La tecnología eólica española ha sido líder, con empresas que han marcado la pauta en el desarrollo eólico global. ¿Qué lugar ocupa ahora? ¿Ha perdido ese liderazgo? ¿En qué nichos pueden ser especialmente competitivas las empresas españolas?
España continúa estando entre los líderes mundiales y nuestras empresas siguen siendo de las más punteras. Es la cuarta potencia del mundo por potencia instalada y por producción, el tercer exportador de aerogeneradores del mundo y el quinto país en patentes eólicas. Son datos para estar muy orgullosos.
¿Dónde va a estar el mayor yacimiento de negocio eólico a corto plazo en España: en la financiación de proyecto nuevo, en la refinanciación de proyectos ya en marcha, en otros conceptos?
El negocio nuevo apenas existe: el año pasado tan solo se pusieron en marcha veintisiete megavatios (27 MW). Ahora habrá que ver qué ocurre con las subastas recién convocadas por el Gobierno.
¿Qué atractivo tiene la España "moratoria" de 2015 a ojos de un inversor? ¿Qué atractivos puede mostrar el mercado nacional para atraer empresas que financien proyectos de energías renovables?
En estos momentos y, mientras no se resuelva la inseguridad jurídica que trajo consigo la Reforma Energética, el atractivo es escaso. Sobre todo, porque, si nadie lo remedia, las condiciones económicas pueden cambiarse cada seis años, lo que complica la financiación de los proyectos.
¿Cuánto pesa la incertidumbre regulatoria en el sector financiero? O, más concretamente quizá, ¿en qué medida incrementa los costes?
La incertidumbre para un banco es riesgo y el riesgo está directamente relacionado con el spread o diferencial sobre Euribor que se aplica a la financiación. Por lo tanto, el hecho de que la rentabilidad de los proyectos se revise cada 6 años (periodo regulatorio) y que nadie te garantice cual va a ser se percibe como un riesgo muy elevado, que los bancos trasladan directamente a los diferenciales que aplican a los clientes.
Dado el actual estado del arte (la tecnología eólica no cesa de evolucionar), dado el actual estado del parque eólico nacional (casi la mitad de los 23.000 megas instalados tiene ya diez años) y dado el actual marco regulatorio... ¿por qué debemos apostar: por la repotenciación o por el alargamiento de la vida de los parques?
Ambas opciones son perfectamente válidas. Ahora bien, tal y como están las cosas ahora, con la inseguridad jurídica creada por la nueva regulación y con una tramitación prácticamente igual de compleja que para las nuevas instalaciones, será difícil que se hagan repotenciaciones.