Cuando a mediados de julio de 2011 Lufthansa anunció la puesta en marcha de un servicio regular de vuelos con biocarburantes durante seis meses entre Hamburgo y Frankfurt, costó saber cuáles eran las materias primas que se utilizarían. Fue la suministradora del biocarburante, la multinacional finlandensa Neste Oil, la que desveló que procedían de una combinación de camelina, jatrofa y grasas animales y que lleva la marca de su producción patentada, el NExBTL (un hidrobiodiésel). Ahora, la compañía aérea no ve tan ventajoso este suministro.
Después de casi 1.200 vuelos entre las dos ciudades alemanas y de uno transatlántico Frankfurt-Washington, la aerolínea germana anunciaba la suspensión de estas operaciones, a pesar de reconocer una reducción de emisiones de CO2 de 1.471 toneladas. El comunicado oficial anunciaba incluso el ahorro de más de un 1% en combustible. En principio, estos resultados parecían avalar la continuidad de la apuesta renovable, máxime en una escenario de reciente inclusión de la aviación comercial en el mercado de emisiones establecido por la Unión Europea. Sin embargo, poco antes del anuncio de la suspensión, ya había informado de su decisión de repercutir el coste de su entrada en ese mercado en el pasaje de los viajeros.
Primero, asegurar la sostenibilidad y disponibilidad del biocarburante
El vicepresidente de la compañía Joachim Buse se mostraba satisfecho de los resultados obtenidos hasta el momento, pero anunciaba que “como próximos pasos nos vamos a centrar en asegurar la idoneidad, disponibilidad, sostenibilidad y certificación de las materias primas”. “Lufthansa sólo continuará con este tipo de vuelos –prosigue– si somos capaces de garantizar el volumen de sostenibilidad y la certificación de las materias primas necesarias para mantener las operaciones”.
Tampoco en esta nota difundida por Lufthansa se hace mención expresa a cuáles son esas materias primas. El portal Deutsche Welle confirmaba, como hizo Neste Oil en el inicio de los vuelos, cuáles eran las plantas utilizadas, afirmando incluso que Lufthansa no volverá a usar el biodiésel hasta que la producción indonesia de las plantas de jatrofa se incremente hasta asegurar el suministro requerido para operaciones regulares. En el mismo portal, diversos expertos opinan sobre la imposibilidad de contar con refinerías que aseguren dicho suministro.
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http://presse.lufthansa.com
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