Hijo de un albañil de El Villar de Arnedo (localidad riojana situada a cinco kilómetros de Navarra), César cultivó champiñones en las cuevas húmedas de su tierra a los 16: “un trabajo muy duro, pero que te permitía concentrarte en ti mismo [se ríe], pensar mucho, en silencio”. Vea fue en la mocedad pelotari (deporte también de reciedumbre), y, después de estudiar arte dramático en Madrid, partió a Nueva York –con veintitantos- en busca de experiencias. Se fue para un curso (gracias a un préstamo del banco; le avaló su padre), pero a punto estuvo de retornar a los tres meses: “me costó mucho adaptarme; al principio se me hizo muy difícil”. El caso es que el actor acabó viviendo allí dos años, hasta que un buen día –una noche, en realidad- soñó en inglés, y se dijo a sí mismo que ya sabía suficiente el idioma y que ya era la hora del retorno.
César volvió y trabajó en “El Laberinto del Fauno”, en la serie “Isabel”, en “Torrente”, y en “Barrio”, y en “Hospital Central”, y en “Doctor Mateo” y en muchas cintas más (cine y televisión). Hasta que un cierto día –hombre de mirada amplia y emprendedor- escuchó que el Gobierno estaba promoviendo la puesta en marcha de instalaciones solares fotovoltaicas (FV) para generación de electricidad. La Administración había articulado por lo visto un marco regulatorio que aseguraba que todas las instalaciones FV que reuniesen unos ciertos requisitos cobrarían –cada kilovatio hora que produjesen- a un cierto precio y durante un cierto tiempo. El caso es que Vea hizo cuentas, empeñó sus ahorros en una de esas instalaciones, solicitó un crédito para completar la inversión y apostó por la FV.
Y lo demás… es historia
Esta es la historia de César Vea. O, mejor dicho, estos son, para empezar, los antecedentes, el contexto que condujo a un actor a invertir en renovables. Léase: el legislador crea un marco legal -vía Boletín Oficial del Estado- en el que establece unas condiciones determinadas: el kilovatio hora generado (kWh) en una instalación FV -dice ese marco-, y en tanto en cuanto es un kWh limpio (no emisor de CO2), merece una retribución muy concreta (que especifica el BOE) durante un período muy concreto (que asimismo explicita el BOE), una retribución especial que es establecida para reconocer esa singularidad.
Y la electricidad emanada de fuente renovable merece esa retribución singular -llámese prima- porque, a diferencia de la convencional -dice el BOE-, no ensucia; es limpia. Pues bien, los inversores (como Vea), a la luz de ese marco, diseñan su hoja de ruta: invierto tanto; mi instalación genera tantos kilovatios hora (kWh); el gobierno avala vía BOE que el precio que yo recibiré por cada kWh que produzca será tanto (gracias a ese aval, por cierto, he obtenido un préstamo del banco, que me ha dicho que se fía de los boletines oficiales del Estado); y, dado lo dado, puedo devolver mi crédito en tales plazos; amortizo mi inversión en tales otros; y, finalmente, obtengo la rentabilidad que persigo.
Y así estaba todo hasta que…
El 23 de diciembre de 2010, y de la mano del ministro Miguel Sebastián, llega a escena el Real Decreto–ley (RDL) 14/2010, que retoca a la baja el precio que había establecido el gobierno en un BOE anterior y que abre así la espita de la retroactividad, larga palabra que se resume en una frase muy reconocible: “donde dije digo, digo Diego”. En fin, retoques a la baja (para empezar) del precio del kWh fotovoltaico; recortes luego de horas que pueden optar a prima (si hasta ayer cualquier kilovatio hora FV merecía esa retribución singular, a partir de ahora solo la merecerán el 70% de los kWh generados); le colocamos luego un impuesto del 7% a cada kilovatio FV que usted genere; y, por fin -como último ejemplo de legislación "retro"-, quemamos de una vez por todas el BOE de las primas (a las que se las acusa de ser demasiado elevadas) y lo sustituimos por un BOE nuevo, donde publicamos el Real Decreto 413/2014, que dice, entre otras cosas, “rentabilidad razonable”, buque insignia de la reforma energética del Ejecutivo Rajoy. ¿Y cuál es la rentabilidad que el Ejecutivo considera razonable? Pues una que conlleva recortes de hasta un 50% sobre los ingresos prometidos en el primer BOE.
