La historia previa a la resolución publicada el 31 de agosto en el BOA comienza el 2 de julio de 2012, cuando el Inaga recibe la solicitud de Solmasol I de inicio del trámite de consultas previas para la planta de Monzón. Según dicha resolución, “durante el periodo de información pública no se presentan alegaciones al proyecto”, para matizar que el 24 de marzo de 2014, fuera ya del plazo, Ecologistas en Acción-ONSO las presenta para que “sean tenidas en cuenta en el procedimiento”. Por esas fechas, la misma organización hace público su rechazo a la planta, basado principalmente en las emisiones contaminantes derivadas de la explotación y tráfico de camiones, que considera que influirán en la calidad del aire y de las personas.
La resolución reconoce que el estudio de impacto ambiental califica de “severo el impacto ocasionado sobre la calidad del aire durante la fase de explotación, motivada principalmente por la emisión de gases de combustión (SO2, NOx y CO) y partículas procedentes de la caldera de combustión de biomasa, además de la emisión de gases procedentes del tránsito de camiones que transporten la biomasa”. A continuación explica que “según el estudio de dispersión de contaminantes a la atmósfera presentado, que aplica el modelo de dispersión Aermod, recomendado por la Environmental Protection Agency de Estados Unidos, no se superarán los límites de calidad del aire establecidos en la legislación, agregando incluso el fondo derivado de otras fuentes, lo que, unido a las medidas preventivas y correctoras establecidas en el proyecto y en la presente resolución, hace que el impacto final sobre la calidad del aire sea compatible”.
50% de chopo, 30% de eucalipto y 20% de caña común
Estas, y otras consideraciones, son las que han llevado al Inaga, organismo público del Gobierno de Aragón, a autorizar la instalación de Solmasol I. También había objeciones sobre el agua y la superficie a emplear en los cultivos energéticos que abastecerán la planta. La resolución expone que se aprovechará la superficie de regadío que puede dedicarse a este tipo de cultivo en su zona de influencia. “El estudio de impacto ambiental plantea una serie de medidas preventivas y correctoras para minimizar los impactos esperados”, concluyen.
Se estima una entrada en las caldera de 408.000 t/año de biocombustibles, que será fundamentalmente chopo plantado en un radio de 60 km en torno a la planta, y que serán necesarias 7.000 hectáreas para su cultivo. “Adicionalmente, se dispondrá de plantaciones de eucalipto y de Arundo donax (caña común) –añade la resolución–, que podrán ser añadidas hasta la formación de un mix de entrada de hasta chopo 50%, eucalipto 30% y Arundo donax 20%”.
Leve afección al LIC Ríos Cinca y Alcanadre
En cuanto a la afección a hábitats naturales, se explica que “los terrenos donde se ubicará la planta de biomasa no están propuestos como lugar de interés comunitario (LIC), aunque la línea de evacuación de vertido sí afectarían al lugar de interés comunitario LIC ES2410073 Ríos Cinca y Alcanadre, si bien con las medidas preventivas y correctoras incluidas en el proyecto y las adicionales que se incorporan a la declaración de impacto ambiental se considera que esta afección no será significativa”.
En cualquier caso, se deja claro que “deberán cumplirse todas las medidas correctoras y protectoras indicadas en el estudio de impacto ambiental y se desarrollará el programa de vigilancia ambiental que figura en el mismo, adaptándolo y ampliándolo a las determinaciones del presente condicionado y a cualesquiera otras que deban cumplirse en las pertinentes autorizaciones administrativas”.