REE destaca también que la producción eólica ha sido de 53.926 GWh, un 12% más que en el 2012. Según los cálculos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), esta generación es suficiente para abastecer a 15,5 millones de hogares medios españoles. Es decir, todos.
Además de la producción anual, la energía eólica superó otros máximos. El 6 de febrero, anotaba un nuevo récord de potencia instantánea, con 17.056 MW a las 15.49 horas, un 2,5% superior al anterior, registrado el 18 de abril del 2012. Ese mismo día se superaba también el máximo de energía horaria, con 16.918 MWh, entre las 15.00 y las 16.00 horas, lo que supuso un incremento del 2,8% respecto al anterior.
Asimismo, en los meses de enero, febrero, marzo y noviembre la generación eólica ha sido la tecnología con mayor contribución a la producción de energía total del sistema. Y en esos meses se ha demostrado que, cuando el viento sopla, los españoles se ahorran dinero. La influencia de la eólica en los precios del pool se ve muy clara si se observa el mercado en los días de más y menos viento. Este año, el día en que se ha alcanzado la máxima cobertura de la demanda diaria con eólica, el 2 de febrero, el precio del mercado se situó en mínimos de 7,69 euros/MWh. La mínima cobertura tuvo lugar el pasado 8 de diciembre, jornada en que el precio del pool escaló hasta los 93,11 euros/MWh. En diciembre, sin embargo, apenas ha habido viento por el anticiclón que atraviesa España, y ésta ha sido una de las razones de la fuerte subida de los precios del mercado eléctrico.
Y todo ello ha sido posible sin apenas aumentar la potencia eólica instalada: según REE, se han instalado 173 MW eólicos en 2013, correspondientes a los últimos coletazos del Registro de Preasignación (AEE aún no cuenta con datos oficiales para el conjunto del año).
Es decir, que 2013 podría pasar a la historia como un gran año para la eólica. Desgraciadamente, no será así. Las empresas eólicas finalizan el año con la espada de Damocles de la reforma energética sobre sus cabezas. Sumidas en la mayor de las incertidumbres –no pueden cerrar sus balances ya que aún no saben qué cantidad de la que han cobrado por generar electricidad en 2013 se pueden anotar, teniendo en cuenta que el Gobierno se encuentra en plena revisión de la retribución de las plantas en funcionamiento–, en un contexto de exacerbada inseguridad jurídica –la retroactividad de la normativa que contiene la reforma energética supone que las instalaciones en marcha no van a poder contar con los ingresos esperados cuando se hicieron las inversiones– y sin expectativas algunas de futuro –va a ser difícil que los inversores se animen a invertir en eólica en España, con unas reglas del juego tan arbitrarias–, el panorama es, cuando menos, desolador.
Sin embargo, la eólica ha sido la primera tecnología del sistema en 2013, demostrando que lejos de ser una promesa, es una auténtica realidad. Hija de la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico –que se jubiló el pasado jueves después de que el Congreso aprobase una nueva ley dentro del contexto de la Reforma Energética–, en 16 años la eólica ha logrado reducir en más de un 20% tanto las importaciones de combustibles fósiles para generar electricidad, como la emisión de contaminantes y CO2 a la atmósfera.
El Gobierno debería tenerlo en cuenta antes de cerrar una reforma energética que, a día de hoy, contiene un impacto desproporcionado para la eólica.