¿Resumen? Vea y otras 62.000 familias españolas, que creyeron en aquel BOE primero (y que por eso esperaron unas rentabilidades muy concretas, explicitadas en aquel documento), al final han acabado recibiendo mucho menos de lo prometido. Tan poco… que lo que ha resultado es que al final lo que entraba por la venta de la electricidad que generaban ya no era suficiente siquiera para devolver el crédito. ¿Conclusión? Renegociación de la deuda con los bancos, o… lo que es lo mismo… mal asunto. En fin, que los dos últimos gobiernos –el de Rodríguez Zapatero y el de Rajoy Brey- han puesto a 62.000 familias a los pies de los caballos –o en manos de los bancos- y que precisamente de eso va la película que está preparando este pelotari riojano que quiso ser y es actor, viajó a Nueva York, volvió a la tierra que le vio nacer y sigue hoy, 50 años después de ver la luz, vivo. Energías Renovables le hizo una entrevista hace unos días. Es esta, que crece a cada respuesta. Casi, casi sin anestesia.
¿Quién es César Vea?
Bueno, pues soy un hombre de un pueblo, un pueblo de La Rioja, de 500 habitantes, del Villar de Arnedo, tengo 50 años y unas cuantas horas de vuelo en todo, en la vida. Soy actor, ese es mi oficio. Y, ocasionalmente, director por obligación. Puse todos mis ahorros, dejé todo mi patrimonio y el de mi hermano en energías renovables. Y, como sabes, el cambio de ley del Gobierno Zapatero, y después del PP, le ha hecho un recorte a las energías renovables, y estoy arruinado.
¿Qué hace un actor metiéndose en el sector de las energías renovables?
Soy inquieto por naturaleza, soy una persona emprendedora y soy empresario. Trabajo como actor, eso me da tiempo para hacer más cosas, y un buen día decido invertir en energía solar, en renovables, porque el gobierno plantea, sabiamente, en el año 2007, que España puede producir en 2020 un 20% de energías limpias, para ir sustituyendo a las energías sucias o peligrosas, como la nuclear. La idea me apeteció. Y no solamente eso, sino que, en el proyecto, con lo que sacáramos de la instalación, teníamos pensado montar un hotel ecológico, un hotel de madera de bosques gestionados sosteniblemente, con un pequeño teatro para hacer actividades para el pueblo, cursos de formación, con energías renovables por supuesto, con geotermia. Bueno, ese es el principio de toda la aventura. Hasta que empieza el primer recorte, el primer decretazo ley del Gobierno Zapatero.
Vayamos por orden cronológico. ¿Cuándo empieza todo?
Yo pongo en marcha mi instalación, en El Villar de Arnedo, en el año 2007. Empezamos cuando el Gobierno Zapatero comienza a promover todo esto. Los bancos te daban hasta el 80% de la inversión porque la retribución de los kilovatios hora que tú generases estaba asegurada. Asegurada por el BOE, por el propio gobierno.
Y aquello dura menos que un suspiro, porque en 2010 llegan los primeros recortes. Miguel Sebastián, el ministro de Industria, Energía y Turismo del último Gobierno Zapatero, es el primero en recortar las promesas… quiero decir, las retribuciones comprometidas vía BOE.
Sí, ahí nos aplican el primer recorte.
Y empieza a haber problemas para pagarle el crédito al banco…
Así es. Y con el segundo recorte ya no me llega para pagar. Hay algunas instalaciones que han sufrido recortes de retribución de hasta un 50%... Imagínate las cuentas que habían hecho y cómo les ha quedado la inversión. Y estamos hablando de recortes con carácter retroactivo. Yo entiendo que para los siguientes parques solares, para las siguientes instalaciones, la prima debía ser una u otra. De acuerdo, pero… ¿esto? El problema es que a esos políticos les da igual. No hay más que observar dónde están los expresidentes de este país, los excargos de la administración de un cierto nivel. La mayoría están empleados en las eléctricas. Da qué pensar...
¿Estamos hablando de puertas giratorias?
