El consejero autonómico responsable del Área, José Antonio Valbuena, ha señalado que se trata del “primer gran proyecto de almacenamiento energético en Canarias y un hito determinante para que las islas alcancen el objetivo de descarbonizar su economía en el año 2040, tal y como se establece en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética”.
La directora general de Energía del Gobierno de Canarias, Rosana Melián, ha detallado que la iniciativa contempla, además de la construcción de la central hidroeléctrica, una estación desalinizadora de agua de mar y las obras marinas asociadas, así como las instalaciones necesarias para su conexión a la red de transporte. Los 200 MW de potencia de la central equivalen, según dijo Melián, al 36% de la punta de demanda de Gran Canaria.
Esta infraestructura tendrá una capacidad de producción de agua de 2,7 millones de metros cúbicos al año y generará en torno a unos 3.500 puestos de trabajo en torno a su actividad, según las cifras que maneja la administración canaria. Las obras de construcción del proyecto comenzarán por la Estación Desaladora de Agua de Mar (EDAM) en Arguineguín y seguirán por la canalización del bombeo junto a la carretera para conectar con las presas en el interior de la isla. Posteriormente, continuarán con las conexiones subterráneas entre las presas de Soria y Chira.
Red Eléctrica invertirá más de 400 millones de euros en la construcción de la central, un proyecto que ha sido declarado de interés general por el Gobierno de Canarias y de utilidad pública e interés social por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. La duración prevista es de 70 meses desde el inicio de los trabajos.
Una infraestructura esencial para Canarias
El proyecto hidroeléctrico reversible se diseñó para cumplir los objetivos de la Ley 17 /2013, que establece que en los sistemas eléctricos insulares y extra-peninsulares, las instalaciones de bombeo que tengan como finalidades principales la garantía del suministro, la seguridad del sistema y la integración de energías renovables no gestionables serán de titularidad del operador del sistema, es decir de Red Eléctrica.
El Salto de Chira aportará una mayor garantía de suministro de Gran Canaria, al aumentar la potencia instalada, y refuerzo para la seguridad del sistema energético, elemento fundamental para un sistema eléctrico aislado y, por lo tanto, más vulnerable, como el sistema canario. Además, en caso de interrupción del suministro, permitirá agilizar y reducir drásticamente los tiempos de reposición. Otro de los beneficios de este proyecto es que permite incrementar la integración de energías renovables, al poderse aprovechar los excedentes de generación con estas tecnologías.
Las previsiones son que, en 2027, Salto de Chira consiga integrar un 37% más de producción de las energías renovables sobre la que se tendría sin la existencia de la instalación, elevando el porcentaje de generación renovable en la cobertura media anual de la demanda hasta el 51%, aunque en momentos puntuales dicho porcentaje podrá ser mucho mayor. Ello provocará una reducción adicional de emisiones anuales de CO2 de un 20% y, gracias a la mayor capacidad de integración de renovables, un ahorro de unos 122 millones de euros anuales en costes de generación, al reducir las necesidades de combustibles fósiles.
La nueva infraestructura tendrá 3,5 GWh de almacenamiento y será una herramienta al servicio de todo el sistema eléctrico de la isla de Gran Canaria, ya que, según indican desde el gobierno regional, todos los productores de tecnología renovable podrán introducir su energía en el sistema: las grandes instalaciones y las pequeñas, las grandes empresas y las familiares y los usuarios domésticos con autoconsumo.