En las discusiones sobre el desarrollo de las energías renovables en España, el foco de la atención desde tiempo se centra en el autoconsumo con balance neto.
En la actual situación normativa, el autoconsumo instantáneo no parece ser una opción apetecible para los usuarios del sector residencial. De un lado, las dificultades burocráticas, y por otro el precio de venta del surplus de energía a la red configuran esta opción como más interesante para otros sectores: la industria, por ejemplo, o las grandes instalaciones comerciales.
La principal diferencia del balance neto con respecto al autoconsumo instantáneo está en la posibilidad de utilizar la red como un almacén del surplus de energía producida: si se produce, en un momento dado, más electricidad de la que puede consumir el usuario en ese instante, este pueda inyectar a la red de suministro público ese excedente y diferir el consumo de esa electricidad, con un balance anual.
Según muchos estudios y análisis, esto permitiría, por ejemplo, con un sistema fotovoltaico o un sistema hibrido de diferentes tecnologías, alcanzar una producción del 100% de la energía necesaria en un hogar. Y con un tiempo de retorno del coste de la instalación en torno a 6 años.
Esto no quiere decir que el usuario no gastaría dinero en electricidad, habría que pagar un “coste de contabilidad” al comercializador, más el “gasto de peaje”. Es decir que el uso de la red seguiría teniendo un coste.
Actualmente en la TUR (Tarifa de Último Recurso, la más común en los hogares) por el uso de la red de distribución se paga un peaje que comprende todos los costes del sistema (transporte, distribución, políticas de ahorro y eficiencia energética, moratoria nuclear, intereses del déficit de tarifa). Esos costes representan casi la mitad de la tarifa.
Del análisis del borrador del Real Decreto, parece que los peajes de Balance Neto podrían ser los mismos de la TUR.
El tema es complicado: la incertidumbre derivada por la falta del decreto, la complejidad técnica de los aspectos en juego, las dudas sobre la rentabilidad económica de este tipo de sistemas...
Por otro lado, desde el año 2012, la fotovoltaica ha conseguido la paridad de red, es decir que los costes de generar electricidad y los costes para comprarla se han igualado. Los últimos datos certifican que las fluctuaciones de potencia, asociadas por ejemplo al paso de nubes sobre las instalaciones fotovoltaicas, no perturban de manera significativa la frecuencia de suministro.
Las barreras históricas para el pleno desarrollo de las fuentes de energía renovables van cayendo: hay que estar preparados para las necesidades que ya han surgido y que siguen surgiendo.
Una buena instalación conectada en balance neto se caracteriza, en primera instancia, por ser una instalación con una potencia contractada perfectamente centrada en la tipología de usuario, el tipo de edificio y sus necesidades, además de necesitar mínimas cantidades de electricidad desde la red eléctrica.
Para ello es fundamental que los técnicos involucrados en este tipo de instalaciones desarrollen sus conocimientos, en diferentes direcciones.
Primero. Es evidente que el objetivo primario es la reducción de consumo eléctrico, y que esto necesita una fase de análisis y estudio profundo de la tipología de usuario, de la distribución de sus consumos eléctricos históricos en periodos largos de tiempo con cadencia horaria, y de las posibilidades ofrecidas por el contracto de conexión.
Existen diferentes tipos de facturación (uno, tres y seis tramos con diferentes costes horarios) y la distribución del consumo eléctrico es diferente por cliente (sector industrial, terciario, doméstico). La solución planteada tendrá que ser personalizada y económicamente atractiva.
Segundo. Hay que conocer y saber proponer diferentes opciones de instalación. Híbridos fotovoltaicos con cogeneración, o sistemas mini eólicos, sin olvidar que la eficiencia eléctrica es un aspecto más de la eficiencia energética y sostenibilidad ambiental del edificio.
Los técnicos van a necesitar conocimientos de tecnologías de energías renovables y capacidad de hibridar estas tecnologías, además de la capacidad de análisis de datos en periodos largos de tiempo, de conocimientos de herramientas de análisis económico para analizar la rentabilidad de la propuesta, de las normas, de los procedimientos y de los mecanismos de regulación para conseguir y tramitar autorizaciones y realizar dichas instalaciones.
Profundizar los conocimientos en estas direcciones es, en este momento, no solo una valiosa posibilidad sino una necesidad para todas las personas involucradas en este tipo de proyectos.
La oferta formativa en energías renovables es amplia: centros de formación reglada, empresas especializadas en formación para profesionales en activo y desempleados, fabricantes de equipos, que suelen realizar acciones de formación con un carácter promocional de sus productos. En el tema concreto del autoconsumo, esa oferta, sin embargo, no es tan amplia, dado que muchos están a la espera del real decreto de balance neto para dar una respuesta global.
En cambio, esta espera del real decreto no ha sido un impedimento para que algunas empresas de formación ya hayan desarrollado cursos para cubrir las necesidades competenciales de los profesionales del autoconsumo.
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