De acuerdo con el informe Utility of the Future –elaborado durante más de dos años por el MIT y el IIT– “existe un amplio abanico de tecnologías emergentes—demanda flexible, almacenamiento de energía, dispositivos inteligentes de control...—que crean nuevas opciones para que el consumo de energía sea eficiente gracias al uso mejorado de la red y un mayor número de sistemas de control”.
Entre estos sistemas de control destaca el de las Energy Boxes. Según Ignacio Pérez Arriaga, investigador principal del informe, profesor en Comillas ICAI y en el MIT, “los consumidores podremos elegir. Gracias a tecnología, habrá dispositivos que estén conectados a una Energy Box, una caja de energía conectada a la nube desde la que se controlen los aparatos eléctricos y que decida qué aparato se pone en marcha y cuál se desconecta en función de las tarifas de la luz en un momento dado”.
La Energy Box también servirá para que unos agregadores puedan acceder, mediante complejos sistemas informáticos, a las instalaciones eléctricas de grandes cantidades de usuarios para actuar en caso de sobrecargas de la red. “Desde una central, un agregador puede acceder a los sistemas eléctricos de miles de hogares para, por ejemplo, desconectar todos los frigoríficos durante un breve periodo de tiempo, aliviando así momentos de sobrecarga de la red”, explica Pérez Arriaga, uno de los mayores expertos mundiales en el ámbito del futuro de la energía eléctrica y su regulación.
Nueva estructura del sector
El estudio analiza lo que pasará cuando gran cantidad de recursos energéticos distribuidos se incorporen al sistema eléctrico. En estos recursos distribuidos se engloban, entre otras tecnologías, los paneles fotovoltaicos, la energía eólica o los coches eléctricos.
Pérez Arriaga destaca, además, que los recursos distribuidos se pueden instalar rápidamente: “en pocos años, los italianos pasaron de 0 a 18 GW de paneles solares fotovoltaicos. Si hay incentivos esto se puede desplegar con gran rapidez”, puntualiza.
Propone, asimismo, un marco de reformas para regular el sector sin que dependa de subida o bajada de precios, y que la generación distribuida y centralizada puedan cooperar. Y anticipa la aparición de más de 150 nuevos modelos de negocio para explotar los recursos distribuidos. Eso sí, para que tengan éxito, “la estructura del sector ha de ser la adecuada y en el mundo mayorista deben poder abrir sus puertas a estas tecnologías”, indica.
“Lo distribuido puede ser un valor adicional, y evitar que haya que reforzar la red, reduciendo las pérdidas”, puntualiza.
Ciberseguridad
La ciberseguridad es otro de los puntos importantes del informe. Sobre este aspecto, Pérez Arriega señala que el que vaya a haber cada vez mayor número de fuentes distribuidas conectadas, dispositivos inteligentes y mercados eléctricos más complejos incrementa la importancia de la ciberseguridad y aumenta la preocupación por los posibles problemas de privacidad.
Porque, como explica, “gracias a la generación distribuida inteligente habrá más puertas de entrada al sistema eléctrico, por lo que hay que implementar estándares regulatorios más robustos para todos los dispositivos conectados”.
El informe Utility of the Future ha contado para su elaboración con un presupuesto de tres millones de dólares y es, de acuerdo con sus autores, totalmente independiente, “alejado de cualquier sesgo partidista”.