El objetivo del encuentro era ofrecer una visión práctica de la contratación de una Empresa de Servicios Energéticos (ESE) para mejorar el nivel de eficiencia y reducir los consumos. Pero el simple hecho de tener que celebrar una jornada de este tipo demuestra que las empresas, los particulares y hasta las propias administraciones recelan a la hora de acercarse a una de las 600 ESE que existen en España para contratar sus servicios.
¿Por qué? Por lo que pudo verse en Valladolid, una de las razones que frena a los potenciales clientes es que están convencidos de que los proyectos de reforma y mejora energética resultan demasiado complejos. Vamos, que no merece la pena meterse en líos. Y los que se meten, a veces van a trompicones. El director general de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero, reconocía que “de los 14 centros de la Administración Pública de la Junta de Castilla y León que se acogieron al plan 2000ESE, sólo seis cumplieron los plazos marcados por el IDAE”.
Así que hemos decidido hacer algunas preguntas a Rafael Herrero, presidente de ANESE, que ayuden a perder el miedo a las ESE.
– ¿Cómo se contrata una empresa de servicios energéticos y qué se puede esperar de ella?
“Las Empresas de Servicios Energéticos (ESE) son aquellas empresas cuyo objetivo es reducir los consumos energéticos de sus clientes asumiendo, al hacerlo, cierto riesgo económico y vinculando el pago de los servicios prestados a la obtención de ahorros energéticos reales para su cliente”, explica Herrero.
La vinculación entre beneficio y ahorro conseguido para el cliente es la esencia de la ESE, que se encargará de todo el proceso, desde la auditoría previa, la instalación y puesta en marcha de los equipos y la monitorización, es decir, la gestión de la energía en cada momento, para asegurar el correcto funcionamiento de los equipos y asegurarse de que se conseguirán los ahorros garantizados en el contrato.
“Pocos sectores de nuestra economía tienen tanto recorrido como los Servicios Energéticos, un sector rentable, capaz de reducir el impacto medioambiental y mejorar nuestra dependencia energética del exterior. Se trata de un mercado de más de 3.000 millones de euros que corremos el riesgo de no aprovechar”. Pero, ¿por qué no termina de arrancar el sector en nuestro país? Si algunos países europeos como Francia y Alemania cuentan con años de experiencia en materia de eficiencia energética y planes efectivos para impulsar el mercado, ¿por qué no tomamos su ejemplo y desarrollamos un sector que, además, nos va a permitir cumplir con los compromisos europeos?
– ¿Cuáles son las barreras del sector en España?
“La respuesta no es sencilla; son varias las razones por las que este mercado aún no ha dado el salto definitivo y que están obstaculizando el desarrollo del mercado de las ESE. Podemos resumirlas en tres: permisividad a la baja eficiencia energética, poca incentivación a la mejora y desconocimiento de las ESE”.
Este tercer punto es el que hace referencia a los clientes; los servicios energéticos son poco conocidos en nuestro país, ya que son un modelo de negocio nuevo. Una empresa de servicios energéticos garantiza al cliente que reducirá sus consumos energéticos y, por tanto, su factura. Y esta garantía la deja escrita en el contrato de tal modo que si no se consiguen dichos ahorros será la propia ESE la que responda económicamente. En definitiva el cliente ahorra desde el primer momento y sin necesidad de inversión inicial, ya que es la ESE quien se encarga de ello.
– ¿Por qué surgen entonces dudas a la hora de contratar una ESE?
“Porque aún no es un modelo extendido y los clientes en ocasiones no confían en contratos a largo plazo. A esto hay que añadir que las administraciones públicas no han asumido un papel realmente ejemplarizante, lo que hubiera contribuido a incrementar el conocimiento de este tipo de servicios por parte de los ciudadanos. En este sentido la difusión de los servicios energéticos y sus beneficios (reducciones de CO2, reducción de dependencia energética, creación de empleo…) no es sólo necesaria sino que resulta fundamental para hacer llegar el mensaje de la eficiencia energética a la sociedad”, señala el presidente de ANESE.
“En definitiva, nos encontramos con un sector, tanto a nivel nacional como europeo, que se caracteriza por la falta de información y la baja concienciación, lo que se traduce en desconfianza por parte de los clientes que, al no conocer el modelo, dudan de sus beneficios y posibilidades. Esto, unido a las barreras administrativas y a la falta de mecanismos adecuados de financiación, hace que tengamos que seguir trabajando por conseguir impulsar el mercado a través de las ESE”.
Éste es el objetivo principal de ANESE: hacer despegar el mercado. “Y para ello –insiste Rafael Herrero– nos hemos comprometido a participar en aquellas actividades que desde la Administración se pongan en marcha para la activación, desarrollo y estructuración de los servicios energéticos y de la gestión eficiente de la energía. El modelo de los servicios energéticos español es muy joven pero cuenta con un gran potencial. Sin embargo, precisamente su juventud hace que el concepto de ESE no esté demasiado extendido. Y el mercado acusa esa inexperiencia en la contratación de nuestros servicios”.
– ¿Quién y cómo se verifican los ahorros?
