“Los sistemas de almacenamiento nos permiten hacer un uso más eficiente de los excedentes, es decir, de la energía no autoconsumida en el momento en el que es generada, para poder consumirla en un momento posterior. En los próximos años, las baterías van a tener la misma importancia que los propios paneles solares”, afirmaba José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) en la presentación, el pasado 8 de marzo, del estudio.
Este trabajo, pionero en España, muestra la cantidad de electricidad que almacenan los autoconsumidores que no solo cuentan con paneles solares sobre el tejado de casa sino que también han dotado de baterías a sus instalaciones. Según sus resultados, las baterías de las instalaciones de autoconsumo guardaron en 2022 hasta 1.382,84 megavatios hora de energía solar, que los autoconsumidores pudieron usar a demanda. Es decir, cuando les hizo falta, independientemente de que en ese momento brillara o no el sol.
UNEF ha emprendido este primer estudio con un propósito muy concreto: "dimensionar y plantear una hoja de ruta para hacer frente a las necesidades del sector de la energía solar, en particular, y de las energías renovables, en general en este ámbito". Según los datos recogidos por la asociación, de los 1.382,84 megavatios hora de energía solar almacenados, 692,44 MWh corresponden a instalaciones conectadas a la red y 690,39 MWh a instalaciones solares aisladas.
“Desde UNEF valoramos muy positivamente el crecimiento que se está produciendo respecto a almacenamiento detrás del contador”, destacó Donoso en la presentación del estudio. “Creemos que este dato es el resultado de una conciencia mayor por parte de la ciudadanía y de nuestro tejido empresarial con la solución transversal que plantea la energía solar en un contexto de crisis energética y cambio climático. Además, las ayudas del Gobierno contempladas dentro del Plan de Recuperación y Resiliencia están haciendo posible que las soluciones de almacenamiento sean accesibles a cada vez más empresas y personas”, añadía.
2.500 MW en autoconsumo
Según UNEF, en 2022 se pusieron en marcha en el país instalaciones solares para autoconsumo por valor de 2.507 MW. El 10% de las conectadas a red se han dotado de baterías. En el caso de las aisladas, ese porcentaje se eleva hasta el 66%. El estudio realizado concluye que la capacidad de almacenamiento para autoconsumo ha oscilado este año en torno a los 260 MW, "teniendo en cuenta que el número de horas de funcionamiento de una batería a menudo es modular y estamos considerando entre 2 y 4 horas de funcionamiento, para instalaciones conectadas a la red".
Los autores del informe indican que las soluciones de almacenamiento asociadas a instalaciones de autoconsumo están creciendo "como consecuencia de su capacidad para optimizar las instalaciones de autoconsumo, aumentando todavía más el ahorro, aprovechando mucho más la energía generada y, por tanto, reduciendo la amortización de la instalación".
El director general de UNEF considera, en todo caso, que “es fundamental seguir innovando e invirtiendo en I+D para incrementar una implementación de almacenamiento que sustente la escalabilidad de una transición energética sostenible en forma y tiempo”. “Conseguir un mix energético nacional 100% renovable e integrarlo de manera correcta en la red depende de ello”, añade.
¿Y fuera de España?
Aunque los sistemas de almacenamiento de energía ayudan a reducir significativamente el coste de la electricidad, al permitir a los usuarios consumir menos electrones provenientes de la red, su desarrollo, en general, no ha sido fácil.
En la edición del cuarto trimestre de 2022 del US Energy Storage Monitor, publicado por Wood Mackenzie Power & Renewables, se constata que durante el tercer trimestre del año pasado en el sector no residencial (que también incluye instalaciones comunitarias, gubernamentales y de otro tipo) se instalaron 26,6 MW/56,2 MWh de sistemas de almacenamiento de energía. Una cifra pequeña en comparación con los 1.257MW/4.733MWh de almacenamiento de energía a escala comercial, o incluso con los 161MW/400MWh de sistemas residenciales desplegados en el periodo de tres meses analizado. Sin embargo, Wood Mackenzie predice que, junto con los otros dos segmentos del mercado, las instalaciones no residenciales crecerán en los próximos años. En Estados Unidos, esto se verá favorecido por los incentivos fiscales al almacenamiento (y a las energías renovables) de la Ley de Reducción de la Inflación, pero parece que también hay interés en Europa.
Volviendo a las baterías detrás del contador, el país con más instalaciones de este tipo es Australia, que se ha convertido en el mercado energético más descentralizado del mundo y en donde la adopción de tecnologías detrás del contador no para de crecer. Hasta ahora, las instalaciones residenciales de energía solar han sido la columna vertebral de este mercado, pero muchos analistas estiman que las empresas van a tomar el relevo e impulsar la mayor parte del crecimiento de este sector en las próximas tres décadas.
FTM o BTM
El principio de funcionamiento de un sistema de almacenamiento de energía en batería (BESS) es sencillo. Las baterías pueden recibir la electricidad de la red eléctrica, directamente de la central, o de una fuente de energía renovable, como los paneles solares, para luego almacenar esa energía en forma de corriente y liberarla cuando se necesite. De esta manera, ayudan a equilibrar los flujos de energía, reduciendo los picos de carga (consumo de energía) de la red y permiten una mayor integración de las energías renovables.
El sistema de almacenamiento puede ser de dos tipos: delante del contador (front of the meter o FTM) o detrás del contador (behind the meter o BTM). Estos últimos se instalan en la propiedad del cliente (vivienda, empresa…) y no están integradas en la red eléctrica, de manera que la generación y el almacenamiento de energía se gestionan dentro de la propiedad. Si el marco normativo lo permite, las baterías también pueden suministrar energía a la red (caso de España).
Los sistemas delante del contador suelen ser bastante más grandes, almacenan la energía lejos del punto de consumo y están conectados directamente a la red eléctrica. Entre las tecnologías FTM actualmente utilizadas se encuentran el bombeo hidráulico, el aire líquido y el aire comprimido, pero también las plantas solares termoeléctricas (permiten almacenar la energía en sales fundidas y otras tecnologías en desarrollo), el almacenamiento químico como el hidrógeno o el gas natural sintético.
Autoconsumo: con conexión a red o aislado
El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) explica la diferencia entre uno y otro en su página web. “Una instalación aislada es aquella en la que no existe en ningún momento capacidad física de conexión eléctrica con la red de transporte o distribución, ni directa ni indirectamente, a través de una instalación propia o ajena”. Por tanto, las instalaciones desconectadas de la red mediante dispositivos interruptores o equivalentes no se consideran aisladas.
En el caso del autoconsumo con conexión a red, la definición que ofrece el instituto es la siguiente: “aquella instalación de generación conectada en el interior de una red de un consumidor, que comparte infraestructuras de conexión a la red con un consumidor o que esté unida a este a través de una línea directa y que tenga o pueda tener, en algún momento, conexión eléctrica con la red de transporte o distribución. También tendrá consideración de instalación de generación conectada a la red aquella que está conectada directamente a las redes de transporte o distribución”.
Este artículo se puede leer también en ER220 (abril 2023)