Si los que diseñan las políticas eléctricas consideraran las cosas con un mínimo de objetividad y raciocinio, teniendo en cuanta lo que es mejor técnica y económicamente para el sistema y además justo para los actores que intervienen, llegarían facilmente a la conclusión de que, en cuestión de autoconsumo con conexión a red, lo correcto es plantear un sistema de "medición neta", es decir que el contador distinga claramente la energía intercambiada: por un lado los kWh que el sistema proporciona al consumidor-productor y por otro los kWh que el consumidor-productor proporciona al sistema.
Una vez determinado el intercambio de energía que se produce, el consumidor-productor en su faceta de consumidor debería pagar por la energía consumida igual que cualquier otro, es decir el precio al que contrate el suministro.
Y el mismo consumidor-productor, en su faceta de productor, debería cobrar por la energía suministrada a la red lo mismo que cualquier otro, es decir el precio del pool.
Y aqui se acaba la historia en cuanto a la energía.
En cuanto a la potencia de generación solo debería limitarla el máximo admisible de la instalación eléctrica a la que se conecta. ¿Por qué? Porque cuando se realizó esa instalación se calculó para que admitiera siempre una potencia igual o superior a la de contrato, y se pagó a la eléctrica los correspondientes derechos de extensión.
Si conocemos la historia de cómo se han ido construyendo las redes eléctricas en este país se comprende claramente lo que se puede instalar sin que se inmute el robusto sistema de distribución español, que es robusto porque el RD de Acometidas Eléctricas se basó siempre en hacer pagar al solicitante cualquier refuerzo de red necesario para admitir un nuevo suministro y además regalarlo a la distribuidora, ocasión que éstas aprovecharon para reforzar y sanear sus redes a coste cero.
Por tanto estamos en condiciones de afirmar que el sistema eléctrico puede soportar la suma de potencias contratadas de todas las instalaciones y que cada consumidor ya pagó a la distribuidora en el momento del contrato por preparar las redes que soportaran esa potencia.
Y aqui se acaba la historia en cuanto a la potencia.
El autoconsumo con conexión a red no plantea problema técnico alguno y tampoco problema económico porque el ciudadano está dispuesto a hacerse cargo de la inversión. No aumenta el deficit de tarifa porque no requiere primas y beneficia al país porque disminuye la dependencia energética y las emisiones de CO2.
Entonces ¿cuál es el problema? ¡Ah, que molesta a las grandes eléctricas!
Ya pero... ¿cuál es el problema?
El problema es que no hay forma de argumentar, sin que suponga un grave insulto a la inteligencia de los ciudadanos, lo que las grandes eléctricas exigen al gobierno en su avidez infinita. Recordemos por ejemplo la propuesta de Iberdrola de cobrar peajes para ser "solidarios" con los demás consumidores, o la exigencia de Endesa de instalar dos contadores para "contabilizar el ahorro de emisiones".
Por eso, porque son incapaces de encontrar un discurso coherente para vendernos esta moto es por lo que todavía no ha salido la normativa que regule el autoconsumo.
Entretanto están trabajando con las redes inteligentes para ver si encuentran la manera de hacernos comulgar, una vez más, con ruedas de molino. Estaremos atentos y plantaremos alternativas.
