Según analiza Zilmar de Souza, el gerente de bioelectricidad de UNICA, la entidad que nuclea a la industria brasileña de la caña de azúcar, la biomasa duplica dos veces y media la capacidad instalada térmica con base en fueloil y diésel, y es cerca de tres veces mayor que la del carbón.
Además, si se toma en consideración otras biomasas, como la generación en base a madera, otras industrias agrícolas y los residuos sólidos urbanos y de animales, la capacidad instalada se eleva a 12.500 MW.
Son 388 las plantas de biomasa con base de caña de azúcar las que se contabilizan, más de 500 si se suman las de todo tipo.
Menos MW de biomasa anuales
Respecto a futuras instalaciones, de Souza estima que en este año se instalarán en total 633 MW más, aunque indica que en los años 2016-2018, sin embargo, "la situación es más cautelosa", ya que el incremento medio anual de bioelectricidad será de "solamente 256 MW".
Y advierte que de no haber "una directriz específica para estimular la bioelectricidad en el mercado regulado o que el mercado libre sea revitalizado", será difícil que se supere esa media en el trienio mencionado.
En ese sentido, el gerente de bioelectricidad de UNICA llama a "definir el papel de la bioelectricidad a largo plazo [y también del etanol] en la matriz energética de Brasil", al que menciona como "requisito previo para el uso del potencial de la industria de la caña de azúcar", y evitar la disminución en el porcentaje anual de la capacidad instalada de biomasa con presencia en la matriz eléctrica.