Vamos a ver. A veces te preguntas… ¿qué pasa aquí? ¿Los tienen comprados previamente? ¿Le han dicho en un despacho al señor Soria [ministro de Industria, Energía y Turismo del Ejecutivo Rajoy] “¿cómo va lo tuyo de Panamá?”. ¿Le han preguntado “cómo va lo de tus padres, que estuviste exportando a no sé dónde...”? ¿Le han preguntado eso para luego, inmediatamente después, decirle… “oye, por cierto... vas a ser ministro de Industria... y las renovables vamos a ver cómo lo hacemos porque es un negocio que puede no favorecernos”?. Pues mira, francamente, no lo sé. No sé si se lo preguntaron, pero yo sigo pensando cómo es posible -de dónde puede surgir- que un señor en un despacho decida que va a arruinar la vida a 62.000 familias.
Los afectados por los recortes son muchos y, al final, surge una asociación –Anpier- para defender los intereses de esas hasta 62.000 familias de toda España. Y César Vea se asocia.
Sí, y propongo a Anpier rodar un mediometraje documental. Hacemos una marcha, El Camino del Sol, una marcha de autobuses de afectados que salen desde toda España para reunirnos en Galicia, hacemos a pie el tramo final del Camino de Santiago. Y ahí comienzo a rodar el mediometraje, que se titula así: “El camino del Sol”. Empiezo a entrevistar a abogados, técnicos, especialistas, periodistas, afectados, sobre todo. Y te encuentras unos dramas de tal calibre que acabas preguntándote: pero, ¿por quiénes estamos gobernados...? Como decía un abogado el otro día: estamos gobernados por psicópatas. A los políticos de este país los ciudadanos no les importamos nada. Es así de sencillo. Les da igual que saltes por un balcón porque no puedas pagar la hipoteca, o que no tengas la sanidad cubierta. Les da igual, porque ellos tienen unos sueldos, unos privilegios... Y al final pasa que estos señores se creen, como Zapatero, que un café vale ochenta céntimos. Es como para decirles… ‘pero, vamos a ver, amigo, ¿tú dónde vives, en el país de Alicia y las mil maravillas? Tú no sabes la tragedia humana que vas a ocasionar cuando haces un recorte de este calibre en familias que hemos hipotecado nuestra salud en esta aventura y que hemos acabado arruinados por tu culpa. Por tu culpa y por la culpa de cuatro amigos tuyos’. Y digo Zapatero por lo del café, que me parece emblemático, pero lo mismo puedo decir de Rajoy, Soria y compañía. Es que no puede ser.
Me llama la atención lo concreto del discurso. De momento no hemos hablado ni del PSOE ni del PP. Hemos hablado de Zapatero, de Sebastián, de Rajoy y de Soria, de personas concretas, con nombres y apellidos, pero no de los partidos que los han colocado ahí…
Soy una persona a la que le gusta concretar las cosas. Yo no voy contra el gobierno de este país. El gobierno es un ente, es una nebulosa. El gobierno de este país tiene nombre y apellidos. A mí y a mi hermano, a mi familia, nos han fastidiado la vida cuatro personas y otros seis más que están por debajo. Y son el señor Zapatero, el señor Sebastián, el señor Rajoy y el señor Soria… Estos cuatro señores me han fastidiado la vida. Y yo creo que soy una buena persona. Soy buena persona, pero también soy muy rencoroso. Y si, en algún momento de mi vida, yo puedo aplicar la Ley del Talión contra estos cuatro señores y sus familias -de forma completamente legal, ¿eh?- lo voy a hacer. Esto te lo juro por mi hijo. Es así de simple. El que mi hijo, con ocho años, en el coche, después de hablar con el abogado, con Juan Castro [abogado de la asociación de afectados, Anpier]… cuando aquel día mi hijo me mira, con lágrimas en los ojos, y me dice ‘¿papá, nos van a embargar también el coche?’. Pfffffff… En ese momento intentas tragar saliva para no llorar y le dices ‘mira, cariño, no pasa nada, es dinero, lo importante es la salud, eso es lo importante, que tú tires para adelante, y ya saldremos de este agujero en el que nos han metido’. Porque quiero que vea que tiene un padre luchador, un padre que, en la peor de las circunstancias, intenta sonreír. Pero yo estaba jodido, muy, muy… muy jodido.
Todo lo que acabo de escuchar me trae a la memoria un comentario que hiciste antes. Me dijiste que en tu pueblo dar la mano es importante.
