La Comisión Europea ha establecido dos objetivos para la movilidad urbana: eliminar gradualmente los coches diésel de las ciudades de aquí a 2050 y realizar una transición hacia una logística urbana de emisiones cero en los principales centros urbanos de aquí a 2030. Pues bien, según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, "con esta perspectiva estratégica se han establecido cuatro áreas prioritarias para 2016: innovación, digitalización, descarbonización y ciudadanía". En ese sentido, la Semana Europea de la Movilidad 2016, que quiere hacernos reconsiderar el modo en que nos planteamos nuestros desplazamientos, "supone una oportunidad perfecta para explicar los retos que afrontan las ciudades y los pueblos para generar un cambio en el comportamiento y caminar hacia una estrategia de transporte más sostenible".
Coordinador nacional
La SEM, de la que el Ministerio de Medio Ambiente es Coordinador Nacional, es una "campaña de concienciación dirigida a sensibilizar, tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, y los beneficios del uso de modos de transporte más sostenibles como el transporte público, la bicicleta y los viajes a pie". Está iniciativa surgió en Europa en 1999 y, a partir del año 2000, contó con el apoyo de la Comisión Europea. Se celebra cada año, del 16 al 22 de septiembre, y está jalonada por actividades para promocionar la movilidad sostenible y fomentar el desarrollo de "buenas prácticas y medidas permanentes". El 22 de septiembre se celebra además el evento ¡La ciudad, sin mi coche!, origen de esta iniciativa europea.
Información sobre los eventos enmarcados en España en la SEM 2016
Twitter
Facebook
Pinterest:
Y una reflexión
Tras más de un siglo, en el que el desarrollo de las zonas urbanas fue orientado a favorecer la circulación de coches, las congestiones de tráfico en nuestras ciudades y sus efectos de mayor contaminación y altos niveles de ruido, asociados a una baja calidad de vida y elevados efectos nocivos sobre la salud, han llevado a reconsiderar el paradigma de la movilidad urbana.