En lo que se refiere a la movilidad (al transporte), ganan los golfos (el pérsico, el de Venezuela, el de México). Y lo hacen por goleada, porque el parque móvil nacional, compuesto por más de 26 millones de vehículos, bebe casi exclusivamente crudo (en forma de gasolina, queroseno, gasóil), y porque resulta que la materia prima de la que salen todos esos combustibles procede efectivamente de los territorios susodichos: Venezuela, Irak, Arabia Saudí, México y otras naciones de perfil político controvertido. Pero, en lo que respecta a la electricidad, el principal yacimiento -el viento, el sol... la naturaleza- lo tenemos fronteras adentro. Entre otras cosas, porque no podemos exportarlo (menos mal). El caso es que ese yacimiento -el sol, las aguas, la biomasa, los alisios, el cierzo- ha generado en 2016 hasta el 41,1% de los kilovatios hora que hemos usado en España en este año que ahora acaba. O sea, que ahí las que ganan por goleada son las fuentes limpias.
Nuclear, carbón, gas, cogeneración y residuos, todos por detrás
Por detrás de las energías renovables, se han situado, por este orden, la energía nuclear (en España hay poco más de 7.000 megavatios de potencia nuclear instalados), que ha cubierto el 22% de la demanda de este año; a continuación llega el carbón, que es pasto de las llamas en nuestras más viejas centrales térmicas y que ha generado el 13,7% de los kilovatios hora; después, las centrales térmicas de ciclo combinado que queman gas natural (más de 25.000 megavatios de potencia que han producido apenas el 10,4% de los kilovatios hora que ha necesitado España); la cogeneración, otro 10,1% (actualmente hay en España 6.714 megavatios de potencia en cogeneración; la mayoría trabajan con gas, si bien también los hay que lo hacen con derivados del petróleo, biomasa, etcétera); y los residuos, 1,2%. En fin, que las fuentes renovables de energía -el sol, el agua, el viento y la biomasa- generaron en 2016 hasta el 41,1% de todos los kilovatios hora que demandó España.