A principios de 2011, la Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos, una vez sopesadas cuestiones científicas y técnicas, autorizó a que todos los coches y camiones ligeros fabricados a partir de 2001 usen E15. La industria del petróleo ha intentado en varias ocasiones, sin conseguirlo, revocar esta autorización. Con la experiencia de casi cuatro años de vehículos quemando E15, la Life Cycle Associates decidió repasar la literatura científica sobre las consecuencias ambientales y para la salud del uso de este biocarburante en la ciudad de Chicago.
La principal conclusión de este meta-análisis, recogida por el portal Biofuels Journal, es que el E15 reduce la emisión a la atmósfera de dos sustancias que causan cáncer (benceno y 1,3-butadieno), con lo que disminuye en un 6,6% el riesgo de contraer esta enfermedad con respecto al uso del E10. El estudio también destaca que el mismo biocarburante reduce las emisiones de efecto invernadero en un 1,5% en relación al E10 anteriormente autorizado y la formación del esmog fotoquímico y, por extensión, del ozono troposférico asociado a él.
Otro estudio: en São Paulo aumentan los niveles de ozono con el etanol
Según expresan en Biofuels Journal, “estos descubrimientos tienen implicaciones significativas para Chicago, que sufre una mala calidad del aire y el aumento de contaminantes que causan enfermedades, sobre todo en su zona sur”. Sin embargo, meses antes, el portal español especializado en noticias científicas de la agencia Sinc se hacía eco de otra investigación, en este caso de dos científicos de la Universidad Nacional de Singapur y de la Northwestern University (EE UU), que sostiene que el uso del etanol frente a la gasolina aumenta los niveles de contaminación por ozono en la ciudad de São Paulo (Brasil).
Curiosamente, Alberto Salvo, el investigador principal, declaraba a Sinc que “no hay otro lugar en el mundo que permita elaborar un estudio tan detallado dada la excelente red de monitoreo del aire en São Paulo. Las condiciones meteorológicas son moderadas, al contrario que en una ciudad como Londres o Chicago, donde las temperaturas varían sustancialmente durante las diferentes estaciones del año”. Explica que eligieron esta ciudad brasileña por los intervalos que ha vivido en el uso de gasolina con más o menos etanol, y admiten que cuando es menor el uso de este biocarburante aumentan los niveles de óxido de nitrógeno (creador a su vez del ozono troposférico) y monóxido de carbono en la atmósfera local.
Con la gasolina, más dióxido de nitrógeno, también muy nocivo
Los científicos que han estudiado la reacción atmosférica en São Paulo no precisan a partir de qué tipo de mezcla han realizado el estudio, pero aclaraban que la reducción que han observado en los niveles de ozono no debe interpretarse como que la disminución del uso de etanol en pro del consumo de gasolina mejoraría la calidad ambiental, ya que gran parte del ozono perdido se reemplazó con dióxido de nitrógeno (NO2), también muy nocivo.
La investigación del Life Cycle Associate precisa que hay muchos factores que influyen en la formación del ozono troposférico en un cambio a E15, como los niveles de escape de las emisiones, la composición del combustible y la reacción fotoquímica de los componentes del escape. En cualquier caso, insisten en que el potencial de formación del ozono de este etanol conlleva una reducción de los precursores que forman el esmog. El trabajo recoge estudios del Departamento de Energía de Estados Unidos, el National Renewable Energy Laboratory, la California Air Resources Board, el Coordinating Research Council, el Oak Ridge National Laboratory, el Argonne National Laboratory y de la Universidad de Illinois en Chicago.