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Los secretos químicos del fracking

Euskadi bipolar: diez años de Estrategia Energética, sesenta de gas

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El gobierno vasco, que acaba de aprobar su nueva Estrategia Energética 2020 –documento en el que asegura que apuesta por "incrementar en un 87% el aprovechamiento de las energías renovables"–, coquetea sin embargo con el gas de Álava, territorio en cuyo subsuelo asegura que hay un yacimiento del denominado gas pizarra que contendría el equivalente "a 60 años del actual consumo de gas natural de Euskadi".
Euskadi bipolar: diez años de Estrategia Energética, sesenta de gas

El anuncio lo hizo, a bombo y platillo, hace apenas unas semanas, el lehendakari, Patxi López. Lo hizo en Texas, en un viaje en el que le acompañaba una delegación de empresarios vascos. López, exultante, señalaba a la sazón en Dallas que las reservas explotables de Álava podrían equivaler "a 60 años del actual consumo de gas natural de Euskadi". El problema es que la técnica –la fractura hidráulica o fracking– que hay que utilizar para extraer ese gas –el que alberga presuntamente el subsuelo alavés– entraña ciertos riesgos, según denuncian muchas fuentes. A saber y, entre otros, riesgos de contaminación química de aguas subterráneas y superficiales. Porque resulta que para extraer ese gas, disperso en estratos de pizarra (y no embolsado, como se halla el gas natural convencional), hace falta inyectar en el subsuelo grandes volúmenes de agua mezclada con –y ahí está la madre del cordero– ciertos productos químicos: concretamente "entre 0,1 y 0,5 litros de productos químicos por metro cuadrado". Lo dice el prestigioso Instituto Wuppertal para el Clima, el Medio Ambiente y la Energía, al que el Parlamento Europeo encargó hace unos meses un informe sobre la técnica de extracción de gas pizarra denominada fractura hidráulica (fracking). Pues bien, ese informe (véase) ha revelado, entre otras cosas, lo susodicho (las empresas que extraen gas pizarra están vertiendo hasta medio litro de productos químicos por metro cuadrado de área de explotación) y, además, ha servido también –el informe Wuppertal– para saber que la administración no sabe qué productos químicos son empleados por las compañías extractoras en esas prácticas. Como suena: no lo sabe. Quien sí sabe es la asociación americana The Endocrine Disruption Exchange, que ha descubierto hasta 632 sustancias químicas empleadas en esta técnica y ha llegado a unas ciertas conclusiones. A saber: casi el 40% de las sustancias químicas provoca alergias; más del 25% puede causar cáncer y mutaciones; el 37% puede afectar al sistema endocrino; y más del 50% causa daños en el sistema nervioso. Lo cuenta en su informe "Natural Gas Operations from a Public Health Perspective".

Y, ahora, la bipolaridad de Euskadi, que acaba de aprobar una estrategia en la que alardea de apostar por un incremento del 87% de sus renovables mientras anuncia que rebuscará en su subsuelo en pos del gas pizarra.

Sí, el Consejo de Gobierno vasco ha aprobado esta semana la Estrategia Energética de Euskadi 2020 (3E2020), el documento que marcará la política energética vasca durante la próxima década. La estrategia se basa en tres ejes principales, según el gobierno vasco: la apuesta por el ahorro energético, el impulso a las energías renovables y la potenciación del sector industrial vasco vinculado a la energía. Así, los principales objetivos de la 3E2020 serían los siguientes: intensificar las actuaciones en eficiencia energética ("con un ahorro de 1.050.000 toneladas equivalentes de petróleo (tep) anuales en el año 2020") y mejorar la intensidad energética final un 22%; incrementar el aprovechamiento de las energías renovables un 87% para alcanzar en el año 2020 las 905.000 tep, lo que significaría una cuota de renovables en consumo final del 14%; y reducir el consumo final de petróleo en el año 2020 un 9% respecto a 2010, favoreciendo la desvinculación con el sector transporte (37.100 vehículos eléctricos) y favoreciendo también el que las energías alternativas en el transporte por carretera alcancen una cuota del 15%.

