La agencia Reuters encendió ayer las alarmas con la publicación de una noticia en la que se hace eco de la filtración de un proyecto de normativa que baraja la CE. En ella se establece un límite al uso de biocarburantes procedentes de cultivos por temor a que sean menos beneficiosos para el medio ambiente de lo que inicialmente se pensó y compitan con la producción de alimentos. Maíz y caña de azúcar para etanol, y soja y palma para biodiésel son las materias primas que abastecen la gran mayoría de la producción de estos carburantes. Según los últimos datos referidos a España, de 2010, caña de azúcar, maíz y trigo se repartieron casi el 90% de la producción de etanol; y la soja y la palma el 85% de la del biodiésel. Es decir, la normativa propuesta por la CE afectaría de lleno a la industria actual.
La CE, aunque ha rechazado hacer comentarios sobre la filtración, no ha desmentido que el contenido de la misma pueda convertirse en normativa europea una vez que pase los preceptivos trámites políticos y jurídicos de la UE. Hay algunos aspectos poco claros en el borrador, especialmente aquellos que hablan del fin de los subsidios a los biocarburantes a partir de 2020, pero sí es tajante al proponer que se limite la contribución de los biocarburantes procedentes de cultivos al 5% del objetivo del consumo final de energía en el transporte. Manuel Bustos, director de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), afirma que “ supone una evidente extralimitación, ya que nada tiene que ver con el ILUC y se trata de una limitación que la Comisión no argumenta ni justifica y que pone en serio peligro la consecución del objetivo comunitario del 10% para el 2020”.
Las algas y los residuos domésticos se ven mejor que el maíz y la soja
Tras analizar decenas de informes científicos, hace tiempo que se espera con ansiedad la posición oficial de la CE sobre la contribución del ILUC a las emisiones de gases de efecto invernadero de los biocarburantes, y si procede o no legislar al efecto. En febrero de este año, la CE lanzó la primera andanada, con otro informe filtrado en el que tres tipos de biodiésel elaborados con aceite de palma, soja y colza aparecían con más emisores de CO2 que la gasolina convencional. Aquello era un informe y el documento presente es una propuesta de normativa, por lo que los productores europeos consideran que los factores ILUC que propone la Comisión para los cultivos, especialmente las oleaginosas, son desmesurados.
Jean-Philippe Puig, director general de Sofiproteol, compañía matriz del mayor productor de biodiésel de Europa (Diester Industrie), declara a Reuters que “tres años después de que la UE hizo de los biocarburantes el eje central de su política de fomento de las energías renovables en el transporte, la actual propuesta pone en peligro a una industria que surgió como respuesta a esa política, emplea a 50.000 personas y proveería de tecnología a la nueva generación de biocarburantes". Para esta nueva generación la CE no solo mantiene su apoyo, sino que lo amplía, en especial para aquellos que se basen en materias primas que no empleen tierras para cultivar, como los residuos orgánicos y algas. El documento filtrado propone que además cuenten con un valor cuádruple a la hora de cumplir con los objetivos del 10% en el transporte para 2020.
Se augura un trámite caliente para la redacción definitiva de la directiva
Desde APPA Biocarburantes, Manuel Bustos considera que “es razonable fomentar con más énfasis aquellos biocarburantes más eficientes en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pero la Comisión debería buscar un sistema diferente al de darles valor doble u cuádruple para la consecución de los objetivos, ya que ello tiene el efecto evidente de reducir la puesta real de biocarburantes en el mercado, socavando gravemente los propios fines perseguidos, ya que todo el que deje de comercializarse será sustituido por carburantes fósiles”. La CE mantiene que la propuesta protegerá las inversiones previstas hasta 2020, pero los productores de biodiésel (es mucho mayor su consumo en Europa que el de etanol) temen que al eliminar cualquier incentivo a este carburante ponga al sector en peligro.
Las ONG más críticas con el desarrollo de los biocarburantes ya han mostrado su satisfacción al conocer el contenido del borrador de normativa. Reuters recoge el parecer de Nusa Urbancic, de Transport & Environment, para quien representa una buena noticia que “la propuesta frene la expansión de los biocarburantes no sostenibles”, pero también la califica de mala, porque “no hace nada con la producción actual de los mismos”. Por su parte, Bustos recuerda que “la propuesta no se puede dar por definitiva, ya que es un mero borrador. En cualquier caso, se trataría de una propuesta de directiva que deberá ser tramitada ante el Consejo y el Parlamento europeos, y a la vista de su contenido, deberá sufrir muchos cambios a lo largo de este proceso para hacerla razonable”.