“Neste, Renewable Energy Group (REG) y Solazyme proporcionarán a UPS diésel renovable”. El entrecomillado corresponde a una noticia de agosto del año pasado, cuando la empresa de logística UPS anunció la firma de tres acuerdos para el suministro de 173 millones de litros de biocarburantes para los próximos tres años. Es, quizá, uno de los últimos contratos que Solazyme cerró dentro de su negocio de biocarburantes a partir de algas.
Ahora TerraVia, antes Solazyme, se anuncia como una empresa “exclusivamente centrada en la alimentación, la nutrición y los ingredientes especiales alimenticios” a partir de las algas. En el comunicado que lanzaron el pasado 11 de marzo, añaden otras líneas de producción, como la nutrición animal y la cosmética. Con respecto a esto último, poco después del comunicado anunciaron un acuerdo con Unilever de 200 millones de dólares (180 millones de euros) para suministrarle aceites de algas para productos de cuidado personal.
Cóctel de causas
Para los biocarburantes, que no se citan expresamente en la postrer nota de prensa salvo como combustibles, TerraVia les abre la puerta de salida agrupándolos en un paquete denominado Solazymes Industrials y afirmando que “tienen una enorme oportunidad de desarrollo dentro de entidades grandes y rentables”. Aquí incluye el negocio de lubricantes y aceites industriales, lo que hace pensar que la bajada de los precios del petróleo está en el origen de la decisión tomada.
Medios especializados como Biofuels International recogen precisamente la bajada de los precios del petróleo como una de las motivaciones esgrimidas por Solazyme para abandonar el trabajo dentro de los biocarburantes avanzados. También citan el cambio de percepción social hacia estos, que han impulsado normativas que limitan la expansión de los de primera generación. Precisamente, esto último, enfocado en la Renewable Fuel Standard de Estados Unidos, se expone como otra causa del abandono.
En el portal Seeking Alpha, analistas como Arthur Frentzel recuerdan la inestabilidad financiera y el vaivén de las acciones que ha sufrido Solazyme, precisamente por estar relacionada con el mercado de los combustibles renovables en un escenario de reducción progresiva del precio del petróleo. No obstante, Frentzel también apunta como causas a la irregular marcha de su planta estrella, la de Moema junto a Bunge en Brasil, la caída de sus acciones y a las demandas interpuestas por los accionistas.
