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Por Juan Monge, analista principal de generación solar distribuida en Europa de Wood Mackenzie

Autoconsumo fotovoltaico en Europa: la senda hacia un crecimiento sostenido

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Motivada por la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética de 2022 ha sido el mayor revulsivo para la industria europea del autoconsumo fotovoltaico hasta ahora. La subida generalizada de las tarifas eléctricas, que llegaron a triplicarse en ciertos mercados, dio otro orden de magnitud a las perspectivas de negocio de los sectores residencial y comercial e industrial en toda Europa.
Autoconsumo fotovoltaico en Europa: la senda hacia un crecimiento sostenido

En España las instalaciones residenciales de 2022 duplicaron los volúmenes instalados en 2021 y el ratio de crecimiento del sector comercial e industrial en ese mismo año superó el 80%. Otros grandes mercados europeos como Alemania, Países Bajos o Italia experimentaron subidas incluso mayores, alcanzando volúmenes récord en 2023. Sin embargo, y ante la sorpresa de la mayoría de instaladoras, distribuidoras y fabricantes de componentes europeos fuera de España, 2024 ha certificado el fin del boom europeo del autoconsumo desencadenado en 2022, con fuertes caídas de los volúmenes instalados, a medida que los precios retail del kilovatio/hora han vuelto a niveles previos a la invasión de Ucrania. En base a las interconexiones de sistemas residenciales a las redes de distribución eléctrica reportadas oficialmente, el sector experimentará una caída en torno al 20% en Alemania, pese al auge de los microsistemas para balcones.

En los Países Bajos, donde la penetración del autoconsumo es incluso mayor que en Alemania, superando ya el 30% de los hogares, la previsión es que la caída interanual en instalaciones residenciales podría alcanzar entre el 60 y el 70% este año. Será el mayor recorte en instalaciones de toda Europa, causado por una tormenta perfecta que suma la cancelación del modelo net billing para compensación por excedentes la pasada primavera a la erosión generalizada de la demanda por la caída de la factura eléctrica en casi todo el continente. En el caso holandés la falta de claridad respecto al nuevo régimen de compensación por excedentes ha agravado ese recorte profundo en el número de instalaciones en lo que llevamos de año, así como la falta de pasos concretos para incentivar sistemas de almacenamiento detrás del contador que pudieran ayudar a absorber parte del golpe derivado de un régimen de compensación por excedentes menos lucrativo. La aparición de cargos al vertido de excedentes en la red por parte de todas las compañías de distribución eléctrica del país debido a niveles de congestión de la red de distribución eléctrica cada vez más insostenibles también ha empeorado la situación.

El cambio de tendencia en el segmento residencial ha pillado desprevenidas a buena parte de las empresas europeas del sector fuera de España, que contemplaban perspectivas más halagüeñas para 2024 y habían aumentado el estocaje de paneles y otros componentes y expandido las cuadrillas de instalación. Pero la bajada generalizada en los volúmenes instalados era esperable debido a las previsiones a la baja para los precios de la electricidad al por mayor. De hecho, España ya experimentó una caída superior al 40% en las instalaciones de autoconsumo residencial el año pasado respecto a los niveles de 2022 debido a la bajada de precios en el mercado eléctrico, la persistencia de la inflación y las tasas de interés altas y el retraso en el cobro de las ayudas NextGenerationEU.

Los cálculos de gasto y ahorro mensuales en el coste de la electricidad son mucho menos sofisticados en el caso de los hogares. Pero las compañías tienen cálculos mucho más detallados, especialmente en el sector industrial, y sus estudios sobre consumo energético suelen abarcar periodos de tiempo mucho más largos. Por esta razón, y por el hecho de que la economía de escala hace que el ahorro en capex derivado de los niveles cada vez más bajos en el precio de módulos, baterías y otros componentes sea especialmente beneficioso cuanto mayor sea el tamaño de los sistemas detrás del contador, la bajada en los segmentos comercial e industrial en España el año pasado no fue tan pronunciada, limitándose a un recorte menor al 15%. La respuesta de los segmentos comercial e industrial en España el año pasado, cuando el mercado sufrió el impacto de la bajada del precio de la electricidad, también hubiera servido como presagio de lo que ha ocurrido en la mayoría de los mercados europeos este año. Durante la primera mitad de 2024, los segmentos de autoconsumo no-residencial han caído levemente o experimentado crecidas suaves respecto a los volúmenes de 2023.

En Alemania el crecimiento del sector industrial está siendo más fuerte. La aprobación del paquete de medidas Solar Package I esta primavera ha flexibilizado enormemente la tramitación de permisos. Si el ritmo de interconexión de sistemas de autoconsumo industrial se mantiene en las últimas semanas del año, Alemania logrará un crecimiento interanual en este segmento cercano al 30%.

