidad establecida en los dos últimos reales decretos leyes".
Según los datos de APPA, en 2022 los autoconsumos cubrieron el 1,8% de la demanda del país, pero es que hay un 0,4% adicional de demanda que los autoconsumos podrían haber cubierto y que no están cubriendo por culpa de ese problema.
"Estamos perdiendo la posibilidad de cubrir más demanda de electricidad, porque estamos desaprovechando buena parte de las instalaciones. Ahora mismo estamos cubriendo ese 1,8%, pero el 0,4% lo estamos perdiendo. Y parte de eso lo estamos generando con gas".
Porque si no generamos esa electricidad limpia que podríamos generar, los usuarios que tienen que comprar electricidad en vez de comprar esa electricidad 100% limpia (esos excedentes que me sobran y que yo debería poder vender al mercado) tendrán que comprar la electricidad que necesitan en el mercado, y en el mercado la electricidad es limpia solo al 40% (el 60% de la electricidad que circula por la red sale de centrales térmicas que queman combustibles fósiles o centrales nucleares).
"Esa imposibilidad de verter a la red por falta de capacidad nos hace perder dinero como sector", ha dicho Moya. "Toda esa energía no aprovechada significa pérdidas. Primero, para los titulares de las instalaciones. Y después, para todos en conjunto, para todos nosotros, porque esa energía luego hay que ir a mercado a comprarla... afortunadamente... a centrales renovables, pero también, mucha de ella, a centrales de gas u otras".
¿Perdedores?
Todos. Pierden las empresas, que tardan más en amortizar sus instalaciones de autoconsumo. Ahora mismo el plazo de amortización es muy corto (4, 5, 6, 7 años, depende del caso) y por eso sigue resultando tan atractivo el autoconsumo industrial (pero está claro que sería más atractivo aún si pudiesen verter y vender esos excedentes).
Pierde la ciudadanía, porque si las empresas ahorran costes en energía, esas empresas acaban ganando competitividad y, si ganan competitividad, pueden ajustar más los precios de sus productos, que acabamos comprando todos (APPA Renovables habla de una producción desperdiciada equivalente a 160 millones de euros).
Pierde el medio ambiente, porque kilovatio hora que no producen esas instalaciones solares (kWh limpio) es kilovatio hora que puede acabar saliendo de una central de ciclo combinado (ergo CO2) o de una nuclear (luego residuos de radioactividad milenaria).
Y estamos hablando además de potencia distribuida y de bajísimo impacto ambiental, pues la inmensa mayoría de los autoconsumos son sobre cubierta, y los que no lo son... pues están en suelo industrial.
Pierde también el Gobierno, que tiene unos objetivos que cumplir (lograr que el 74% de la electricidad sea renovable en 2030, objetivo que se ha autoimpuesto en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima)... y objetivo que podría alcanzar antes si las redes fueran como es debido o el Gobierno fuese más exigente con el marco regulatorio.
Y también pierde el sector, que está instalando menos potencia en autoconsumos. Y está ejecutando menos obra por varios motivos, siempre asociados a lo técnico-regulatorio.
Pero, aparte de ahondar en el autoconsumo (Congreso obliga), el director general de APPA, que es la asociación de "empresas productoras de energías renovables", también ha aludido al gran problema al que se enfrentan estas en la actualidad: la caída de la demanda.
Moya ha hecho un llamamiento a incentivar la demanda. Lo ha hecho con prolegómeno-repaso: "a finales de los 90 el país se industrializa, criterios de convergencia en toda Europa, la demanda de electricidad no hacía más que crecer conforme al PIB. Sin embargo, la crisis de 2007, que nosotros la vimos en 2010 y en adelante, hizo retroceder la demanda. Luego hemos visto algo de recuperación, pero los últimos años no acompañan. En 2022 ha habido prácticamente la misma demanda que en el año 2020. En abril del año 23 prácticamente hemos consumido la misma electricidad que en plena pandemia, que estábamos todos encerrados en casa y medio país paralizado. Parte de esa demanda la está cubriendo el autoconsumo, y eso está muy bien, pero eso no parece que sea suficiente como para estimular este sector [el de los inversores/productores]. Nosotros vemos claro que tenemos que estimular el sector, estimular el vehículo eléctrico, el almacenamiento y la electrificación".
El problema es grave. O puede serlo. Si no hay demanda, ¿quién va a estar interesado en invertir, promover, instalar nueva potencia de generación? "Estamos viendo instrucciones de los gestores de red que en determinados momentos hay que parar. De momento no está siendo algo dramático, pero es algo preocupante, sobre todo mirando a futuro. Por un lado está la integración efectiva de esos megavatios hora en el sistema. Y luego lo que nos preocupa también son los mercados. Los fines de semana estamos viendo muchísimas horas de precio cero. Este fin de semana hemos visto seis horas de precio cero. No se trata de lucro. Se trata de rentabilizar una inversión. Evidentemente la energía no vale cero. No nos podemos encontrar que en los próximos años al mediodía o en las horas de Sol la energía valga cero. Hay que equilibrar la oferta y la demanda".
El objetivo que fija el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima es que el 74% de la electricidad sea de origen renovable en 2030. "El año pasado tuvimos un 42% de electricidad de origen renovable -ha dicho Moya-, y ahí tenemos el objetivo del 74. A nosotros no nos cabe duda de que podemos conseguirlo e incluso llegar a más. Eso sí: es urgentísimo el tema de las pilas, las baterías, los almacenamientos en general, y urgentísimo desviar consumos al sector eléctrico. No tiene sentido seguir instalando si la demanda no va (...). En 2022 conectamos 8.700 megavatios. Casi una tercera parte, autoconsumos. Solar y eólica conectada a red, casi 6.000. Eso nos lleva por encima de la senda del objetivo del Plan. Y esto nos alegra, pero tenemos que acompañar todo esto con almacenamiento y con incentivos a la demanda".
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