El debate no ha hecho más que empezar. El Parlamento Europeo adoptó el 5 de febrero su propuesta de resolución sobre un marco para las políticas de clima y energía en 2030 que enmienda el cien por cien de las propuestas y objetivos de política energética que presentó la Comisión europea hace, tan solo, diez días. El Parlamento europeo defiende el liderazgo mundial de la Unión Europea en la lucha contra el cambio climático y el desarrollo de las energías renovables. Frente al conformismo de la Comisión destaca la ambición del Parlamento europeo que tiene claro que el liderazgo mundial frente a China y Estados Unidos se va a basar en la sostenibilidad a través de objetivos vinculantes y nacionales en eficiencia energética, renovables y reducción de emisiones de CO2.
El Parlamento Europeo plantea para 2030 tres objetivos vinculantes y con objetivos nacionales en un “enfoque de paquete” o “enfoque de tres objetivos” que van unidos como elementos complementarios sobre los que girará la competitividad de la economía europea y su liderazgo en el futuro. En este sentido, plantea para 2030 tres objetivos de reducción de emisiones de CO2 del 40%, un 40% de ahorro de energía y un 30% de renovables. Considera que los objetivos a largo plazo son necesarios para dar seguridad a las inversiones y para desarrollar la mayor integración de renovables en las redes y la oferta europea de sistemas de almacenamiento energético.
De la misma manera que Europa ha alcanzado el liderazgo mundial en renovables por sus objetivos del 20+20+20 en 2020, solo podrá mantener ese liderazgo en 2030 con objetivos más ambiciosos a largo plazo.
Los argumentos del Parlamento Europeo se basan en que las energías renovables reducen los precios mayoristas de la energía y reducen las importaciones energéticas y concluye que las energías renovables son más baratas que los combustibles fósiles.
La no existencia de objetivos de renovables y eficiencia energética repercutiría en un mayor coste de la energía. El enfoque integral de los tres objetivos va a producir ahorros anuales a la Unión Europea que oscilarían entre 175.000 a 320.000 millones de euros y crearían en 2020 tres millones de empleos en las energías renovables y dos millones de empleos en la eficiencia energética. El Parlamento Europeo hace un llamamiento a adaptar las ayudas a las energías renovables pero sin admitir ninguna medida retroactiva, garantizando la estabilidad regulatoria, a la vez que exige la eliminación de todas las ayudas a los combustibles fósiles.
El Parlamento Europeo afirma que los objetivos de eficiencia energética son claves para conseguir el resto de objetivos para 2030. Considera que el cumplimiento del 40% de objetivo de eficiencia energética generaría una reducción de las emisiones de un 50% como mínimo para 2030 e incrementaría el porcentaje de renovables hasta un 35%; por eso, pide a los Estados miembros la aplicación plena de las directivas de eficiencia energética y de eficiencia energética de edificios. La eficiencia energética se convierte así en el pilar de la política de clima y energía de la UE. El elemento central de esta política será el objetivo vinculante para 2030, con objetivos nacionales, y la eficiencia energética en los edificios a través del desarrollo de nuevos materiales de construcción eficientes, el desarrollo del autoconsumo y el cumplimiento de la Directiva 2012/27/UE para llegar al objetivo de consumo cero en edificios para 2050.
Una política prioritaria será la implantación de un marco de eficiencia energética en los sectores difusos (edificios y transporte) para la reducción de emisiones de CO2 en dos sectores que tienen un gran potencial de ahorro de energía: 61% en los edificios, el 80% del cual está sin explotar, y un 41% de potencial de ahorro en el transporte. En el mismo sentido, hace especial mención a los sistemas urbanos de calefacción y refrigeración por su gran potencial de ahorro energético haciendo hincapié en la obligación de transponer las directivas europeas de eficiencia energética y de renovables.
El Parlamento Europeo señala que se deben cumplir los objetivos de reducción de CO2 impidiendo el desarrollo de combustibles no convencionales como las arenas bituminosas y exige transparencia y protección de la salud pública cuando se presente la legislación relativa al fracking.
El Parlamento Europeo hace especial hincapié en las inversiones que se deberán realizar para conseguir el 10% de capacidad de interconexión eléctrica entre los Estados miembros y en la oferta de almacenamiento de energía para conseguir los tres objetivos vinculantes para 2030. En este mismo sentido señala la importancia de avanzar hacia la generación descentralizada a través de la microgeneración y el autoconsumo compartido. Hace referencia también en fomentar la participación de los consumidores, facilitando la creación de iniciativas ciudadanas incluidas las cooperativas.
Finalmente, el Parlamento Europeo pide que se elabore una estrategia de política industrial para aprovechar los impactos en el crecimiento económico y el empleo por el cumplimiento de los objetivos de 2030, aprovechando las fuentes energéticas propias como mejor alternativa para reducir los precios y la dependencia energética y poder competir en el mundo. El Parlamento europeo pide que la legislación obligue a los Estados miembros a elaborar planes nacionales de cumplimiento de la hoja de ruta de la Unión Europea para una economía descarbonizada y competitiva en 2050.
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