A finales de agosto de 2014 la planta de Hugoton comenzó a producir etanol celulósico. Con una capacidad de producción de 95 millones de litros al año, se convirtió entonces en la mayor del mundo de estas características y en referencia de los biocarburantes de segunda generación. Poco duró la alegría, ya que un año después Abengoa paraba la factoría y despedía a varios de sus empleados como consecuencia de la entrada en pre-concurso de acreedores de la compañía. A su vez, la instalación aparecía en el plan de reestructuración, cuyo fin último es su venta.
Ahora, dos años después de su apertura comercial, la agencia de noticias Reuter confirma el interés de otra multinacional, esta de los combustibles fósiles, en comprar la planta de Hugoton. Según la agencia, Shell depositó en pasado miércoles, junto a otros documentos, veintiséis millones de dólares (veinticuatro millones de euros) en el tribunal de Kansas que dirime el proceso de quiebra de Abengoa en este estado. Hace unos meses, este portal avanzaba que Ocean Park Advisers, la empresa contratada para vender la planta, tenía claro que en octubre aparecería un comprador, como así ha sido.
Del etanol al fracking
El dinero depositado por Shell sirve como señal preferente de cara a la venta final de la planta. Una portavoz de la compañía, Natalie Mazey, citada por Reuters, asegura que “este movimiento está en línea con la estrategia de Shell de desarrollar biocarburantes que utilizan materias primas sostenibles”. En Río de Janeiro (Brasil) trabajan en la investigación para desarrollar un gran complejo de energías renovables que incluye una planta para producir biocarburantes a partir de posos de café.
Pero hasta la fecha, solo una planta en Brasil de bioetanol de caña de azúcar, que explota conjuntamente con el gigante del etanol de ese país, Cosan, forma parte de la cartera de biocarburantes de Shell, compañía más centrada en los combustilbles fósiles. Precisamente, en septiembre de este año tuvo que reconocer y lamentar, junto a ExxonMobil, que las perforaciones para la explotación de gas natural, similares a las realizadas con las técnicas de fracking, causaron varios seísmos en Groningen (Países Bajos).