Apuesta por el "desarrollo acelerado" del gas en Euskadi
En el documento recién aprobado, la denominada 3E2020, el gobierno vasco reconoce (página 2) que "la anterior estrategia energética vasca se centró en apostar por el gas natural como principal sustituto de los derivados del petróleo, en un momento en el que estos suponían el 62% de la demanda, lo que significó impulsar la construcción de infraestructuras gasistas y la introducción de nuevas tecnologías como la cogeneración". En relación con el gas, el gobierno vasco también destaca en ese documento la creación, en 1983, de la Sociedad de Gas de Euskadi y la explotación del campo de gas marino de Gaviota, entre los años 1987-1992, hechos "que contribuyeron a sentar las bases para un desarrollo acelerado del sector gasista en Euskadi". Esta estrategia –dice el gobierno vasco refiriéndose a la anterior a la ahora vigente–, unida a las posibilidades tradicionales de potenciales de hidrocarburos de la Cuenca Vasco-Cantábrica, "fueron la causa de que en 1983 se creara también la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi, con la misión de reconocer y promover la actividad exploratoria en esta área".

¿Técnicas innovadoras?
Pues bien, más allá del documento ahora aprobado y de los objetivos que señala sobre el papel, la actual estrategia del gobierno vasco parece apostar, otra vez, por el "desarrollo acelerado" del gas (ahora, gas pizarra). De hecho, hace apenas unos días, el viceconsejero de Industria y Energía del gobierno vasco, Xabier Garmendia, publicaba en la página del Ente Vasco de la Energía (eve.es) un artículo titulado "Gas natural en Álava", en el que se felicitaba por el descubrimiento de ese combustible fósil en la más meridional de las provincias vascas: "la noticia tiene un gran impacto no solo en el País Vasco sino a nivel nacional. Por dos razones. Por el volumen de las reservas explotables que las primeras estimaciones apuntan y porque su explotación futura requeriría de la utilización de técnicas innovadoras como la fracturación hidráulica o la perforación horizontal". Según Garmendia, "las reservas explotables anunciadas alcanzan los 185 bcm (billones de metros cúbicos), que es una cantidad muy importante a nuestra escala ya que supone unos 60 años del actual consumo de gas natural de Euskadi o un yacimiento 25 veces mayor que el de Gaviota, descubierto hace casi 30 años frente a las costas de Bermeo y explotado durante media docena de años a principios de los años noventa del siglo pasado".

Frente a los recelos que esas "técnicas innovadoras" (la fracturación hidráulica o fracking) han suscitado en ciertos sectores de la sociedad vasca, el viceconsejero Garmendia explica en su artículo que, "en el yacimiento Barnett Shale de Texas, en el que el Lehendakari hizo su anuncio, se llevan perforados más de 15.000 pozos en los últimos años sin que se haya producido ni un solo incidente de contaminación de acuíferos, tal y como los máximos responsables de la autoridad encargada de la autorización y control de estas perforaciones en Texas nos pusieron de manifiesto al Lehendakari y sus acompañantes en la jornada de trabajo conjunta que mantuvimos en la prestigiosa Universidad Metodista de Dallas". El caso es que el gobierno vasco –señala en su artículo el viceconsejero– ha autorizado "a partir de 2012 un proceso de exploración, que no de explotación, de varios pozos para comprobar la viabilidad técnica, económica y medioambiental de una hipotética futura explotación de este gas". El objetivo de esa autorización es, según el viceconsejero, explorar "para conocer los parámetros técnicos, los costes económicos y los riesgos ambientales de un yacimiento concreto y después, y solo después, tras demostrar la ausencia de riesgos inasumibles, explotar el recurso accesible en condiciones seguras". 

