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La Corriente explora en un bloque de viviendas de Usera cómo serán las comunidades energéticas locales del futuro

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Contrato de Rendimiento Energético, instalación solar fotovoltaica para autoconsumo compartido, comunidad energética local, agregadores de demanda, equipos inteligentes de medición, de detección, de actuación, Empresas de Servicios Energéticos. La Fundación Circe coordina el proyecto europeo frESCO, en el que hay un poco de todo eso (o mucho). La cooperativa La Corriente lo va a implementar en un bloque de viviendas de Usera. Esta es la historia.
La Corriente explora en un bloque de viviendas de Usera cómo serán las comunidades energéticas locales del futuro

La Corriente se define como “una cooperativa madrileña de comercialización de energía eléctrica 100% renovable que, dentro de la economía social y solidaria, apuesta por un modelo energético sostenible y justo”. Es una entidad sin ánimo de lucro, cuyos valores son “la transformación social, el trabajo en red por lo común, la sostenibilidad medioambiental y social, el compromiso con el entorno local, la democracia interna, la transparencia y la participación”. Emplea a 4 personas, cuenta con 597 socios y socias y suministra electricidad a 691 contratos. Para convertirse en socio de la cooperativa hay que aportar cien euros al capital social (“si te vas, te los devolvemos”). La condición de socio significa “ser co-propietaria/o de una empresa energética que apuesta por las renovables en la economía social, por consumir tu propia energía, 100% renovable, formar parte de las decisiones de la cooperativa y participar de la transición hacia un sector energético más democrático y ciudadano”.

La cooperativa La Corriente ofrece los siguientes servicios energéticos: comercialización de electricidad 100% renovable (“estudiaremos tu factura y te asesoraremos –dicen– para ajustar la potencia y la tarifa”); consultoría energética estratégica; infraestructura de recarga de vehículos eléctricos; autoconsumo solar fotovoltaico y térmico; formación ciudadana en materia de energía; y asesoramiento a comunidades energéticas locales.

En lo que a esto último se refiere, La Corriente está metida ahora mismo en la iniciativa europea frESCO, que está siendo financiada por la Comisión Europea en el marco del programa Horizonte 2020. Este proyecto, que coordina la Fundación Circe, va a ser pilotado en 4 países europeos –España, Francia, Croacia y Grecia–, con características complementarias en términos de tipología de construcción, clima, regulación, consumo de energía, activos energéticos, grupos de consumidores, etc. El proyecto consiste grosso modo en impulsar la creación de un nuevo modelo de negocio en el sector residencial mediante la colaboración de agregadores de demanda y empresas de servicios energéticos (Energy Service COmpanies, ESCO).

Concretamente, La Corriente va a trabajar en un bloque de viviendas del modesto barrio madrileño de Usera. El bloque en cuestión fue construido en 1962, tiene cuatro alturas y diez viviendas (habitadas por unidades familiares diversas). La idea es poner en marcha sobre la cubierta del edificio una instalación solar fotovoltaica de diez kilovatios (10 kW) que proveerá de electricidad a las zonas comunes del edificio y, a título individual, a las vecinas y vecinos del inmueble.

Las obras comenzarán “en abril o mayo”. La idea es grosso modo implementar un sistema inteligente, un nuevo tipo de red eléctrica que, manteniendo los elementos de la red eléctrica tradicional, añadirá equipos que permitan la gestión en tiempo real de los consumos eléctricos. “Esta red inteligente supondrá –cuentan– un gran avance en cuanto a gestión de la demanda, gestión de las energías renovables y control del balance de potencia generada y consumida”.

La cooperativa va a desarrollar un espacio virtual para que las personas consumidoras/generadoras de esta comunidad energética tengan la oportunidad de simular escenarios sobre qué ocurriría si ofreciesen un porcentaje de la gestión de su demanda eléctrica a cambio de la obtención de un incentivo económico. Por ejemplo, la comercializadora le propone al cliente que programe la lavadora a las tres de la mañana y le incentiva por ello.