Sin duda, a mí me educaron así. Cuando mi abuelo, que era albañil, llegaba a algún acuerdo con alguien… pues lo hacía así: ‘yo te reformo la casa y tú me das cuatro sacos de trigo y tantas patatas para que mi familia pueda comer este año’. Te dabas la mano y eso iba a misa. Los dos eran caballeros… No fueron al colegio, pero eran caballeros. Y sabían que dar la mano significaba mucho y que el que no cumplía tenía un problema. Todo el mundo cumplía, evidentemente. Es decir, que en un pueblo sabes quién es un sinvergüenza y quién no lo es. Entonces, a mí me gustaría pensar que las cosas pueden funcionar así. O sea, que te puedes fiar de la gente. Y que si no suceden las cosas como han de suceder, pues que eso tiene consecuencias. Tiene consecuencias inmediatas. Pero aquí las consecuencias inmediatas son para los ciudadanos. Es decir, cuando un señor en un despacho dice firmo un decretazo ley, meto un recorte y al día siguiente te han jodido la vida... Cuando un señor en un despacho hace eso y yo me pongo a pelear contra eso y pasan diez años… Diez años de no dormir, de estar estresado, de estar hundido, de intentar buscarte la vida por donde sea, de desesperarte, de pelear con el banco, de rehipotecar, o sea, que a mí me han jodido la moral, la salud y el bolsillo.Mira, ya te he dicho que me considero emprendedor. Pero a veces se me pasa por la cabeza que lo siguiente que voy a emprender es un viaje, pero para salirme de este país. Yo no quiero que mi hijo viva aquí, yo no quiero que los siguientes años de mi vida (tengo 50), si vivo hasta los 70 u 80… la energía, las ganas de emprender y todo lo que creo que puedo desarrollar… yo no lo quiero hacer en este país, porque estamos en manos de quienes estamos, de mediocres. Esto es un cortijo.
Pero vas a hacer una película…
Sí.
¿Y por qué? ¿Todavía tienes ganas de cambiar este país?
Sí, por supuesto… Es más: creo que ya nos encontramos ante un cambio generacional en este país, un cambio de caras en la política, en la administración y en las empresas. Y eso es lo único a lo que me agarro para seguir peleando. Y sí, la película va de eso: quiero contar mi historia personal, que es aplicable a 62.000 personas, a 62.000 familias de este país, para que se haga justicia. Para que los siguientes políticos, las siguientes caras que entren en el gobierno y en la administración, digan que aquí ha habido una injusticia, que esto no puede quedar así… Yo he perdido mi casa. Mi hermano ha perdido su casa. Además, está ahora mismo sin trabajo… Se va a vivir a Bruselas. Él es licenciado en Turismo, habla francés y parece ser que allí encuentras trabajo en una semana. Tiene 55 años y en España ya es viejo. Mi hermano está triste. Eso es lo que han ocasionado estos delincuentes.
Ahora mismo hay más de 200 diputados enfrente del PP. ¿Crees que van a hacer algo en vuestro caso?
Sinceramente, la única persona que dijo claramente que si él fuera el próximo presidente del Gobierno iba a cambiar la ley e iba a retribuirnos con todos los recortes que se nos han hecho, y que iba a poner al día toda esta legislación, fue Pedro Sánchez. Y está grabado. Se grabó en una planta solar en Murcia, lo dijo textualmente: si soy el próximo presidente del gobierno voy a corregir todo el desmán que ha habido con estos recortes y esta legislación. Unidos Podemos tiene también un plan de energías renovables para este país. La cosa parece que empieza a moverse.
¿En qué momento está ahora mismo la película?
Acabo de empezar a rodar. Y ahora estoy en pleno proceso de producción y digestión. Estoy cerrando entrevistas. Voy a entrevistar al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla en Santander. Tengo algunos contactos en el mundo del cine. Me van a poner en contacto a su vez con gente muy mediática a nivel internacional, y, si estas personas quieren colaborar para apoyar esta causa, pues va a ser un balón de oxígeno estupendo para la película. Puedo dar algunos nombres, pero evidentemente esto todavía no está firmado. Pero me han dicho que a Sean Penn le puede apetecer aparecer en el documental. Y Leonardo Di Caprio, a quien también podría tener acceso, es un actor muy, muy, muy vinculado al tema medioambiental. De hecho, acaba de donar catorce millones para desarrollar energías renovables. Tienes a Woody Harrelson, otro actor también muy implicado con el tema. En fin, tienes una lista de personas muy mediáticas en el cine, en la cultura, y en la política, a nivel mundial, a las cuales quiero acceder. José Mújica, el expresidente de Uruguay, es otra persona a la que me van a facilitar el acceso. Y si consigo estos nombres para la película, pues va a ser una campaña de marketing muy apetecible, y que va a hacer que la película se vea mucho más.
