La Corte Suprema –la más alta instancia judicial de Estados Unidos– ha acordado suspender de momento la aplicación del "Clean Power Plan" (Plan para una Energía Limpia) elaborado por la Agencia de Protección del Medioambienge (EPA) estadounidense y que impone a las centrales eléctricas la obligación de reducir antes de 2030 sus emisiones de gases de efecto invernadero un 32% en relación a 2005.
Tras conocer la decisión –tomada según la prensa estadounidense con inusitada rapidez–, la Casa Blanca ha emitido un comunicado en el que lamenta la decisión del Alto Tribunal. El portavoz presidencial ha indicado que el Clean Power Plan está fundamentado en una sólida base jurídica , técnica y científica, y da un amplio plazo (de seis años) a los Estados para que desarrollen planes asumibles de reducción de las emisiones de carbono. También ha señalado que el Gobierno seguirá tomando “medidas agresivas para avanzar en la reducción de las emisiones”.
Este plan fue rechazado desde el primer momento por los 29 estados republicanos, en muchos de los cuales impera una fuerte actividad económica ligada a los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas). Su argumento es que estas centrales tendrían que gastar miles de millones de dólares para empezar a cumplir con una regla que podría ser posteriormente derogada y se perderían muchos puestos de trabajo.
La Administración Obama lo considera, por el contrario, esencial para los objetivos de lucha contra el cambio climático suscritos en Paris en diciembre pasado y argumenta, asimismo, que el plan estimulará la creación de puestos de trabajo ligados a las energía limpia. También lo consideran así las organizaciones ecologistas.
Los argumentos de apelación contra la decisión de la Corte serán presentados en junio.