La Asociación Española para la Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), en su calidad de gestora del sello ENplus para el pélet en España, dedica una mención especial a las precauciones a tomar en cuanto al monóxido de carbono. En la guía que acaba de publicar se incide en que “siempre que se entre a un almacén se debe ventilar al menos quince minutos, y si la capacidad es de más de diez toneladas se debe llevar un monitor que mida la concentración de CO, obligatorio en algunas legislaciones nacionales”.
En la Guía básica de transporte y almacenamiento de pellets de madera domésticos se resalta la importancia de “garantizar la seguridad en los almacenes cerrados, ya que conlleva un riesgo, así como minimizar el número de intervenciones y respetar unas normas de seguridad”. Según las fuentes consultadas por Energías Renovables, dichas normas no debieron tenerse en cuenta en el accidente que causó la muerte al copropietario de una empresa de mantenimiento de una caldera de biomasa comunitaria en Oviedo.
La concentración de monóxido de carbono saturó los medidores de los bomberos
El martes de la pasada semana tres personas resultaron intoxicadas por la inhalación de monóxido de carbono durante la revisión de una caldera en el barrio ovetense de Ventanielles. Una de ellas fallecía al día siguiente. Según la información recogida por la prensa asturiana, en concreto por La Nueva España, los niveles de monóxido de carbono saturaron los medidores de los bomberos, ya que daban una concentración de 999 partes por millón (ppm), cuando la mayoría de las normativas de salud laboral advierten que una exposición superior a 40 ppm ya es perjudicial.
Diferentes expertos en pélets y su almacenaje presumen que, aparte de no observarse medidas de seguridad apropiadas (ventilar previamente, medir la concentración del gas, utilizar mascarillas…), es posible que los pélets no tuvieran un adecuado almacenamiento y que no existiera una ventilación apropiada, fuera natural o forzada, a través de un extractor de gases hacia el exterior. Desde la prensa asturiana se afirma que un atasco en el tornillo sinfín del sistema de almacenaje impidió la remoción del pélet y facilitó la concentración del gas.
RITE y normativas autonómicas como referencia
En la guía publicada por Avebiom, elaborada por Pablo Rodero y Alicia Mira y que está disponible para su descarga gratuita, recuerdan que “el diseño de un almacén, la logística de pélets o la utilización de un silo son actividades complejas que requieren de multitud de recomendaciones o precauciones”. Recuerdan además que los requisitos indispensables para los sistemas de almacenamiento de biocombustibles sólidos se describen detalladamente en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios ((RITE‐2007) y que algunas comunidades autónomas añaden otros específicoas para edificios alimentados con biomasa.
La importancia de la ausencia de humedad y contaminación de los pélets
En la nota de prensa que presenta la guía se hace expresa mención a las condiciones que debe reunir un almacenaje seguro, que puede ser prefabricado, con silos textiles, depósitos subterráneos o tolvas o de obra (con suelo horizontal o inclinado). “Lo aconsejable es disponer de una capacidad mínima suficiente para cubrir el suministro de biomasa correspondiente a dos semanas de máximo consumo”, puntualizan desde Avebiom.
Pero el requisito más importante que se cita para almacenar pélets en buenas condiciones y sin ninguna pérdida de sus propiedades es la ausencia de humedad. “Si no se puede garantizar –apuntan–, es preferible elegir un almacenamiento prefabricado de tipo silo flexible o depósito subterráneo”, y añaden que los materiales se elegirán de forma apropiada para evitar la contaminación de los pélets por abrasión o desmoronamiento de la pared.
Por último, la guía determina que “al menos cada dos años el almacén debe limpiarse antes de la siguiente entrega (cada dos años si el almacén tiene una capacidad menor de quince toneladas y cada año si la capacidad es mayor de quince toneladas)”.