Según Ana Novillo, coordinadora en La Corriente de este proyecto, “de lo que se trata es de visibilizar los hábitos de consumo, para modificarlos y ahorrar. La idea es mostrar cómo se puede ahorrar cambiando de hora los consumos. Así, ahorramos kilovatios hora gracias al autoconsumo, y también ahorramos dinero trasladando nuestro consumo a una hora en la que el kilovatio hora es más barato”. Los desafíos y objetivos del proyecto son, en resumen –apuntan desde La Corriente–, optimizar el aprovechamiento de la producción fotovoltaica, reducir el consumo y probar la flexibilidad de la demanda. El proyecto europeo, que concluye en noviembre de 2023, quiere hacer especial hincapié en cómo combinar la generación compartida (autoproducción, autoconsumo, compartidos) con otros servicios energéticos, así como explorar los procesos de decisión colectiva.

La Fundación Circe coordina el proyecto frESCO. Circe lo explica así
La Contratación de Rendimiento Energético (EPC) es una forma de “financiación creativa” para la mejora del capital que permite financiar las mejoras energéticas a partir de reducciones de costes. Bajo un acuerdo EPC una organización externa (Energy Services COmpany, empresa de servicios energéticos) implementa un proyecto para mejorar la eficiencia energética o la producción de energía renovable y utiliza el flujo de ingresos de los ahorros de costes o los retornos de la energía renovable producida para reembolsar los costos totales del proyecto, incluyendo los de la inversión inicial. Esencialmente, las Empresas de Servicios Energéticos (ESE) no recibirán su pago a menos que el proyecto permita un ahorro de energía como se espera.

El enfoque se basa en la transferencia de los riesgos técnicos del cliente a la ESE, en función de las garantías de rendimiento dadas por la misma. En la Contratación de Rendimiento Energético (EPC), la remuneración de la ESE se basa en el rendimiento demostrado; una medida del rendimiento es, por ejemplo, el nivel de ahorro de energía o los beneficios de un servicio energético. El EPC es un medio para garantizar las mejoras de la infraestructura de las instalaciones que carecen de conocimientos de ingeniería energética, mano de obra o tiempo de gestión, financiación de capital, comprensión del riesgo o información tecnológica. Por lo tanto, los clientes con poco dinero pero con buena solvencia son buenos clientes potenciales para el EPC.

A pesar del gran potencial económico de ahorro de energía en la UE, hoy en día -explica la Fundación Circe- muy pocas ESEs aplican la Contratación de Rendimiento Energético al mercado residencial debido a las siguientes barreras principales que hacen que la aplicación a gran escala del modelo de EPC de las ESE para los edificios residenciales sea particularmente difícil:

• Altos costes de transacción: los periodos de recuperación de la inversión en el marco de los contratos EPC no son atractivos;

• Elevada fragmentación del mercado: existe una enorme población de edificios que se caracterizan por la disponibilidad de una variedad de tecnologías y dispositivos instalados que, o bien no están conectados o -es el caso de los dispositivos “inteligentes”- la diversidad de protocolos de comunicación y la falta de directrices claras de normalización aumentan considerablemente la complejidad de las funciones de recopilación y gestión de datos;

• El dilema propietario/arrendatario: el propietario no tiene motivación económica para reducir los costes de la electricidad, que son pagados por los arrendatarios, lo que hace que las inversiones sean poco atractivas y que los plazos de amortización sean considerablemente elevados;

• Variación de las necesidades y comportamientos individuales que requieren un tratamiento personalizado cuando se trata de la gestión de la energía para evitar perturbaciones en la vida cotidiana y la degradación del nivel de vida;

• Falta de información y conocimientos especializados en el ámbito de los consumidores residenciales en materia de EPC y gestión de la energía y reticencia a participar en una interacción constante con los sistemas domésticos y los proveedores de servicios para maximizar los beneficios de la energía;

• Miedo a depender de contratistas específicos durante un largo período;

• Incapacidad de los inquilinos/propietarios de los hogares para hacer frente a las inversiones iniciales (si es necesario) y falta de subvenciones públicas y de financiación per cápita, especialmente si se tiene en cuenta el escaso atractivo de los planes y servicios típicos de CPE.

