España consume más energía para producir una unidad de PIB que la mayoría de los países de la Unión Europea. En 1991, nuestro país era más eficiente energéticamente que los países de la UE15. Pues bien, veinte años después, la eficiencia energética de este país no solo ha caído por debajo de la media de la UE15, sino que se halla, incluso, por debajo de la media de la UE 27, esa en la que también convivimos y competimos con Chipre, Bulgaria o Estonia, por poner tres ejemplos. A lo largo de los últimos veinte años, España lo ha hecho, sencillamente, muy mal, según los datos oficiales que maneja el propio Ministerio de Industria, Energía y Turismo (Minetur). Pero es que, a lo largo de los últimos doce meses, lo hemos hecho exactamente igual, es decir, rematadamente mal. Porque la intensidad energética –cantidad de energía necesaria para producir una unidad de PIB- ha vuelto a crecer aquí a lo largo de los últimos doce meses. Así, y según el último balance (noviembre de 2012) publicado por el susodicho ministerio, la intensidad en el consumo de energía primaria ha crecido en este país, entre enero de 2012 y noviembre de 2012, un 0,8%. En fin, que no solo no hemos logrado corregir la tendencia, no solo no hemos logrado neutralizar el derroche, sino que vamos a más... incluso tras cuatro años de crisis brutal (véase Evolución de los Consumos e Intensidades Energéticas 2012, de IDAE).
Competitividad
La competitividad de nuestra economía pasa, indefectiblemente, porque nuestra industria sea capaz de fabricar sus productos con menos energía que la competencia (eso se llama eficiencia), y pasa además porque nuestra industria no se vea en la necesidad de exportar capital (a otros países, a otros mercados) para adquirir energía cada vez más cara (España envió en 2012 al exterior aproximadamente 60.000 millones de euros en concepto de importaciones de productos energéticos). Contra la política energética gubernamental, que no solo ha congelado el desarrollo de las renovables sino que ahora pone piedras en el camino a la directiva (obstáculos inútiles, pues la directiva es de obligada trasposición), la Fundación Renovables (FR) señalaba el pasado mes de octubre -cuando Moncloa dijo no a la directiva- que "la eficiencia energética es ahora mismo una necesidad para la política energética y económica –dado el incremento constante de las importaciones de hidrocarburos, su impacto en la inflación y el déficit comercial–, y porque, por otro lado, el sector de los servicios energéticos en España puede ser uno de los principales sectores con los que decidir y llevar a cabo políticas de estímulo al crecimiento económico y a la creación de nuevos empleos". Sí, hoy es el Día Internacional de la Eficiencia Energética, aunque no lo sepan ni en el Minetur, ni en el IDAE.