Según el gobierno vasco
El viceconsejero explica la técnica hidráulica utilizada para estimular la roca madre en la que se encuentra atrapado el gas natural en los siguientes términos: "consiste en inyectar en cada pozo agua a alta presión a la que se añaden pequeñas cantidades de sílice (3%) y aditivos (menos del 2% de la mezcla). Esta técnica tiene por objeto fracturar la roca madre hasta conseguir que el gas que contiene adsorbido se libere poniendo el pozo en producción. Y las proporciones y tipo de la sílice o los aditivos utilizados son una característica de cada yacimiento que hay que ensayar y conocer con exactitud en cada caso". Por otra parte –añade en su explicación–, "la respuesta de cada yacimiento a esta estimulación es distinta en cada caso. Cada yacimiento devuelve una parte variable, entre el 10% y el 80%, de la mezcla de agua y aditivos utilizada en la fracturación, lo que supone prever distintas instalaciones de acogida y tratamiento de la mezcla hidráulica utilizada".

Además –concluye Garmendia–, "se hace necesario conocer, entre otras cosas, la cantidad de agua necesaria para estimular cada pozo, que es distinta en cada yacimiento; o las mejores técnicas a utilizar para atravesar el acuífero de Subijana sin riesgo de contaminación o deterioro del mismo". El viceconsejero concluye con una explícita declaración de intenciones: "el Gobierno Vasco ha tomado la decisión de explorar la viabilidad técnica, económica y medioambiental de la explotación del gas natural no convencional en Álava. Y lo ha hecho desde la prudencia ambiental, desde el convencimiento de que, si se demostrase esta viabilidad sería una excelente noticia para la sostenibilidad energética de Euskadi durante las próximas décadas y desde la responsabilidad exigible a todo Gobierno de ofrecer a través de su actuación un futuro mejor, más sostenible".

Según Comisiones Obreras
Hace un par de semanas, la secretaría de Medio Ambiente de Comisiones Obreras presentó a los medios de comunicación un documento –"Impacto ambiental del sistema de fracturación hidráulica para la extracción de gas no convencional"– en el que solicita explícitamente al gobierno de España que prohíba esa práctica (la fractura hidráulica) porque "implica impactos ambientales muy elevados: el más importante es la contaminación de acuíferos y de aguas superficiales por la inyección de decenas de sustancias químicas", dice el documento. En ese sentido, CCOO apela al principio de precaución, "teniendo en cuenta la situación y experiencia en otros países", donde ya se han registrado episodios de contaminación grave de acuíferos (véase Gas Land, the movie), y especifica asimismo en su documento que esta no es una "técnica innovadora", tal y como la presenta el consejero: según CCOO, en Estados Unidos la fractura hidráulica se emplea "de manera masiva desde los años noventa". Es más, en la gran nación del Norte de América, que es uno de los principales productores de gas del mundo, esta técnica ya está detrás de más del 20% de sus extracciones.

Muchas fracturas hidráulicas –mucha experiencia, pues–, y mucha bibliografía. CCOO cita por ejemplo un estudio del Tyndall Centre (enero de 2011) según el cual "existen evidencias a partir de la experiencia de EEUU que sugieren que la extracción de gas de pizarra comporta un riesgo significativo para la contaminación del agua subterránea y de superficie". El informe del Tyndall Center, que es un centro de investigación sostenido por siete universidades británicas (Oxford, Cambridge, East Anglia, etcétera) añade acto seguido que "hasta que la base de estas evidencias se desarrolle, la única acción responsable es prevenir su desarrollo en Reino Unido y Europa". Con respecto a las sustancias químicas empleadas en esta técnica, el informe Tyndall también es muy explícito: "los análisis de estas sustancias muestran que muchas tienen propiedades tóxicas, cancerígenas o peligrosas". 

Seiscientas sustancias químicas
CCOO señala por su parte en su estudio que la fractura hidráulica emplea "al menos 600 sustancias químicas" y denuncia además que "algunas de ellas son reconocidas como cancerígenas, mutágenas y disruptoras endocrinas (alteradoras del sistema hormonal)". El documento de Comisiones especifica aún más: la fractura hidráulica utiliza, entre otras, "benceno, tolueno, etilbenceno o xileno, sustancias identificadas como muy peligrosas para la salud y el medio ambiente". Además, Comisiones cita otro informe: "Natural Gas Operations from a Public Health Perspective". Este, elaborado por la asociación americana The Endocrine Disruption Exchange (TEDX), analiza hasta 632 sustancias químicas. Pues bien, según el informe de TEDX, "más del 50% de las sustancias químicas causan daños en el sistema nervioso (...) y más del 40% de las sustancias tienen efectos ecológicos, que dañan a la vida acuática y otra fauna".

