La Comisión Europea, los Estados miembros de la UE y empresas del continente invertirán más de 22.000 millones de euros en Horizonte 2020 hasta 2020. Uno de los campos que prioriza este programa es el de las bio-industrias y biorrefinerías, que potencia la creación de consorcios y líneas de investigación con un presupuesto de 3.800 millones. Una parte de ellos (3,35 millones) van destinados a Superbio, acrónimo de SUpport and PartnERship for the development of multiple sustainable and market ready value chains in the BIO-based economy.
Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) es el único socio español que participa en Superbio, que se desarrollará a lo largo de los próximos treinta meses. Desde CTA afirman que su objetivo es “impulsar y dinamizar en Europa el sector de la bioeconomía, un área de negocio emergente basada en el aprovechamiento biotecnológico de la materia orgánica renovable (biomasa) como alternativa más limpia y sostenible a la actual economía dependiente de los recursos fósiles”.
A la búsqueda de diez cadenas de valor y treinta pymes
Gloria de la Viña, responsable del sector Biotecnológico en CTA, asegura que “existen capacidades científicas y empresariales en Andalucía para posicionarse en los mercados internacionales de la bioeconomía a través de la cooperación”. Recuerda también De la Viña que “desde la UE se está priorizando la producción sostenible y respetuosa con el medio ambiente de energía y diversos bioproductos de alto valor añadido, como bioplásticos, biolubricantes, biosolventes, etcétera”.
Desde CTA animan a las empresas del sector a participar en Superbio, ya que durante su desarrollo debe conseguir consolidar al menos diez nuevas cadenas de valor europeas multisectoriales y multinacionales en el ámbito de la bioeconomía y dar soporte a más de treinta pymes no socias del proyecto, facilitándoles servicios de apoyo a la innovación valorados en 1,8 millones de euros.
Superbio está liderado por la entidad público-privada belga Ghent Bio-Economy Valley (GBEV), y en él participan diez socios procedentes de seis países europeos, entre ellos CTA. Esta fundación privada dedicada al impulso de la I+D+i empresarial ha participado en más de una ocasión en proyectos vinculados a la bioenergía. En 2014 aprobó la financiación de BiomassForind sobre desarrollos tecnológicos para optimizar los aprovechamientos industriales de la biomasa forestal y en 2009 BioLip, para el desarrollo de un proceso enzimático relacionado con la producción de biodiésel.