Tras haber desarrollado diferentes algoritmos y sistemas de control y haberlos aplicado en campos tan diversos como la robótica, control de motores en máquinas eléctricas y en generadores eólicos, el Grupo de Control Avanzado de la UPV/EHU ha probado que uno de los métodos, un esquema de control deslizante, ofrece buenos resultados también para el control de generadores fotovoltaicos.
"Se trata de un tipo de control innovador, inteligente y robusto ante a las diferentes condiciones del entorno. Las pruebas, además, las hemos llevado a cabo con paneles fotovoltaicos comerciales, por lo que se podría aplicar directamente en el sector", explica Oscar Barambones, responsable de esta área de investigación dentro del grupo.
La principal ventaja que presenta el nuevo sistema de control frente a los sistemas que llevan instalados los generadores actuales es que "permite trabajar a los generadores en su punto de máxima potencia continuamente, en su punto de trabajo óptimo, y así aumenta su eficiencia. Los sistemas de control actuales suelen emplear algoritmos del tipo perturbación/observación, los cuales hacen que el punto de trabajo del generador fotovoltaico esté oscilando continuamente, por lo que no trabaja exactamente en el punto de trabajo óptimo sino que está oscilando en torno a este punto, lo cual hace disminuir su eficiencia", comenta Barambones.
El control deslizante es "apropiado", según Barambones, para sistemas que tienen incertidumbres, caso de los generadores fotovoltaicos: "no siempre hay la misma radiación, pueden pasar nubes, etc., o la carga que se conecta al generador también cambia. Este tipo de control, por sus características, es capaz de sobreponerse a esas incertidumbres, y adaptar el punto de trabajo del generador a las condiciones de cada momento, para que trabaje siempre en su punto óptimo".
No obstante, Barambones reconoce que el sistema tiene ciertas características que "pueden frenar su transferencia al mercado". Entre otras, está el mayor coste que los controles actuales, dado que tienen "mayor coste computacional, es decir, no se pueden implementar en los procesadores de bajo coste, y por ello hace falta procesadores con mayor capacidad de cálculo. Por lo que en muchos casos exigiría cambiar incluso el procesador. Faltaría realizar el cálculo de la diferencia de coste que exigiría y el porcentaje de eficiencia que se incrementaría al implementar estos nuevos esquemas de control".