Kotlajic apunta que el invento “necesitará su tiempo de transición y de mejora, pero la aplicación industrial ya está en curso”. Para ello ha cedido una licencia no exclusiva del uso de esa patente a “una empresa de Barcelona que está probando el primer prototipo ya construido”. Las pruebas técnicas están en curso pero las realizadas hasta ahora demuestran que funciona, según Kotlajic.
La descripción resumida que Kotlajic hace de su “motor de gravedad” es que “se trata de una construcción mecánica original, comparable a un volante de inercia, pero activo en el sentido de aportar fuerza (torque) adicional a la energía propulsora recibida, con el fin de entregar al generador un torque superior en las situaciones de viento de velocidad insuficiente”.
"En sentido científico, se trata de una aplicación concreta de dos teorías: la de “Dinámica de la gravedad” de Nikola Tesla, combinada con la de “Relatividad de espacio en condiciones de la dominante del tiempo”, de Albert Einstein (conocida como “el huevo de Einstein"), que sirven para crear una simulación mecánica del fenómeno espacial de dos órbitas; la exterior, la que está definiendo a la constante del tiempo y la interior, la que es irregular en el sentido de espacio o velocidad, con aceleraciones repetidas en forma de pulsaciones de masa, multiplicada por la aceleración –por ejemplo 20 kg de masa acelera por tres veces, liberando la fuerza adecuada. Repetidas seis veces por segundo, estas pulsaciones producen un efecto de fuerza, diferente en sus valores, pero de un sentido parecido a un motor habitual de combustión, o un efecto comparable al de un martillo neumático, utilizado para romper al hormigón o asfalto".
El uso práctico del invento es “en primer lugar en forma de ‘multiplicador de energía’, que implica responder con mas energía cinética liberada que la energía gastada. La diferencia entre estos dos valores es la energía generada. Y los valores de energía generada son suficientemente altos como para permitir, en sentido económico, su uso práctico”. Las pruebas técnicas realizadas hasta ahora demuestran, según Kotlajic, que el motor de gravedad funciona.
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