La compañía alemana, que se felicita por los buenos resultados, reconoce sin embargo que está operando en "un difícil entorno económico y regulatorio en Europa". En esa mezcla de cal y arena, E.On explica que, por una parte, "el ahorro en costes aportado por el programa E.On 2.0 y unos mayores ingresos en sus áreas de Exploración y Producción han tenido un impacto positivo en los beneficios", pero que, por el otro lado, ha habido "factores negativos" muy concretos, como "la inexistencia de flujos de beneficios provenientes de las empresas vendidas y la situación del mercado de generación eléctrica con combustibles fósiles". En ese sentido, la compañía alemana asegura que "estudia continuamente la rentabilidad de sus activos de generación convencional y, en caso de necesidad, los retira transitoria o permanentemente: hasta ahora, la compañía ha decidido cerrar casi trece gigavatios de capacidad, es decir, más de una cuarta parte de su parque de generación convencional en Europa".
Salarios menos elevados
Por otro lado, y de cara a futuro, E.On anuncia que va a generar fondos limitados para nuevas inversiones: "además de las inversiones necesarias para mantenimiento y redes, de cara al futuro la compañía se centrará en especial en expandir negocios de crecimiento como las renovables y soluciones de energía distribuida". La directriz es muy explícita. Según el presidente ejecutivo de la compañía, Johannes Teyssen (foto), "no hacer inversiones no es una opción para nosotros. La transformación de nuestra compañía debe continuar, especialmente en tiempos difíciles. Es la única manera de que podamos poner los cimientos de beneficios futuros". E.ON espera que su Ebitda del ejercicio 2014 se sitúe entre 8.000 y 8.600 millones de euros y que el beneficio neto subyacente se sitúe entre 1.500 y 1.900 millones de euros. Durante el acto de presentación de resultados, que ha tenido lugar en Düsseldorf, E.On ha anunciado además que la remuneración efectiva del presidente ejecutivo en 2013 descendió en casi un millón de euros: "además, todos los miembros del Consejo de Administración deben invertir una tercera parte de su bonus anual en la compañía durante cuatro años y por lo tanto, al igual que los accionistas, dependen en una medida considerable del rendimiento de la compañía".