El punto álgido de la visita de Óscar Rivas y Boubacar Seck fue la jornada sobre Soberanía alimentaria y agrocombustibles, celebrada el 20 de febrero en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid. Junto a otros participantes de Alianza por la Solidaridad, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Oxfam International denunciaron el actual modelo de producción agrícola industrial y muy especialmente la influencia en la misma de los cultivos para la producción de biocarburantes. Solo Óscar García, director de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), defendió la viabilidad de un sector que “no genera la pobreza” que le achacan y que "supone una de las alternativas al uso de combustibles fósiles en el transporte".
Boubacar Seck expuso en especial el caso de la jatrofa (Jatropha curcas), uno de los cultivos presentados por empresas y centros de investigación especialmente del hemisferio norte como muy beneficioso tanto para la lucha contra la sequía, al crecer en terrenos secos y marginales, como para lograr la independencia energética, al suministrar biocombustibles a los territorios donde se cultiva. Seck criticó que “estos cultivos no crean el empleo que prometieron, además la jatrofa se planta y se cosecha en nuestras tierras pero se procesa fuera de nuestro país”. El director del Congad recordó que “los inversores extranjeros ya poseen cerca del 30% de las tierras para producir materias primas y venderlas en los mercados globales, como el de los agrocarburantes”.
En una entrevista en la sección Planeta Futuro de El País, Óscar Rivas era aún más crítico: “Los llaman biocombustibles en una hábil operación de márketing, porque bio suena a vida, cuando realmente es muerte”. “Los estados llamados desarrollados nos perjudican con sus emisiones y después arrasan nuestros campos para dedicarlos a agrocombustibles en lugar de producir alimentos”, añadía Rivas. Paraguay es uno de los países que ha visto incrementar sustancialmente la superficie destinada al cultivo de soja en los últimos años. Al menos el 20% de la producción mundial de soja se destina a fabricar biodiésel, con algunos países como Argentina que rozan el 30%.