La asociación sin ánimo de lucro Passivhaus afirma que si se tratara de un edificio del mismo tamaño pero construido siguiendo nuestra normativa habría que plantar 1.000 árboles para mitigar su efecto en el medio ambiente hasta reducir su impacto al nivel del generado por un edificio Passivhaus.
Según explica Adelina Uriarte, presidenta de la plataforma, “desde PEP queremos concienciar al sector de la construcción y a las administraciones públicas de la importancia de tomar medidas cuanto antes y avanzar hacia un sistema de construcción que tenga como resultado hogares y edificios más sostenibles, saludables y energéticamente eficientes. Es una cuestión que debería convertirse en una prioridad en todo debate y ejecución de planes urbanísticos para contribuir a mitigar el cambio climático”.
Los edificios –viviendas, oficinas, educativos, de ocio e institucionales– son los responsables de alrededor del 40% de la energía que se consume. Una energía que, según su grado de utilización, su fuente de procedencia y la cantidad de partículas contaminantes que pueda generar su extracción y/o utilización, tiene mayor o menor incidencia en el cambio climático que está sufriendo nuestro planeta.
De acuerdo con la plataforma, una casa con certificación Passivhaus garantiza el consumo casi nulo de energía para la climatización permitiendo un ahorro energético de hasta el 90% frente a un edificio convencional. Además, disminuye sensiblemente la huella de carbono y otros daños ambientales derivados del derroche de energía.
Principios básicos
Una edificación pasiva es un tipo de construcción enfocada a la máxima reducción de la energía necesaria para su climatización, logrando mantener una temperatura constante y confortable mediante la optimización de los recursos existentes.
En este sentido, existen cinco principios básicos para el diseño y la construcción bajo el estándar Passivhaus: aislante térmico de gran espesor, ventanas y vidrios de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, ventilación con recuperador de calor y ausencia de infiltraciones de aire para responder a los criterios de salubridad que exige la normativa.
En cuanto al coste, si bien es cierto que en obra un edificio de estas características puede ser ligeramente superior (entre el 3% y el 8%) al de un edificio “no pasivo”, la diferencia inicial se amortiza, según el tamaño de la edificación, entre los primeros 5 y 10 años de uso, gracias al elevado ahorro en la factura energética que proporciona.
Fundada en 2008, la asociación cuenta actualmetne con cerca de 500 socios repartidos por toda la geografía española.