Ya se sabía porque no es el primero ni será el último informe en este sentido. Pero una vez más las energías renovables salen muy bien paradas cuando se analiza su contribución a la creación de empleo. El último informe de IRENA, que lleva por título Renewable Energy. Jobs & Access y que fue publicado en junio pasado, ha sido coordinado, como el anterior, por el español Hugo Lucas (ver entrevista), junto con Rabia Ferroukhi y Noor Ghazal Aswad. Y no parece que sea un brindis al sol. Como muestra un botón: aunque “los beneficios de la creación de empleo per se no son razón suficiente para la implementación de proyectos de renovables –advierte IRENA– sí es un factor más a tener en cuenta. Porque hoy por hoy las tecnologías renovables son más intensivas en el uso de mano de obra que aquellas otras basadas en combustibles fósiles”.
Un argumento más que sigue cargando de razones a los que proponen apostar fuerte por un modelo energético basado en renovables. Y que se suma a “otros beneficios importantes como su impacto en la seguridad energética, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, la reducción en la volatilidad de los precios, las mejoras en el acceso a la energía y el desarrollo de tecnología”.
El reciente estudio de IRENA, segunda parte del Renewable Energy Jobs, llega en el momento apropiado. La crisis económica muestra su peor cara cuando hay que enfrentarse a los datos del paro. Y aunque es difícil encontrar una situación tan dramática como la que se vive en España, el hecho es que la falta de trabajo se ha convertido en la obsesión de los gobiernos de medio mundo. Además, Naciones Unidas declaró 2012 como el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos, con el propósito de asegurar el acceso universal a la energía en 2030.
El tiempo dirá en qué medida se cumplen los objetivos que quieren sacar del ostracismo energético a los 1.300 millones de personas (datos de la Agencia Internacional de la Energía) que siguen sin acceso a la electricidad, sobre todo en entornos rurales de países en desarrollo, y que utilizan como única fuente la biomasa tradicional (madera, carbón vegetal, estiércol y residuos agrícolas) y sufriendo los problemas ambientales y de salud que se derivan de ello. Más de 1.300 millones de
3,5 millones de empleos
IRENA se ha servido de informes ya elaborados por otras instituciones, además del trabajo desarrollado por la propia agencia y del aportado por distintas consultoras y organismos en distintas partes del mundo. Esa acumulación de datos permite constatar, antes de nada, que la información existente es parcial pero se estima que en 2010 las renovables generaron 3,5 millones de empleos en todo el mundo (datos de REN 21) de los cuales 630.000 se relacionan con la industria eólica, 350.000 con la fotovoltaica, y en torno a 1,5 millones con la de biocombustibles. La mayoría de estos empleos se generaron en un número limitado de grandes economías, entre las que destacan China, Brasil, Alemania, India y Estados Unidos.
Algunos países han logrado generar empleo en un amplio rango de tecnologías, mientras que otros lo han hecho sobre una base limitada más específica, como es el caso de Dinamarca con la eólica o de Brasil con el bioetanol. En todo caso, otro de las datos sustanciales es que se podrían generar cuatro millones de empleos de aquí a 2030 sólo en el sector de pequeñas instalaciones aisladas en áreas rurales. La quincena de casos de estudio de primera mano realizados en 17 países de Centroamérica, el África subsahariana y Asia demuestran que las renovables podrían integrarse bien en los tejidos productivos de los países en desarrollo, y que son casi siempre muy básicos.
“A pesar de que la productividad del empleo evoluciona en el tiempo, los estudios muestran que a día de hoy las tecnologías de energías renovables son más intensivas en el uso de la mano de obra que aquellas tecnologías basadas en combustibles fósiles, con las tecnologías solares, concretamente la fotovoltaica, liderando el mayor número de empleos anuales por GWh en el curso de la vida útil de la infraestructura”.
Las proyecciones indican que existe un gran potencial futuro para la generación de empleo en el sector de las renovables. A pesar de que el alcance de este efecto esta aún a debate, IRENA señala que “la mayor parte de los estudios muestran que la implementación de proyectos están asociados con una creación neta de empleo. Sin embargo, cabe recalcar que el número de empleos dependerá de una variedad de factores ligados al éxito mayor o menor de la implantación de los proyectos en sí, las políticas industriales y laborales en cada país, las posibilidades de aprovechar los mercados de exportación y el impacto de los proyectos en el resto de la economía.
Sugerencias del informe
Tras analizar el estado actual y el potencial futuro de las renovables y revisar las políticas marco que afectan a su desarrollo, IRENA plantea una serie de sugerencias para los encargados de hacer políticas que puedan mostrar interés por este informe.
1. Cuidado con la utilización de los datos
Los datos referentes a la generación de empleo a través de energías renovables son generalmente limitados y muchos estudios se basan en ellos. El grupo de países en la muestra es pequeño y no necesariamente comparable para todas las economías.
2. Hay potencial para la creación de empleo
Los estudios existentes muestran que las energías renovables están asociadas con una significativa creación bruta de empleo. Los efectos netos son generalmente positivos pero pueden variar, según el caso, dependiendo de la pérdida de empleo en otros sectores de la economía y los costes de oportunidad asociados a la implementación de energías renovables.
3. Se puede crear empleo en toda la cadena de valor
A pesar de que los países que fabrican, implementan y exportan tecnologías renovables son los que probablemente crearán la mayor cantidad bruta de empleos, países sin industrias locales o de exportación podrían también beneficiarse también en este sentido. Una porción significativa de los empleos relacionados a las energías renovables se generan tanto en las etapas de desarrollo e implementación como en la operación y mantenimiento.
4. El empleo, un factor más a favor de las renovables
Los beneficios de la creación de empleo per se no son suficiente razón para la implementación de proyectos de energías renovables. Es preciso hacer una evaluación más amplia para determinar la efectividad y el coste asociado de las políticas, por lo que es necesario incluir otros beneficios de las renovables como su impacto en la seguridad energética, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, la reducción en la volatilidad de los precios, las mejoras en el acceso a la energía y el desarrollo tecnológico.
5. La creación sostenible de empleo depende del establecimiento de políticas estables y previsibles
Es la típica cantinela del sector de las renovables en España. Pero en un sector tan regulado como es el energético es imposible lograr nada sin un marco legal estable. IRENA también insiste en ello. Las políticas deben minimizar las barreras no económicas, y prever mecanismos financieros de apoyo para superar las económicas.
6. La política industrial contribuye a la creación de empleos
Bien establecidas, las políticas industriales pueden crear capacidades locales de manufactura con potencial para acceder a los mercados de exportación. Las políticas destinadas al desarrollo de la industria local pueden ser dirigidas tanto por el lado de la demanda como de la oferta. Por el lado de la demanda, los incentivos financieros o de otro índole pueden ser herramientas importantes en el establecimiento de infraestructura productiva y el incremento de la demanda de componentes locales. Por el lado de la oferta, los gobiernos pueden apoyar estas iniciativas mediante mecanismos fiscales, promoción de la I+D+i, cooperación en transferencia tecnológica y capacitación de los recursos humanos.
7. Incrementar la capacitación y formación
Es un aspecto crucial para IRENA. En este sentido, se recomienda rastrear las capacidades a fin de identificar tanto las existentes como las brechas por cubrir. Un dialogo constructivo entre gobiernos, sector privado y sindicatos puede asegurar que todas las necesidades y retos sean identificados y resueltos de manera adecuada.