Ya hay moratorias
El caso es que, a la luz de toda la experiencia acumulada, en Norteamérica ya han sido varias las ciudades o estados que han prohibido esta práctica: Comisiones cita Búfalo (Nueva York) y Pittsburg (Pensilvania) y asimismo la provincia-estado de Quebec (Canadá), que tiene una superficie equivalente a tres Españas, o sea, un millón y medio de kilómetros cuadrados. Además, el documento de CCOO menciona moratorias en Suráfrica y la prohibición, en Francia, de la explotación y "exploración" de yacimientos de "hidrocarburos líquidos o gaseosos mediante la técnica de fractura hidráulica". En el país vecino, esa prohibición entró en vigor por ley (835/2011) el pasado mes de junio. La ley 835/2011 aprobada por la Asamblea Legislativa francesa alega como motivos para sostener esa prohibición –señala CCOO en su documento- "la elevada cantidad de agua que requiere el proceso, la contaminación de acuíferos subterráneos y la presencia de químicos en el fluido de fractura con riesgos sobre la salud reconocidos".

Precaución contra secretismo
Visto lo visto, el sindicato considera –lo hace por boca de su secretario confederal de Medio Ambiente, Llorenç Serrano–, que, "en España, debemos optar por la línea del principio de precaución y, por lo tanto, descartar esta técnica hasta que se sepa con exactitud cuáles son sus verdaderos impactos". En ese sentido, el responsable de Comisiones señala que es preciso esperar a la publicación del estudio que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (Environmental Protection Agency, EPA) está llevando a cabo sobre el particular. La EPA emprendió una investigación en marzo de 2010 sobre los "potenciales impactos negativos que la técnica de fractura hidráulica puede tener sobre la calidad del agua y la salud pública" (su publicación está prevista para finales de este año). Comisiones, además, denuncia el secretismo que rodea la dimensión química de la fractura hidráulica. Según el sindicato, "las empresas no dicen qué sustancias inyectan en el agua acogiéndose al secreto industrial".

Una práctica merecedora de directiva
En idéntica línea se expresa el mencionado Instituto Wuppertal para el Clima, el Medio ambiente y la Energía, entidad a la que el mismísimo Parlamento Europeo ha encargado un informe "sobre el impacto de la extracción del petróleo y gas de pizarra mediante la técnica de fractura hidráulica sobre el medio ambiente y la salud humana". Pues bien, el Instituto Wuppertal recomienda a las autoridades europeas que consideren la "prohibición general" del uso de productos químicos tóxicos en este tipo de técnicas. "Por lo menos –añade textualmente en su informe–, se deberían reconocer públicamente todos los productos químicos utilizados, restringir el número de productos químicos permitidos y monitorizar su uso". El informe concluye de manera contundente: "dada la compleja naturaleza de los posibles impactos (...), debería dársele consideración a desarrollar una nueva directiva a nivel europeo que regule todas las cuestiones sobre esta área de una manera exhaustiva". [Imagen: Gas Land, the movie].

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Esta técnica de extracción de gas está prohibida en Francia. ¿Hasta cuando vamos a seguir ensuciando nuestros ríos, contaminando nuestros mares, agotando nuestros recursos? ¿Hasta cuando vamos a seguir arrasando la naturaleza, y a nosotros mismos, obedeciendo siempre a esa irracional sed de crecimiento económico? ¿Será posible que seamos tan miopes? En Cantabria parece haber también yacimientos de gas de pizarra, y por supuesto tenemos nuestros propios lumbreras que están deseando convencernos de la gran oportunidad que se nos presenta. Pero la sociedad civil se ha organizado, y NO PASARÁN.
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