“Raízen ha accedido a dejar de comprar caña de azúcar producida en tierras declaradas indígenas por el Ministerio de Justicia de Brasil”. Survival International daba a conocer así la decisión de esta empresa vinculada al grupo Shell. Recuerdan que “se estableció en 2010 como una joint venture entre Shell y el gigante brasileño del etanol Cosan para producir biocombustible a partir de caña de azúcar, pero parte de ella se cultiva en tierras que los guaraníes, uno de los pueblos indígenas más perseguidos y empobrecidos de América Latina, reclaman como suyas”. Señalan además que “sus líderes son regularmente asesinados por pistoleros que actúan a instancias de los propietarios de las plantaciones de caña de azúcar y de los ganaderos que se han apoderado de la mayor parte de sus tierras”.
Este tipo de actuaciones llevó a Survival International a organizar junto a los guaraníes una campaña internacional para denunciarlas. Dicha campaña, “y la presión de la fiscalía de Brasil”, recuerdan en la ONG, hicieron que comenzasen las negociaciones entre Raízen y la Funai, el departamento de asuntos indígenas del país sudamericano. La compañía también se compromete a consultar con la Funai para evitar cualquier inversión o expansión en zonas de conflicto que pudieran ser reconocidas como indígenas en el futuro. Survival recoge declaraciones de Raízen en las que afirman que quieren utilizar su retirada como “un buen ejemplo a seguir por otras empresas”, y promete llevar a cabo un “programa de inversión social centrada en la población indígena”.
La RSPO reconoce a Bureau Veritas como entidad certificadora
La caña de azúcar destinada a elaborar bioetanol crea conflictos en Brasil y el aceite de palma destinado a fabricar biodiésel (entre otros muchos productos) los provoca principalmente en el Sudeste Asiático. Desde 2004, la RSPO trabaja para lograr tanto el cultivo como el uso sostenible del aceite de palma, no sin recibir críticas de varias ONG ecologistas y de ayuda al desarrollo por su vinculación con las principales multinacionales del sector. No obstante, hay también ONG de este tipo en la RSPO, que acaba de reconocer a Bureau Veritas Certification como el organismo que podrá certificar a las compañías de todo el mundo productoras del aceite de palma o que lo utilizan para elaborar sus productos.
La entidad de certificación de Bureau Veritas es una compañía internacional especializada en la verificación de conformidad, inspección, análisis, auditoria y certificación de productos, infraestructuras y sistemas de gestión. Según la empresa, “promover el crecimiento y uso sostenible del aceite de palma a través de estándares globales creíbles será ahora más fácil”, gracias a este reconocimiento. También aportan datos de aumento de la superficie de plantación de palma de un 43% desde 1990, “alcanzando los 40 millones de toneladas producidas en 2009, lo que encumbraba al aceite de palma como el principal aceite de cultivo”.
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www.survival.es
www.bureauveritas.es