Sentencia del Tribunal Supremo sobre RD413/2014 y OM IET/1045/2014
La sentencia que se nos notificó antes del verano sobre el despropósito regulatorio del entonces ministro Soria es un gran ejemplo de incoherencia por definición. Incoherencia entre no votar en unanimidad y pretender que no haya duda razonable sobre la interpretación del Derecho Europeo en el sentido del Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE) 267. Es de cajón: Si en un tribunal colegiado no todos interpretan el derecho de la misma manera es patente que existe una duda razonable sobre esta misma interpretación. No se puede salvar con la pretensión de estar interpretando derecho nacional, conociendo este derecho los mismos conceptos jurídicos que el Derecho Europeo, concretamente el de la confianza legítima.
El Derecho Europeo es el aplicable aquí, y no se salva esta aplicabilidad con la observación de que estos conceptos son muy semejantes en el derecho nacional y el europeo, y por lo tanto interpretamos el nacional, ya que nos es más conveniente hacerlo todo aquí. Esto obviamente contraviene no sólo al TFUE, sino también a la propia Constitución Española (CE), concretamente a su artículo 24. Según la CE un juez no puede usurpar competencias que sean de otro, en este caso del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Lo que ahora le tocará al Tribunal Constitucional no será hacer otra vez todo el trabajo del Tribunal Supremo, sino pronunciarse sobre la falta de este en el no planteamiento de la pertinente cuestión prejudicial. En el fondo tenemos suerte que la cuestión constitucional sea esta, con toda la relevancia constitucional y doctrinal que conlleva. Si no fuera así, probablemente el Tribunal Constitucional ni lo admitiría a trámite, ya que no se pronuncia sobre asuntos que son una mera infracción de los derechos constitucionales de los ciudadanos españoles. Es muy triste para el ciudadano, pero las cosas constitucionales en España son así. No tienen más remedio que ir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo si tienen un asunto constitucional que no sea intelectualmente desafiante.
César Vea en Bruselas
Hablando de ciudadanos con problemas no lo suficientemente apetecible para nuestro Tribunal Constitucional no puedo olvidarme de nuestro amigo y cliente César Vea, que justamente hoy y mañana estará con nuestro socio Daniel Pérez en el Parlamento Europeo en Bruselas para hablar de su problema que clama al cielo. No sólo le han castigado de la misma forma que a todos los productores fotovoltaicos, sino, además, le han echado fuera de todo el sistema retributivo con argumentos no aplicados a todos los demás productores. Le estamos llevando la defensa ante Estrasburgo para conseguir la anulación de este despropósito. Después de un cortometraje sobre la debacle fotovoltaica ahora está trabajando en un largometraje sobre su calvario.
Otro intachable a Washington
Otro calvario para la higiene política y la decencia en nuestro país es el envío del ya citado ex ministro de industria Soria al Banco Mundial. Es un calvario para la separación de poderes porque está claramente enfocado a intentar apagar el fuego de los arbitrajes internacionales contra España, que dependen del organismo donde pretenden que le lleve su puerta giratoria.
Es indecente no sólo porque según las reglas del Banco Mundial sólo se deben proponer personas de reputación intachable para puestos allí, sino porque, aparte de no serlo ahora, le mandan expresamente para que lo demuestre allí. Para colmo ya está empezando a ser un patrón mandar a gente de dinero sucio allí. En el caso de Soria dinero probablemente doble sucio, metafóricamente, por evadir impuestos y literalmente por haberse obtenido de fuentes sucias en sentido energético.
De Madrid a Luxemburgo
Me he desviado un poco de mi tema inicial: la coherencia en el pensamiento y la pureza en el razonamiento. Soy estoico como los filósofos de la introducción de este artículo e insistiré serenamente utilizando todas las armas jurídicas a mi alcance para conseguir una sentencia justa. Estoy más motivado y más convencido que nunca que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea interpretará el Derecho Europeo como siempre he mantenido. Cada vez he estado menos sólo en este pensamiento y ahora también lo comparto por lo menos ya a nivel material con tres magistrados del Tribunal Supremo de España. No es poco.