La tuya va a ser pues una película documental, que va a describir el drama de estas familias, y en la que también vas a contar con las voces y las caras de algunas de esas personalidades famosas que llevan años mostrando su sensibilidad y su preocupación por el cambio climático y, así, por las energías renovables, que son probablemente la clave de la lucha contra el calentamiento global. Pero, puertas adentro, y aparte de Revilla, no has mencionado a nadie más. ¿Hay más caras o nombres conocidos de aquí a los que vayas a acceder?
Sí, sí, claro. Voy a solicitar formalmente entrevistas a Zapatero, a Miguel Sebastián, ministro de Industria cuando comenzaron los recortes; a Rajoy, y al ministro José Manuel Soria. Me imagino que querrán hablar. Yo quiero que estos señores me expliquen el por qué nos han arruinado. Porque es que nadie lo entiende.
El poner a 62.000 familias a los pies de los caballos –o en manos de los bancos, por repetir la expresión de antes-, ¿puede formar parte del rescate al sector financiero? Les perdonamos lo que haya que perdonarles, les inyectamos lo que haya que inyectarles y, además, les enviamos unas cuantas decenas de miles de familias que van a tener que renegociar –a peor- sus créditos. En fin, otro regalo para que se recupere el sector…
Yo siempre he dicho que el mundo lo mueven cuatro o cinco familias. Y todas tienen negocios entre sí. Todas están relacionadas. Los bancos con las eléctricas; las eléctricas con las telecos; las de telecomunicaciones con las constructoras… Es gente que va poniendo sus huevos en diferentes cestas. Y aquí lo que prima es el dinero de cuatro amigos. Lo demás da igual. Si tienes que arrasar un país entero para que tus acciones en el IBEX suban un equis por ciento pues lo arrasas y se acabó. Y eso la gente de a pie yo creo que lo sabe. Todo el mundo. Lo que ocurre quizá es que nos da miedo realmente ponernos a pensar en ello, y ponernos a protestar. En España, en ese sentido, estamos domados. Mira, hace poco escuché una frase: las guerras no se ganan en las urnas, se ganan en la calle. Y estoy de acuerdo, yo creo que hay que salir, que hay que protestar, y que hay que hacerlo de forma civilizada. Yo a veces me pregunto: ¿cuánto ha sufrido el señor Zapatero en estos diez años? Hablaba hace unos meses con otro de los afectados… y va y me pregunta que a qué iba a dedicar el dinero que hubiese sacado de esto. Y yo le contesto: a montar un hotel ecológico en mi pueblo, para crear posiblemente cinco puestos de trabajo, para seguir emprendiendo cosas, porque a mí me gusta emprender cosas. Además, yo soy de los que piensa que si a mí me va bien como empresario… pues habré de pagar más impuestos, yo quiero pagar más impuestos, porque a mí no me hacen falta dos aviones privados. Yo lo que quiero es que este país funcione mejor.
Hablando de emprendimiento… y de dinero, ¿cómo estás financiando la película?
La estoy financiando con dinero de colegas de profesión y con aportaciones particulares, desde un euro. Ojalá consiga 500.000 aportaciones de un euro, para que la gente pueda decir: mira, esta película se ha hecho con 500.000 personas. En el Facebook de «Sol(d) out», que así es como se va a llamar la película, explico un poco la historia. Allí aparece la cuenta corriente de la productora. Allí iremos colgando imágenes para que la gente vea cómo se está haciendo la película, y allí aparecerán las aportaciones que vayan entrando. Si aportan empresas, llevarán el IVA, por supuesto, con una factura, y si es un particular, pues una aportación a modo de patrocinio, a modo de crowdfounding. También tenemos previsto organizar un crowdfounding en octubre porque no queremos que esto se dilate.
¿Hay ya fecha de estreno?
