"El retorno de Garoña es la solución económica más razonable (...). En lugar de dar la callada por respuesta al desafío del cierre, la respuesta política hubiera sido aceptar la decisión de Nuclenor, expropiar la central (puesto que ya no era rentable), reabrirla y destinar la electricidad generada a cubrir la demanda de las grandes empresas consumidoras, mediante contratos a largo plazo a un precio más bajo, acorde con la amortización cumplida de la central". Eso es exactamente lo que dice el último párrafo del artículo editorial publicado ayer por el diario El País. Evidentemente, un editorial de ese calado no se improvisa en redacción una noche cualquiera, al filo del cierre de edición.
¿Cuál es la propuesta que aventura El País? ¿Expropiar significa nacionalizar? ¿En qué quedamos: en que la central "ya no era rentable" o en que "el retorno de Garoña es la solución económica más razonable"? ¿A cuento de qué le vendemos los kilovatios "nacionalizados" a las grandes empresas consumidoras? ¿Para así poder sacar de la tarifa a las interrumpibles -esas que llevan años y años engordando el déficit de tarifa- y pagar de este otro modo lo que algunos califican de chantaje? ¿Y por qué "contratos a largo plazo"? ¿Cuántos años más va a funcionar la central más obsoleta del parque nuclear nacional? ¿Y por qué los kilovatios "a un precio más bajo"? ¿Nacionalizamos un cadáver que hasta hace apenas unos días ni siquiera la empresa propietaria quería revivir? ¿Vale todo al abrigo de la crisis? ¿Qué propone el editorialista? ¿Rescatamos también a las nucleares? País, que diría Forges. Sí, El País.