Cumplir con la Directiva de Renovables que plantea llegar a un 20% de energías limpias en 2020 (España ya se ha comprometido a llegar un poco más allá, hasta el 22,7%) exigirá superar el 40% en la generación eléctrica. Para ello habrá que instalar más energía eólica y más solar, fuentes menos gestionables. Y el sistema eléctrico tendrá que echar mano de soluciones como las que plantean los almacenamientos.
En la entrevista a Luis Atienza, que publicamos en el número de mayo de la revista en papel, el presidente de REE aboga por considerar a los embalses de bombeo como una actividad de almacenamiento, no de generación. “Al avanzar hacia un mix de generación con una potencia renovable importante la función del bombeo es diferente porque su contribución fundamental es maximizar la capacidad de integración de las renovables, es decir, minimizar el riesgo de vertidos (parada de los aerogeneradores por falta de demanda)”, señala.
“Pero claro, el desarrollo de las renovables disminuye las horas de funcionamiento del parque térmico. Por tanto, la neutralidad del bombeo es fundamental para asegurarnos de que no está afectada por los intereses de una parte o de otra”. Según Atienza, “habría que llegar a definir la actividad de almacenamiento como una actividad del sistema eléctrico separada de la generación y, probablemente, dar a REE un papel cada vez más importante para asegurar esa neutralidad”.
El pasado martes, el director de Operación de REE, Alberto Carbajo, se manifestaba en el mismo sentido. En la jornada organizada por Greenpeace sobre redes inteligentes y vehículo eléctrico, dijo que los “bombeos debían empezar a verse como herramientas de la operación del sistema porque la variabilidad de la eólica, con mucha potencia instalada, puede ser extraordinaria”. Carbajo recordó que con los actuales sistemas de predicción de viento que utiliza REE, a 24 horas vista la producción eólica juega con un margen de error de hasta el 20%. Y con 6 horas de antelación ese margen se sitúa todavía entre el 8 y el 10%. “La potencia actual de bombeo puro es ahora de unos 2.500 MW y necesitaríamos aumentar esa capacidad hasta los 6.000 MW en 2020”.
No lo ve así José Luis García, responsable de Proyectos de Energía Limpia de Greenpeace, que cree que “no hace falta construir más embalses de bombeo, lo importante es hacer una gestión integrada de los que hay ahora. Y poner tanto los bombeos como la hidráulica regulada al servicio de REE para generar energía cuando lo necesita el sistema y no cuando más dinero ganan las empresas”.
En realidad las ideas de REE en el corto plazo van por los mismos derroteros. “Por ahora lo que tenemos identificado en la planificación es repotenciar los bombeos existentes, utilizar los mismos embalses para, con mayor capacidad de bombeo y de turbinación, tener más flexibilidad”, apunta Luis Atienza.