Espero que en un año toque. Como te decía, voy a rodar con lo que tenga. Me gustaría ir a rodar a Estados Unidos, pero eso supone un dineral, un viaje de ese calibre cuesta mucho dinero. Si no puedo rodar en Estados Unidos, pues rodaré con el material que tenga en España. Pero la película se va a hacer. Porque para mí la película es muy importante como herramienta de denuncia, como ventana al público. Pero aún más importante es el márketing que haremos de la película, todo el proceso de creación, todo el proceso de denuncia. Y eso lo iremos contando en la página de Anpier, o en la de la Fundación Renovables, o en otras páginas, como la vuestra. Queremos ir contando paso a paso cómo vamos haciéndolo todo. E ir denunciando constantemente. Yo soy una persona mediática de alguna manera. Mi cara suena, porque llevo en esto treinta años y he hecho mucha televisión y demás. Sé que eso juega a mi favor. Puedo pelear. Puedo acceder a sitios a los que yo sé que no va a poder acceder un señor que vendió sus vacas en Aragón para montar una huerta solar... Yo puedo ir a la tele, al programa tal o al programa cual… En fin, que tengo muchas ganas de pelear, y que yo soy de los que muere matando. Y hasta el final. No veo otra forma de hacer: pelear, pelear y pelear. Y… ahora, ya, desde la calma. Porque nosotros hemos sufrido muchísimo. Han sido meses sin dormir, preguntándome qué he hecho mal si yo hice lo que proponía el gobierno. Pero te das cuenta de que estás peleando contra delincuentes. Eso sí –insisto-, ahora ya lo veo afortunadamente con cierta perspectiva, desde la calma. Y desde la calma voy a seguir peleando. Y a mí estos señores me van a ver la cara.
¿Qué no pregunté y debí haber preguntado?
Como no tengo pelos en la lengua, y todo lo que se me pasa por la cabeza lo suelto, creo que te he contado todo lo que quería contarte. Sí que hay una cosa quizá… Te he hablado en algún momento de la entrevista de mi hijo. Quizá el motor de todo esto… Cuando uno es padre… la vida te cambia para bien. Es una experiencia maravillosa. Y, a partir de ella, ya das la vida por esa personita que está ahí. Entonces eres un ejemplo, eres su libro, y eso me ha hecho cuestionarme muchas cosas a la hora de cómo enfocar todo esto. Si hubiera estado soltero y sin mi hijo… Pues ha habido momentos en que realmente me he cuestionado buscar a uno de estos señores y… ir a la cárcel. Así de simple. Así de simple. Es decir, sé que iba a pagar yo los platos rotos de todo esto, pero por otro lado me hubiera dado igual. Cuando ya no te queda más solución que decir bueno, esto es una guerra, tú me estás matando a mí lentamente, pues yo voy a ir a por ti físicamente. Es terrible decir esto. Y no es una cosa de la que me sienta orgulloso ni mucho menos, pero no puedo dejar que las cosas sigan así. No puede ser. Entonces, vamos a pelear con mucha educación. Pero te dan ganas de todo. De todo. Es así de duro.
¿Vives de alquiler?
Tenía una casa. La tuve que vender de aquella manera. Para seguir pagando pufos. Nos hemos descapitalizado de todo. Todo lo que he ido ahorrando durante todos estos años de profesión como actor, y además pidiendo préstamos y emprendiendo… pues lo estoy perdiendo todo. Aún así duermo por las noches. Me levanto por la mañana, y esto es algo que no se me va de la cabeza evidentemente, pero yo voy con una sonrisa, y con ilusión y con ganas. Y creo sinceramente que las cosas se van a solucionar, cuando toda esta gentuza desaparezca de ahí y… Cuando desparezca y alguien diga ‘miren señores, aquí ha habido una sangría –con 62.000 familias- y vamos a restituir todo lo que hemos hecho, y vamos desde otro punto a ver cómo enfocamos esto de las renovables en España’. Bueno, pues perfecto, está bien. Pero lo que no puede ser es que los que emprendimos esta aventura nos veamos en la calle. Hay mucha gente… Yo he visto abuelillos en El Camino del Sol, llorar a moco tendido y decirme ‘hijo mío, es que nos lo han quitado todo’. Y sobre todo te quitan la salud, que eso es lo peor, y las ilusiones. Porque el dinero va y viene: es una gran putada, evidentemente, pero cuando ves a un señor mayor llorar así dices madre mía estos del gobierno no tienen ni idea de lo que han hecho, no tienen ni la más mínima idea. Y lo van a saber.
Si quieres colaborar en la financiación de la película documental Sol(d) Out, puedes hacerlo a través de esta cuenta de Digital Producciones:
ES34-2100-2126-5402-0041-8828.
Esta es la historia de un atraco