A pesar de este panorama, agravado por el bajo precio del petróleo y la crisis general, Bicombustibles de Ziérbana ha conseguido poner en funcionamiento su planta, que tiene una capacidad de producción de 200.000 toneladas anuales de biodiésel. La inversión ha rondado los 50 millones de euros y a pleno rendimiento dará empleo a 35 trabajadores.
Críticas por la procedencia de la materia prima
La puesta en marcha de esta instalación no ha evitado las críticas procedentes del ámbito ecologista y de asociaciones de ayuda al desarrollo. Karmele Llano es directora veterinaria de International Animal Rescue Indonesia y vive y denuncia de cerca la deforestación de las selvas de este país asiático provocada por la extensión de los cultivos de palma. “A 12.000 km de esta selva, Euskal Herria ya es cómplice de esta destrucción – afirma–, ya que el cargamento de 3.000 litros de aceite de palma con el que ha echado a andar la planta posiblemente proceda de la masacre ecológica que llevará a la selva de Borneo a la extinción”.
Responsables de Biocombustibles de Ziérbana y de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables afirman que no son ciertas estas acusaciones porque la Unión Europea obliga a que la producción en el continente se haga a partir de materias primas obtenidas de forma sostenible. Desde Ekologistak Martxan insisten en que no puede ser sostenible un biodiésel que para producirlo necesita importar la materia prima desde más de 10.000 kilómetros de distancia.