En esta aparecería la producción nuclear como un pedestal en el que se apoyarían el resto de las energías que cubren la demanda eléctrica peninsular. Precisamente Red Eléctrica ha venido a auxiliarme esta mañana con la actualización de su aplicación. Pues ahora, para un día cualquiera, aparece la figura de la nuclear –en morado– ocupando el citado pedestal; mientras las otras forman una amalgama, donde el gas hace de necesaria argamasa para cubrir la demanda. Digo necesaria, porque la generación flexible no fósil seguirá siendo escasa para casar oferta y demanda en los próximos años.
Por tanto, la parada de Almaraz supondrá mayor producción con gas y emisiones de CO2 a la atmósfera en varios años. ¿Es que acaso nos hemos olvidado de que emprendimos la transición energética para atajar el calentamiento global? ¿Es el momento adecuado para parar Almaraz? Mi opinión es que no.
Por varias razones. La primera la ya expresada del CO2. Creo que al tiempo con dicha parada se debería de disponer de suficiente almacenamiento para cubrir los huecos de las renovables sustitutorias.
La segunda razón es porque restarle 2 GW inframarginales a la oferta, contribuirá a incrementar el precio de la electricidad. Ciertamente que esto servirá para incitar la inversión en renovables. Pero no más que, si como pedía en mi artículo anterior, las eléctricas anunciasen un gran plan de almacenamientos por bombeo, el cual proyectaría un horizonte de precios de mercado adecuados y estables.
La tercera porque varios argumentos indican un aumento significativo de la demanda eléctrica y un aumento de los precios les sería perjudicial. Entre ellos:
• Buenas expectativas para la economía española.
• Necesidad de emprender la electrificación de la economía, incluyendo el transporte.
• Aparición de clústeres alrededor de los centros de datos (CPDs), que demandará exponencialmente la Inteligencia Artificial.
Respecto al último fenómeno, su crecimiento se espera que siga una curva exponencial, cuya rodilla se presentaría en Europa en los próximos 6-8 años. España, por sus condiciones geográficas y climáticas, debería aspirar a ser líder europeo en esta área.
La cuarta razón es que toda esa nueva demanda debería cubrirse con una gran cantidad de energías renovables. Si se detiene la operación de Almaraz será necesario añadir aproximadamente 8 GW más, lo cual podría provocar una implementación atropellada de nuevos parques. Esto generaría desafección hacia las renovables. Es posible que incluso dé lugar a manifestaciones en contra de estas energías, en áreas donde ahora se hacen por la continuidad de la central.
La quinta, porque se va al cierre de la central de manera inercial, sin que los dos principales agentes de los que depende su continuidad, como son gobierno y propietarios, se paren a reconsiderar el acuerdo que firmaron hace seis años. Porque dice el gobierno que no está en su estrategia y además no lo solicita la empresa; y dice la empresa que porque no le salen las cuentas por las tasas e impuestos. ¡Pero si el gobierno está dispuesto hasta a matar la gallina de los huevos de oro, es que tiene margen para reducirlos! ¡Negociad!
En un mundo que cambia rápidamente, en el que seis años son una eternidad, la estrategia debe adaptarse constantemente. Desde entonces, han ocurrido eventos significativos que afectan el ámbito energético, como son: la guerra de Ucrania; el aumento de partidos negacionistas; la elección de Trump; y el rápido desarrollo de la inteligencia artificial. Estos hechos hacen que mantener 8 GW de energía renovable sin emisiones de CO2, equivalente a retrasar el cierre de Almaraz, sea la mejor opción para reducir las emisiones de CO2, también en el largo plazo.
La sexta, porque se va a parar sin tener resuelto el reciclaje de los residuos. Cuando se atisban alternativas al enterramiento si se alargase la vida de Almaraz. Porque tecnologías que han languidecido por la falta de interés hacia las nucleares en años pasados, están apostando ahora por reciclar residuos radiactivos de larga vida y alta actividad de manera asequible. Entre ellas están los llamados reactores rápidos, que los podrían usar como combustible produciendo otros cuya vida sería asumible.
Mi propuesta sobre qué hacer con las nucleares la expresé hace tres años en un artículo en esta misma revista titulado ‘No perder el rumbo: aprovechar las nucleares y después hibernarlas’.
No concreté cuando pararlas; ahora digo que no ha llegado el momento. Proponía entonces que se hiciera cargo de ellas la UME. Con las nuevas circunstancias mundiales, bien nos vendría unidades especialistas en temas nucleares ante posibles catástrofes.
¿No nos están pidiendo aumentar el gasto en Defensa?