La Conferencia de las Partes (conference of the parties, COP), fue creada al adoptarse la Convención Marco de NN UU sobre el Cambio Climático en 1992, es el órgano supremo de la Convención y reúne a todas las partes de la misma, es decir a los 195 países que la han ratificado más la Unión Europea. Cada año, la Conferencia se celebra de forma rotatoria en uno de los cinco grupos regionales de la Organización de las Naciones Unidas para analizar el estado de aplicación de la Convención, adoptar decisiones que definan mejor las normas fijadas y negociar nuevos compromisos. Desde 2005, fecha de entrada en vigor del Protocolo de Kioto, se celebra de forma simultánea a la conferencia anual de las Partes del Protocolo de Kioto, llamada CMP. La elección del país anfitrión se hace de forma interna en el grupo. En 2015, la presidencia de la conferencia sobre el clima la ocupa Francia, que presentó su candidatura para la zona de Europa Occidental.
Objetivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNU CC)
"El objetivo último de la Convención y de todo instrumento jurídico conexo que adopte la Conferencia de las Partes es -según recoge su artículo 2- lograr, de conformidad con las disposiciones pertinentes de la Convención, la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible".
¿Quién participa en las COP?
Los representantes de cada país firmante de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992 participan en las conferencias de las partes (COPs), es decir 195 Estados más la Unión Europea, que es Parte, además de sus 28 Estados miembros. Así, la CMNU CC es una convención universal. También participan en estas conferencias los actores no estatales de la sociedad (organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, entidades territoriales, sindicatos, empresas, científicos, jóvenes). [(Sobre el partícular, léase Survival acusa a la Cumbre del Clima de discriminar a los pueblos indígenas)].
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De una conferencia sobre el clima a otra -explica la administración gala-, la comunidad internacional construye las herramientas que deben limitar el calentamiento a 2 ºC de aquí a 2100. Antes de la Cumbre del Clima de Lima, la UE adoptó el paquete energía y clima para 2030, con el objetivo de reducir las emisiones por lo menos un 40% de aquí a ese año. Poco después, Estados Unidos y China anunciaron un acuerdo conjunto de reducción de emisiones. Estos anuncios, hechos por tres actores que representan más de la mitad de las emisiones mundiales, han contribuido a forjar una dinámica de compromiso, según el Gobierno galo. El clima también se ha impuesto como un asunto importante en el G20 en Australia y el comunicado final ha enviado un mensaje fuerte sobre la implicación del G20 en la lucha contra el cambio climático. Por último, la capitalización del Fondo Verde para el Clima envía una señal muy prometedora a los países en vías de desarrollo.
Antecedentes históricos de la negociación sobre el clima
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNU CC) fue adoptada en 1992 en la cumbre de Río. Entró en vigor en 1994 y ha sido ratificada por 196 Partes. Su objetivo: estabilizar la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) antropógenos en la atmósfera a unos niveles que eviten cualquier interferencia peligrosa con el clima. La primera aplicación práctica y vinculante de esta convención se oficializó con el Protocolo de Kioto. Adoptado en 1997, entrado en vigor en 2005, ratificado por 192 Partes (Estados Unidos nunca lo ratificó), impuso a 37 países desarrollados unas reducciones de emisiones de un 5% de media con respecto a 1990 (8% para la UE) en el periodo de 2008 a 2012. Los demás países no se han comprometido con objetivos cuantificados pero han quedado asociados al proceso por mecanismos incitativos.
Después del 31 de diciembre de 2012
El Protocolo se prorrogó en la Cumbre del Clima de Doha, e impuso un objetivo de reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero a los países desarrollados de por lo menos un 18% entre 2013 y 2020 («segundo periodo de compromiso») con respecto a los niveles de 1990. El acuerdo final fue impulsado por la Unión Europea, que supeditó la prórroga de su compromiso adquirido en Kioto a la adopción de una nueva hoja de ruta para un acuerdo mundial. Así, Francia, junto a la Unión Europea, se comprometió a participar en el segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto a partir del 1 de enero de 2013. La Unión Europea fue la primera en comunicar en abril de 2012 su objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero: 20% para el segundo periodo de compromiso.
Límites
Sin embargo -explica el Ministerio francés-, el Protocolo ha terminado por mostrar sus límites: Rusia, Japón, Nueva Zelanda y Canadá se han desmarcado de él y la UE solo representa el 13% de las emisiones mundiales (un porcentaje en continuo descenso). Era pues necesario -concluye el Gobierno de Francia- encontrar un instrumento jurídico ambicioso, vinculante y de aplicación a todos para tomar el relevo del Protocolo. Ese era el objetivo de la COP de Copenhague en 2009. No se alcanzó durante aquella conferencia, pero se reafirmó en Cancún en 2010 y en Durban en 2011, donde los Estados acordaron adoptar un «protocolo, un instrumento jurídico o una conclusión acordada con fuerza legal» para 2015.