“El protocolo de medida y verificación de los ahorros energéticos más extendido es el protocolo EVO (Efficiency Valuation Organization Inc) que recoge las mejores técnicas para la verificación de los resultados obtenidos en el campo de la eficiencia energética, eficiencia en el uso del agua y proyectos de energías renovables en instalaciones industriales y comerciales. Este protocolo es reconocido, en todo el mundo, como método de evaluación de ahorros energéticos obtenidos por medidas de eficiencia”.
Bien, ¿pero el cliente paga aunque no se consigan esos ahorros? “La característica principal de una ESE es que el pago de sus servicios se realiza con los ahorros obtenidos. El ahorro se garantiza por contrato, con lo que si este ahorro no se consigue es la ESE la que responde y no el cliente”.
¿Qué tipos de contratos pueden hacerse con una ESE?
Existen distintas modalidades de contratos para la prestación de servicios energéticos:
• Contrato de Rendimiento Energético o EPC: acuerdo contractual entre la ESE y el cliente para la prestación de servicios energéticos, teniendo en cuenta que la recuperación de las inversiones en dichas medidas se basará (en parte o totalmente) en la obtención de los ahorros producidos por el nivel de mejora de la eficiencia energética convenido en el contrato. La principal ventaja del EPC es que la responsabilidad completa es asumida por la ESE. El cliente se libera de cualquier contratiempo. Dentro de este modelo existen dos tipos, y en ambos se garantiza un ahorro: ahorros garantizados (un determinado nivel, un %) y ahorros compartidos (sin cuantificar).
• Contrato de Venta de Energía y Gestión Energética o ESC: venta al cliente de energía útil transformada (vapor, agua caliente, frío y electricidad) en las condiciones pactadas con el cliente. La ESE suele mantener la propiedad de los equipos, asume el riesgo del precio de la energía y del rendimiento de la instalación. Es un contrato de suministro y gestión energética.
• Arrendamiento o Leasing: la ESE arrienda los equipos que instala al cliente. Existen dos tipos de arrendamientos:
– Arrendamiento financiero: el cliente contabilizará en su balance el activo arrendado y su correspondiente pasivo. No obstante, la ESE retiene para sí, como garantía, el título de propiedad del citado activo.
– Arrendamiento operativo: la ESE es propietaria del activo, y lo contabiliza en su balance.
Un caso de éxito en el Hospital Quirón de Barcelona
La implementación de un sistema de gestión energética en el hospital Quirón de Barcelona por parte de la compañía Schneider Electric, socia de ANESE, es uno de los muchos casos de éxito que se pueden relatar.
El Grupo Hospitalario Quirón cuenta actualmente con ocho hospitales repartidos por la geografía española. El de Barcelona es un complejo de 56.620 m2, que dispone de 20 quirófanos y un total de 252 habitaciones individuales y salas médicas. Los 700 empleados del centro conviven con los 5.000 visitantes diarios que recibe el centro.
El sector hospitalario requiere unas condiciones de operación estrictas y diferenciadas por áreas de actividad. La fiabilidad y garantía de suministro eléctrico es fundamental en el funcionamiento diario de un hospital, debido a su elevada criticidad. Además, a lo largo del día, se establecen picos de demanda energética debido a las necesidades de los servicios asociados, tales como las cocinas o la lavandería.
El confort de los usuarios es un aspecto clave, con unos estándares similares a los de un hotel de gama alta. El control de la climatización por sectores se convierte en un aspecto fundamental para garantizar el confort. Mientras en las zonas de uso común se establecen condiciones controladas de temperatura, humedad y calidad de aire interior, en los quirófanos, laboratorios y salas de curas intensivas, la renovación de aire es prioritaria.
Ante la necesidad de cumplir con estas condiciones, y en un escenario de precios de la energía crecientes, la cuenta de explotación de los centros hospitalarios se ve claramente afectada. Por ello, el Grupo Hospitalario Quirón decidió apostar por una gestión eficiente de la energía. Ahora cuenta con un sistema inteligente de su energía basado en la implementación estructurada de un conjunto de procesos, procedimientos y actividades que se integra en el modelo de gestión administrativa de la empresa, con el objetivo de eliminar el uso improductivo de la energía, alcanzar los mínimos consumos y costes de energía posibles, sin sacrificio de la productividad y continuidad del servicio.
Con la implantación de EcoStruxure de Schneider Electric, una misma plataforma es capaz de integrar información de diferentes procedencias y, principalmente, de las distintas instalaciones de los edificios: climatización, iluminación, detección de incendios, supervisión energética de consumos, Power Management.
El Plan de Mejora Energética ha permitido ahorros medios del 9,3% anual durante los tres últimos años, reduciendo el consumo eléctrico en 3.042.207 kWh y las emisiones de CO2 en 708 toneladas. Además, se han logrado maximizar los niveles de seguridad y confort de sus usuarios y de sus instalaciones, y localizar áreas de ahorro potencial, garantizando la calidad y fiabilidad de la energía y disminuyendo el riesgo de daños en pacientes y equipos específicos.