La tarifa eléctrica seguirá siendo un factor decisivo en los volúmenes instalados
Pese a que aún hay fuertes incentivos regulatorios al segmento de autoconsumo residencial como la supresión del IVA en el coste total de instalación en países como Alemania, los Países Bajos o Reino Unido, las cifras en lo que llevamos de año muestran una clara tendencia a la baja, con recortes en la capacidad instalada en hogares entre el 20% (la media regional en el continente) y hasta el 70% en el caso más extremo de los Países Bajos. La caída de este año respecto al ritmo de instalaciones de 2023 responde sobre todo a la bajada del precio del kilovatio/hora en ese mismo periodo de tiempo de una media cercana al 40% en la Unión Europea.

La evolución histórica del sector (en especial la tendencia a la baja en este último año) prueba que la influencia de los precios de la electricidad en el ritmo de instalaciones fotovoltaicas residenciales en los distintos mercados europeos es mayor que el impacto de las otras variables. No hay que olvidar que este descenso pronunciado en el ritmo de instalaciones, que España acusó ya en 2023 y que casi todo el continente está experimentando este año, se está dando en un momento en el que las condiciones macroeconómicas y el coste de las instalaciones empiezan a ser claramente más favorables que hace un año. Por un lado, la inflación lleva meses remitiendo, proveyendo un balón de oxígeno a la capacidad de ahorro de los hogares, y los tipos de interés muestran una tendencia a la baja que se está intensificando a cada mes este año, favoreciendo las condiciones de financiación en un sector donde el coste inicial de las instalaciones sigue siendo la principal barrera para una mayor penetración de las tecnologías fotovoltaicas distribuidas, especialmente entre las capas de la sociedad con rentas medias y bajas, que suponen una inmensa mayoría del mercado potencial.

Basándonos en las previsiones de precios de electricidad al por mayor para el siguiente año, que muestran subidas moderadas, y sobre todo un entorno en el que los precios de módulos fotovoltaicos se prevén en niveles en torno a los 11 céntimos de euro de media, es razonable creer que el segmento residencial volverá a la senda del crecimiento moderado en 2025, con un aumento de las instalaciones respecto a 2024 que podría alcanzar dos dígitos en grandes mercados como Alemania o Italia. La evolución hacia condiciones aún más favorables en cuanto a la inflación y las bajadas de tipos de interés también deberían contribuir a esta recuperación a corto y medio plazo. No obstante, el crecimiento del sector residencial en el resto de la década dependerá fundamentalmente de lo que ocurra con la tarifa eléctrica. Con un mix energético altamente descarbonizado en mercados clave como Alemania o España, la tendencia a la baja en los precios eléctricos al por mayor se asentará. La clave sobre si las facturas que acaben impactando a hogares y empresas se mantendrán en niveles actuales o experimentarán subidas moderadas o pronunciadas estará en la evolución de los tramos de la factura de la luz correspondientes a los cargos del mantenimiento de la red eléctrica y los impuestos.

Respecto a esos dos componentes del coste total de la electricidad, caben varios escenarios. La Comisión Europea estima que la inversión necesaria en la expansión y modernización de las redes de transmisión y distribución para sostener los objetivos de generación renovable previstos en toda Europa podría rozar los 600,000 millones de euros. Es previsible que parte de esa inversión se socialice entre todos los consumidores y acabe impactando la tarifa eléctrica, pero la repartición de esos costes y, por lo tanto, la medida en que impacte a hogares y negocios, será una decisión política. De acuerdo al nuevo diseño de mercado eléctrico europeo establecido este año, la Comisión Europea ha mostrado una voluntad clara de mantener a raya los costes eléctricos y evitar a toda costa otra crisis energética como la desencadenada por la invasión de Ucrania. Así mismo, en mercados con alta penetración de generación solar distribuida como Países Bajos, las distribuidoras eléctricas han empezado a penalizar los vertidos de excedentes con cargos de mantenimiento de red. Esta medida podría extenderse a otros países conforme crezca la flota de sistemas detrás del contador.

El autoconsumo compartido doblará el potencial del mercado residencial
Con la salvedad de Francia, Suiza y algunos mercados emergentes en Europa del este, donde las subvenciones capex con fondos europeos todavía son grandes catalizadores de crecimiento, el mayor impulso a futuro para el autoconsumo fotovoltaico en Europa pasará por mandatos como la directiva europea del rendimiento energético de edificios (EPBD), el propio abaratamiento de la tecnología, la electrificación del calor y el transporte y modelos de propiedad a terceros que logren democratizar su acceso. Uno de los grandes desafíos del sector en los próximos años será el despegue del autoconsumo compartido, tanto a través de entornos regulatorios que flexibilicen permisos y creen cauces de ingresos para estos sistemas, como a través de la expansión de las plantas virtuales (VPPs). Estos sistemas lograrán harmonizar distintos perfiles de demanda (sirviendo tanto a hogares como empresas) y posibilitarán una tremenda expansión del mercado residencial, limitado históricamente a viviendas unifamiliares, en países como España o Alemania, donde más de dos tercios de los residentes viven en apartamentos.

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