Esta cifra es más del doble de los 4,5 GW registrados en toda Europa para 2022 y muy superior a los 6 GW previstos para 2023.
Según los autores del informe, estos "impresionantes resultados" se deben a una combinación de planes de apoyo y a la mejora de las condiciones del mercado para el almacenamiento. Entre ellas, figura la división entre instalaciones en la parte delantera del contador (FTM, a escala de servicios públicos) y en la parte trasera del contador (BTM, residencial y C&I). En 2023 se completaron alrededor de 2,7 GW de instalaciones FTM, frente a unos 7,3 GW de sistemas BTM instalados.
De acuerdo con Silvestros Vlachopoulos, analista de LCP Delta, la cifra de sistemas BTM es 2,5 veces superior al total de 2,7 GW previsto un año antes. Solo en Alemania, en 2023 se desplegaron más de 500.000 sistemas residenciales. En declaraciones recogidas por el portal Energy Sorage, Vlachopoulos señala que la demanda de almacenamiento en este país “ha sido alta sobre todo tras la invasión rusa de Ucrania y el aumento de los precios de la energía junto con los temores de seguridad energética”. En 2022, sin embargo, “los sistemas de almacenamiento no pudieron venderse y desplegarse con la rapidez suficiente para satisfacer la demanda debido a la escasa disponibilidad de existencias”, explica. Otra dinámica en 2023 fue que el tamaño medio de los sistemas en toda Europa siguió creciendo.
En el caso de Italia, LCP Delta dice que muchos proyectos previstos para entrar en funcionamiento en 2023 sufrieron retrasos debido a factores como los tiempos de espera para la conexión a la red y la incertidumbre normativa y política. En Holanda, las previsiones son que se desbloqueará "mucha capacidad" a medio plazo gracias a la mejora de las condiciones del mercado, mientras que las subastas del mercado de capacidad de Bélgica y Polonia impulsarán los despliegues hacia finales de esta década.
Desajuste entre los países
Según Vlachopoulos, se espera que la duración del almacenamiento de los proyectos de FTM a escala comercial en Europa "crezca muy rápido, muy pronto", con aproximadamente 1,5 horas de duración media para los proyectos de más de 10 MW desplegados en 2023. “Cada vez se construyen más proyectos de dos horas de duración, mientras que en múltiples países se están desarrollando proyectos de cuatro horas”, dice.
Jacopo Topsoni, responsable de políticas de EASE, advierte, no obstante, de que existe un desajuste entre los ritmos de despliegue en los Estados miembros y la cantidad de almacenamiento que se necesitará para cumplir los objetivos de la UE en materia de energías renovables y flexibilidad del sistema eléctrico.
Los responsables políticos nacionales de la UE tendrán "varias herramientas a su disposición" para hacer frente a este desajuste. Por ejemplo, “modificando la normativa para eliminar los obstáculos al despliegue del almacenamiento, introduciendo o reformando los mecanismos del mercado de capacidad, e introduciendo objetivos o estrategias nacionales y estableciendo sistemas de apoyo y subastas específicas para el almacenamiento”, señala Topsoni.
Reforma del mercado eléctrico
Además, está en marcha el proceso de reforma del diseño del mercado eléctrico (EMD) europeo. En relación a ello, Topsoni dice que tanto la Comisión Europea como la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía ACER se han mostrado "firmes" a la hora de eliminar barreras al despliegue del almacenamiento a través de este proceso.
Tras esta reforma, todos los Estados miembros de la UE estarán obligados, a partir de 2027, a evaluar periódicamente la flexibilidad de sus redes eléctricas, lo que en la práctica significa que también deberán establecer objetivos para el almacenamiento de energía, que es una herramienta clave para añadir esa flexibilidad. Los países de la UE podrán entonces introducir sistemas de apoyo para alcanzar esos objetivos.
Esto es muy distinto de la situación actual, en la que sólo un puñado de Estados, como España e Italia, han introducido estrategias u objetivos en torno al almacenamiento. Alemania es otro país que está formulando su propia estrategia. El director de políticas de EASE cree, asimismo, que crear una metodología para evaluar las necesidades de flexibilidad será un reto, y que es esencial que la asociación de operadores de redes, ENTSO-E, y ACER, hagan bien esa parte.