Por lo tanto, los nuevos contratos EPC deben desvincularse de los actuales contratos de rendimiento basados en el ahorro y permitir la adaptación a la evolución de las tendencias del mercado energético con la introducción de novedosos planes híbridos que no solo reduzcan los costes, sino que también creen nuevas corrientes de ingresos para los consumidores finales/prosumidores, habilitándolos para que participen en las transacciones energéticas y se conviertan en agentes activos.

Se espera -concluyen desde Circe- que este enfoque reduzca significativamente el periodo de recuperación de las inversiones pertinentes en equipos inteligentes, recursos y activos energéticos distribuidos (por ejemplo, almacenamiento, vehículos eléctricos), aumentando así el atractivo de los modernos Contratos de Rendimiento Energético tanto para el inversor (ESE/agregador) como para el del consumidor (permitiendo también la eliminación del dilema entre inquilino y propietario).

Pues bien, en este contexto, el proyecto frESCO ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención Nº 893857, de 1 de junio de 2020, para llevar a cabo “la próxima generación de EPC sobre la base de modelos empresariales sinérgicos entre agregadores y ESE, servicios energéticos híbridos innovadores que combinen adecuadamente la eficiencia energética y la respuesta a la demanda, disposiciones legales/contractuales claras y bien especificadas y planes de medición y verificación objetivos para garantizar la verificación objetiva de los ahorros y la remuneración justa y transparente de la flexibilidad con arreglo a los principios de los planes de pago por rendimiento”.

Con este objetivo, el consorcio del Proyecto frESCO, bajo la coordinación de Fundación Circe, introducirá una variedad de paquetes de multiservicios que serán proporcionados por las ESE/agrupadores a los consumidores residenciales en el marco de las ofertas ampliadas de Contrato de Rendimiento Energético bajo el principio de Pago por Rendimiento.

Estos paquetes combinarán
• La modernización de edificios y las inversiones para la instalación de equipos inteligentes (medición, detección, actuación), junto con ofertas ampliadas para la instalación de unidades de generación distribuida (FV) y de almacenamiento (baterías);

• Medidas de eficiencia energética, que abarcan la transformación del comportamiento, orientación específica hacia el ahorro de energía, junto con conceptos más avanzados para la medición neta/autoconsumo mediante la automatización inteligente tanto a nivel de edificios como de la comunidad energética local;

• Servicios de flexibilidad (con la introducción de vehículos de almacenamiento y, si se dispone de ellos, eléctricos, como medio para aumentar la flexibilidad);

• Servicios no energéticos (conservación del confort, calidad del aire en interiores, seguridad, bienestar, servicios de notificación de emergencias, etc.).

Los nuevos modelos de negocio de frESCO se demostrarán, como se apuntó, en cuatro pilotos diferentes (España, Francia, Croacia y Grecia) con características complementarias en cuanto a la tipología del edificio (unifamiliar/multifamiliar), el clima, la regulación, el consumo de energía, los activos energéticos, los grupos de consumidores, etcétera, facilitando así la posibilidad de reproducir las soluciones de frESCO en toda Europa.

Desde La Corriente, junto con la Fundación Circe, estudiarán el potencial de este paquete energético integrado, “enfatizando en la exploración de procesos de decisión colectiva y replicabilidad del proyecto entre las socias y los socios de nuestra cooperativa”. Para ello, Lacorriente contará con las viviendas de algunas de las personas socias para facilitar el edificio residencial donde se realizará el piloto de España (barrio de Usera, Madrid). El edificio cuenta con un sistema de calefacción central de gasoil así como bombas individuales de refrigeración para el verano.

El proyecto instalará infraestructura TIC empleando medidores inteligentes, caja de energía, sensores de humedad, presencia y temperatura así como otros sistemas adicionales de control. También se instalarán paneles fotovoltaicos (los mencionados 10 kilovatios) y baterías de propiedad colectiva para impulsar la autoproducción de energía y, en concreto, el autoconsumo colectivo.

El modelo de financiación planteado por La Corriente -explican desde la cooperativa- ha sido decisivo a la hora de contar con la participación de las vecinas y los vecinos en el proyecto. Se ha apostado por una cesión a la cooperativa eléctrica de los excedentes de energía generada y no consumida, durante el período de amortización de la instalación. Transcurrido dicho período, los ingresos de la venta de los excedentes eléctricos, irán íntegros a la comunidad de vecinas y vecinos.

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