En un país sumido en una crisis económica sin precedentes donde la botella medio llena que vende el Gobierno a diario contrasta con situaciones de pobreza inimaginables (hasta en lo más básico como la comida o la electricidad), una subida de la luz del 11% puede acabar convertida en un escándalo mayúsculo.
Hasta el punto de que el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha calificado el resultado de la subasta eléctrica celebrado hoy de “inaceptable” y ha anunciado que en 24 horas, tras el informe que elabore la CNMC, se tomará una decisión que podría llegar, incluso, a invalidar la subasta si se demuestra que ha habido manipulación.
Más allá de que consiga demostrarse, Soria está convencido de que en el mercado eléctrico no existe competencia. “Si finalmente no se invalida, el Gobierno analizará el contenido del informe de Competencia” para estudiar modificaciones en el mecanismo de la subasta y lograr que sea “más transparente y más competitivo y no haya ningún tipo de manipulación”.
Según el ministro, que no encuentra ninguna base para que la subasta CESUR haya cerrado con una subida del 29,5% con respecto a la celebrada en septiembre, lo que sí puede verse es que “ha habido falta de competencia”.
A la CNMC se le acumula el trabajo con los asuntos energéticos. Hace una semana ya abrió una investigación sobre “los movimientos inusuales” en los precios mayoristas de la electricidad. La Sala de Supervisión Regulatoria solicitó en la reunión del martes a la Dirección de Energía que abriera una fase de información previa sobre las oscilaciones de precios registradas en las últimas semanas. Los precios medios del mercado mayorista de electricidad han superado los 90 euros el megavatio hora (MWh), cuando la media de octubre y noviembre estaba en torno a 51 euros.
Una prueba más, y se acumulan muchas, de que el mercado eléctrico en España es una falacia. Y que los mecanismos para fijar los precios de generación de la energía no alientan la competencia sino el bolsillo de las cinco grandes compañías eléctricas: Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, Eon España e Hidrocantábrico, las empresas que conforman Unesa, la patronal eléctrica.
Demasiadas casualidades
Según Jorge Morales de Labra, experto en el mercado eléctrico, “en los 15 años que llevamos de supuesta liberalización del sistema eléctrico, jamás había subido la luz como va a subir a partir del 2 de enero. La subasta realizada hoy, que marca el precio aproximadamente de la mitad del recibo, ha rozado un incremento respecto a la anterior de nada menos que el 30% en el precio. Esto supone que cada kWh que vayamos a producir en enero nos va a costar un 16% más de lo que nos cuenta hoy mismo”.
Morales de Labra recuerda que “solo hubo otra ocasión en la que se produjo una subida parecida, pero fue por causa de una sentencia del Tribunal Supremo que rápidamente se encargó de corregir el Gobierno para repercutir la subida en varios plazos a lo largo del año 2012 y por tanto no la notamos de una forma tan agresiva”.
Para este experto la subida “tiene mucho que ver con el sistema de formación de precios del sistema eléctrico, que está arrojando precios escandalosos desde que el día 29 de noviembre se conoció que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, iba a retirar 3.600 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado para el sector eléctrico. Solo hoy, después del resultado de la subasta, ha vuelto a unos niveles aproximadamente normales”. El precio para mañana que se ha casado hoy ha vuelto a 56 euros el MWh.
“Demasiadas casualidades que evidencian un fracaso y que lleva a los consumidores a pagar el precio que deciden unas pocas compañías que acaparan más del 80% de la venta y de la compra de energía en nuestro país”.
Como Jorge Morales de Labra son muchos los analistas que insisten en que mientras no cambien esos mecanismos de cálculo de precios de generación no cambiará nada. Y que, por eso mismo, la reforma energética del PP nace muerta. Las grandes compañías seguirán obteniendo beneficiosos escandalosos de inversiones de sobra amortizadas en centrales hidráulicas y nucleares. Mientras ponen en cuestión cualquier ayuda a las tecnologías renovables, las únicas que nos permitirán contar con electricidad barata en el futuro inmediato.