Hace más de dos años se produjo la invasión rusa de Ucrania. Aquello provocó una crisis energética en la UE. Alemania además perdió el suministro del gas por el que había apostado para completar su transición energética. Por ello pidió auxilio a sus socios europeos, y en particular a España, pues nosotros gozamos de sobradas alternativas de abastecimiento de este combustible.
Ante la oposición de Francia a la solución más rápida y eficaz, que no era otra que la de agilizar el proyecto del gaseoducto MidCat, el presidente Pedro Sánchez tanteó a su homólogo italiano Mario Draghi sobre una ruta alternativa por Italia. Se pensó entonces en una interconexión gasística submarina entre Génova y Barcelona. Esta opción dejaría fuera a Francia.
Entonces Macrón se puso nervioso, aquello le debió recordar cuando los Tercios de Flandes establecieron “El Camino Español” para evitar el paso por Francia. Rápidamente llamó a su colega español y en menos de siete meses firmó un acuerdo con España, al que se sumó Portugal, para cambiar el lógico Midcat por el extravagante H2Med.
Uso el adjetivo “extravagante”, y no sé si me quedo corto, porque esta decisión:
• Tira el esfuerzo inversor ya realizado por España hasta la conexión con Francia.
• Incrementa el coste de manera muy considerable.
• Es una solución muy vulnerable, con 455 km bajo el mar.
Por ello y porque opino que nuestro papel no es el de exportador de H2, abogo por que tal inversión la dejemos en un cajón y, a cambio, empleemos ese dinero en una gran interconexión eléctrica submarina con Italia. Pues aunque sea bajo el mar, en este caso se cuenta con múltiples alternativas, por lo que un hipotético fallo no sería crucial.
Este enfoque refuerza el mallado de la red eléctrica europea rompiendo la estrecha visión nacional y por eso beneficia a todos. Ya que:
• A Francia, con gran potencia rodante de su rígida nuclear, le va a venir bien vendernos su exceso de producción nocturna en vez de producir hidrógeno rosa. Para ello las interconexiones actuales y en curso serán suficientes.
• A Italia y Alemania, donde se prevé la electricidad más cara de la UE en 2050, les va a venir de perlas nuestra barata fotovoltaica cuando el viento amaine.
• A España y Portugal, también les vendrá estupendamente comprar los excedentes de los enormes parques eólicos marinos del mar del Norte.
En cualquier caso, nuestra prioridad debe de estar en ampliar mercado y para ello unirnos con Italia. Así conseguiremos conectarnos, sin restricciones técnicas, con el corredor eléctrico que unirá este país con Suiza, Austria y Alemania… Y así con el resto de Europa.
Esta opción es clave para hacer pronto realidad el Mercado Interior de la Electricidad. Pues Francia, situada en el meollo de Europa, es lógico que sea reacia a realizar las grandes inversiones necesarias en su red, cuya estructura está diseñada en función de su parque nuclear, para adaptarla al gran tráfico eléctrico entre los países circundantes. Máxime cuando en el horizonte 2050 a nuestro país le corresponde ser uno de los puentes energéticos con África.
En cuanto al H2. El hecho de que España tenga viento, alta insolación y relativa baja densidad de población, no exime limitar y priorizar la superficie que se ocupará para la instalación de renovables. Produzcamos H2 principalmente para nuestro uso como regulador de vertidos y usémoslo también para:
• Nuestras propias necesidades térmicas.
• En la producción de electricidad flexible.
• En el transporte.
• Y en todo caso, para producir los combustibles necesarios para la difícil descarbonización del tráfico marítimo y aéreo.
En conclusión, posterguemos el H2Med, que a lo mejor en un futuro Francia se aviene al MidCat. Quizás esto ocurrirá si, como explicaré en el próximo artículo, prospera la lógica gran conexión de H2 verde de África con Europa vía Marruecos y España.
Mientras, agilicemos la conexión eléctrica con Italia que es lo más racional.
