“Entre las fuentes de emisión que provocan la contaminación ambiental se encuentran las emisiones del tráfico rodado, las industrias, los barcos, el polvo de las obras, el polvo africano, el doméstico y el de los parques (que son a menudo de tierra, frente a los parques con hierba de los países nórdicos). Según apuntan los investigadores, otra fuente de partículas que está aumentando es la quema de biomasa”. Esta es una de las conclusiones que emana de un informe que forma parte del proyecto Life+ Airuse en el que participan siete instituciones científicas de España, Grecia, Portugal, Italia y Reino Unido.
Xavier Querol, investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) y coordinador de Airuse, explica que “nuestro estudio demuestra que si se usan calderas y pélets certificados (ENplus en el último caso) se cumplen los valores límite que pide Dinamarca, Austria y Alemania, pero si se utilizan pélets no certificados no se cumple, y además algunos que se han probado que proceden de maderas industriales recicladas generan emisiones de partículas con alto contenido en plomo, arsénico y zinc. Y esos pélets son comerciales”.
Certificaciones obligatorias
Entre las recomendaciones que trasladan los científicos a las autoridades está la de “certificar las estufas, calderas de biomasa y pélets que se comercializan". Querol recuerda que “en el sur de Europa no es obligatorio utilizar nuevas calderas y pélets certificados, pero sí lo es en muchos de los países o ciudades donde hay una elevada carga de contaminación”. “Las nuevas instalaciones –añade el investigador del CSIC– deben ser calderas certificadas, con valores límite de emisión (Dinamarca, Austria, Alemania,...) y pélets certificados, y creemos que aquí se deberían certificar calderas, poner valores límite y en entornos urbanos contaminados exigir al menos que se utilicen ambos”.
En el informe no se cuestionan los sistemas de certificación actuales, entre ellos ENplus, en cuanto a las exigencias que limitan la emisión de contaminantes, sino la deformación en su uso y la no obligatoriedad en países donde creen que debería imponerse, como los del sur de Europa, España incluido. “La norma ENplus es correcta y adecuada, pero hay pélets que no la cumplen. En nuestro caso hemos estudiado unos que cumplen y otros que no y el problema lo hemos encontrado en los que no son certificados”.
Lista negra con 30 productores de pélets
Sin embargo, el problema afecta también a la certificación, sobre todo a la fraudulenta. A través del European Pellet Council y la European Biomass Association, gestores de la marca ENplus a escala europea, se llama continuamente a empresas y clientes a la denuncia del uso fraudulento del sello. Se les pide que chequeen primero si la empresa está registrada oficialmente con el certificado y acudir a la lista negra que tienen colgada en su página web, en la que aparecen treinta empresas que marcan sus producciones con ENplus sin haber pasado por las auditorías y verificaciones exigidas. Una de ellas, Vertex Life, es española. Por supuesto, no aparece en la lista oficial española.
Célia Alves, investigadora principal del Centro de Estudios do Ambiente e do Mar de la Universidad de Aveiro (Portugal), explica la situación en su país, uno de los principales productores europeos de pélets: “las empresas que los venden con etiqueta ENplus pagan anualmente una tarifa a la Associação Nacional de Pellets Energéticos de Biomassa (ANPEB), quien subcontrata servicios a un laboratorio certificado para analizar los parámetros físico-químicos, lo que pasa es que este proceso es facultativo y las mismas empresas que venden pélets certificados también venden no certificados, un poco más baratos”.
La proliferación de instalaciones de peletización de biomasa en pequeñas cantidades (entre 1.000 y 10.000 toneladas anuales) y la falta de control sobre las mismas fue una de las denuncias que diversos sectores reflejaron en el reportaje sobre las debilidades del mercado del pélet en España realizado por Energías Renovables hace un año. Alves añade que “nos hemos dado cuenta, cuando buscábamos pélets para comprar y testar, que en internet hay muchísimos particulares que han comprado un peletizador y que producen en sus garajes con mezclas no controladas”.